La primera ministra británica, Theresa May, suscitó dudas sobre proyectos de infraestructura de cientos de miles de millones de libras esterlinas al posponer la decisión sobre la primera planta nuclear nueva en el Reino Unido en una generación mientras el país se prepara para un futuro fuera de la Unión Europea.
Entre los planes de construcción de transporte y energía que quedaron en suspenso por la decisión británica de abandonar la UE hay una línea de tren de alta velocidad entre Londres y el norte de Inglaterra, una expansión de la capacidad aeroportuaria, mejoras en el tránsito urbano y la central nuclear de Hinkley Point.
Los proyectos apuntan a reforzar la chirriante infraestructura del Reino Unido, que según los economistas frena el avance de la productividad. Los líderes empresariales, preocupados por los efectos económicos del Brexit y el desgaste de las carreteras, vías férreas y recursos de generación de energía del país, reaccionaron con alarma el jueves, cuando el Gobierno dijo que pospondría una decisión sobre la planta nuclear de 18.000 millones de libras (US$24.000 millones) hasta el otoño boreal.
“Sabemos que una de las mejores formas de estimular la economía son los proyectos de infraestructura”, dijo Paul Drechsler, presidente de la Confederación de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés). “Si la vida después del Brexit es más complicada, entonces la mejor forma de mitigar los riesgos de caída son las inversiones en infraestructura”.
‘Estrategia adecuada’
En un discurso pronunciado dos días antes de convertirse en primera ministra, May llamó a adoptar una “estrategia industrial adecuada” y sugirió que el Tesoro británico debería emitir bonos de proyectos para financiar la infraestructura. Pero el gasto en obras públicas podría cargar las forzadas finanzas públicas en un momento en el que las agencias de calificación crediticia rebajaron la nota del crédito británico.
La capacidad del Reino Unido para gastar 405.000 millones de libras en proyectos en cartera antes del triunfo del Brexit depende de cuánto sufra la economía, dijo Tony Travers, profesor de la London School of Economics.
Antes que se pospusiera Hinkley Point, el Gobierno del ex primer ministro David Cameron postergó para el otoño boreal una decisión sobre la expansión de Heathrow o Gatwick, los aeropuertos de Londres, que podría costar hasta 18.600 millones de libras. Grupos empresariales y las aerolíneas dicen que se necesita una nueva pista de aterrizaje en uno de los aeropuertos para mantener la competitividad del país, pero grupos ecologistas y otros se oponen.
Con información de El Expectador