El martes 23 de julio, durante uno de los actos de campaña, Nicolás Maduro cuestionó los sistemas electorales de Colombia y Brasil, afirmando que en esos países “no auditan ni un acta”.
“Tenemos el mejor sistema electoral del mundo, tiene 16 auditorías y se hace una auditoría en caliente del 54% de las mesas. ¿En qué otra parte del mundo hacen eso? ¿En Estados Unidos? Es inauditable el sistema electoral. ¿En Brasil? No auditan ni un acta. ¿En Colombia? No auditan ni un acta, en Venezuela auditamos el 54%”, afirmó Maduro en un mitin.
La respuesta por parte del Tribunal Superior Electoral de Brasil no se hizo esperar.
“Ante las declaraciones falsas contra las máquinas de votación electrónica brasileñas, que, contrariamente a lo que afirman las autoridades venezolanas, son auditables y seguras, el Tribunal Superior Electoral no enviará técnicos para responder a una invitación hecha por la Comisión Nacional Electoral de ese país para monitorear las elecciones del próximo domingo”, declaró el organismo brasilero en un comunicado respuesta a tales acusaciones.
El TSE aseguró que “no admite que, interna o externamente, mediante declaraciones o actos irrespetuosos con la equidad del proceso electoral brasileño, se atente contra la seriedad y la integridad de las elecciones y de las máquinas de votación electrónica en Brasil, descalificado con mentiras”.
Maduro reaccionó a las declaraciones de Lula
La crítica se produjo después de que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmara que “Maduro tiene que aprender que cuando uno gana se queda, y cuando pierde se va y se prepara para otras elecciones”.
En declaraciones a medios internacionales el lunes, Lula expresó su preocupación cuando Maduro mencionó que si pierde las elecciones del domingo habrá “un baño de sangre”.
Lula, quien ha manifestado sus diferencias con el mandatario venezolano en los últimos meses, agregó que en democracia “el que pierde se lleva un baño de votos, no un baño de sangre”.
La semana pasada, el TSE de Brasil había cambiado su decisión inicial y aceptó enviar a dos observadores a las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela.
Se trataba de la directora de la Asesoría de Gestión Electoral del TSE, Sandra Damiani, y del jefe de la Coordinación de Sistemas Electorales, José de Melo Cruz.
Sin embargo, tras los recientes cuestionamientos de Maduro, esta decisión fue revertida y el envío de la misión electoral quedó suspendido.