Las elecciones municipales del Reino Unido, en las que se eligen centenares de concejales y representantes locales, son siempre un voto de castigo para el partido en el poder.
Apolinar Martínez/El Político
Se interpretan más como un desahogo de los electores que como un pronóstico para los comicios generales.
Pero si se acepta que dibujan un estado de ánimo, el de muchos conservadores es de profunda irritación con Boris Johnson.
Con los resultados en casi la mitad de los 200 ayuntamientos que convocaron este jueves a las urnas, la formación del primer ministro se encamina a una pérdida aproximada de casi trescientos puestos.
Un duro golpe, aunque por debajo de los 800 que vaticinaban algunos sondeos.
Barrido en Londres
El batacazo, con todo el simbolismo que supone, ha ocurrido en tres barrios de Londres: Wandsworth, Westminster y Barnet, gobernados por los conservadores desde hace casi medio siglo.
El primero fue siempre el preferido de Margaret Thatcher, donde los impuestos locales eran más bajos y el respaldo a La Dama de Hierro, constante; el segundo aloja el Parlamento, el Ejecutivo y todas las instituciones del poder central británico.
El tercero, Barnet, acoge una importante población judía, y la victoria supone una cierta redención para el Partido Laborista, después de años de turbulencias por las acusaciones de antisemitismo en su seno.
La capital británica ha sido un semillero de rechazo a Johnson y sus políticas en los últimos años por culpa del Brexit, pero el hecho de sufrir un varapalo de esta dimensión en la ciudad donde fue alcalde durante ocho años, y cosechó gran parte de su popularidad política, es un aviso serio.
Una noche dura, admite Boris Johnson
La derrota de Londres no se ha visto reflejada en el resto de Inglaterra, donde los conservadores parecen aguantar el tipo mejor de lo previsto, incluso en aquellas zonas del norte, con tradicional voto de izquierdas, el llamado muro rojo, que logró conquistar Johnson en 2019.
“Ha sido una noche dura en algunas zonas del país, pero en otras hemos podido ver avances del Partido Conservador, incluso en lugares donde llevaba mucho tiempo sin obtener votos”, ha dicho Johnson, en un intento de restar dramatismo a unas elecciones locales que siempre penalizan al ocupante de Downing Street.