Con la ayuda de perros de rescate, los bomberos buscaban este jueves otras víctimas de los furiosos incendios en California, que ya mataron a una treintena de personas y no parecen ceder. AFP
Vientos secos y casi huracanados azotan la región del vino, obstaculizando los esfuerzos de los miles de bomberos de todo el país que tratan de contener los 22 focos que han arrasado con 68.800 hectáreas.
El saldo de fallecidos subió a 27, pero las autoridades estiman que continuará aumentando.
El sheriff del condado de Sonoma -de los más afectados- dijo que recibieron 1.000 reportes de personas desaparecidas -algunos cree pueden estar duplicados-, de los cuales 600 ya aparecieron a salvo. Espera que el resto no haya podido comunicarse por el colapso en las redes y que estén bien.
Pero indicó que los cuerpos de rescate entraron en la "fase de recuperación". "Tenemos perros de búsqueda que básicamente siente el aroma de los cuerpos y nos ayudan a encontrarlos".
Giordano advirtió que será "un proceso lento" pues los incendios se mantienen activos, complicando la identificación de las víctimas.
"Hemos encontrado cadáveres completamente intactos y cuerpos que no serán más que cenizas y huesos", dijo en una rueda de prensa.
Mientras se realizan las búsquedas, se ordenó la evacuación de ciudades de los condados de Sonoma y Napa, muy golpeados por las llamas con miles de hogares destruidos.
Las evacuaciones en Santa Rosa, también en Sonoma, afectaron a unas 175.000 personas. Al final, barrios enteros quedaron reducidos a cenizas.
– "Vegetación explosiva" –
El servicio nacional del clima pronosticó en algunas áreas vientos de hasta 80 km/h y que las "condiciones climáticas críticas para un incendio" continuarán durante el fin de semana.
"Esto quiere decir que los incendios seguirán expandiéndose de manera errática. Tienen el potencial de cambiar de dirección en cualquier momento", dijo el jefe de los bomberos de California (Cal Fire), Ken Pimlott.
"Estamos lejos de terminar con esta catástrofe", añadió Pimlott, que el miércoles dijo que los efectos de una sequía de cinco años se traducen en una "vegetación explosiva".
Cientos de equipos de bomberos de estados vecinos y el resto del país se movilizaban a California para ayudar en el combate de esta tormenta de fuego.
Un oficial del servicio de emergencia indicó que se estudia traer bomberos de Australia.
"A cada hora ponemos más recursos en acción", indicó Pimlott.
Más de 3.500 casas y comercios quedaron destruidas, incluidas varias bodegas en Sonoma y Napa, corazón de la producción de vino en California.
El presidente Donald Trump declaró estado de desastre mayor en California, liberando fondos y recursos federales para encarar la situación, mientras que el gobernador, Jerry Brown, declaró estado de emergencia en ocho condados.
"He estado en Cal Fire 30 años y he visto llamas grandes, pero esto es extraordinario, tener tantas, tan grandes y moviéndose tan rápido", dijo a la AFP, el veterano bombero David Shew.
Michael Desmond es uno de los cientos de residentes del barrio Coffey Park de Santa Rosa que perdieron sus casas.
"Me siento violado, como asaltado por un ladrón", dijo este hombre de 63 años mientras observaba los escombros de lo que una vez fue la casa donde creció.
Entre las bodegas más perjudicadas de la zona están William Hill Estate Winery, Signorello Vineyards, Stags’ Leap y Chimney Rock.
Los incendios forestales son comunes en el oeste de Estados Unidos durante la estación de sequía en los meses más calientes, pero este año están entre lo más letales de la historia.
El incendio en el parque Griffith en Los Ángeles en 1933 mató al menos a 29 personas y 25 murieron en el de Oakland Hills dos años antes.