En una transmisión en directo en sus redes sociales, el presidente Jair Bolsonaro manifestó su extrañeza sobre el cambio que se produjo en las tendencias del vencedor durante el escrutinio y dio a entender que parecía fruto de un algoritmo programado.
El Político
De esta manera, el aspirante a la reelección presidencial en Brasil sembró este miércoles dudas sobre el escrutinio de las elecciones del domingo en Brasil, en las que quedó segundo detrás del líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva, al recordar que los lideró gran parte del tiempo antes de que favorecieran a su rival, reportó ListinDiario.
"Parece que si tuviéramos otros cinco minutos más de escrutinio, nuestro oponente habría garantizado la elección en la primera vuelta (al obtener más de la mitad de los votos)", dijo el jefe de Estado.
– Contra tudo e contra todos, tivemos no 1° turno de 2022 uma votação mais expressiva do que aquela que tivemos em 2018. Foram quase 2 milhões de votos a mais! Também elegemos as maiores bancadas da Câmara e do Senado, o que era a nossa maior prioridade neste primeiro momento.
— Jair M. Bolsonaro 2️⃣2️⃣ (@jairbolsonaro) October 3, 2022
En contexto
El NYT plantea que durante meses, encuestadores y analistas habían dicho que el presidente Jair Bolsonaro estaba condenado.
Agrega el reconocido medio estadounidense que Bolsonaro se enfrentó a una desventaja amplia e inquebrantable en la contienda presidencial de Brasil.
Y añade: "En las últimas semanas, las encuestas sugirieron que incluso podría perder en la primera ronda, con lo que habría concluido su presidencia después de solo un mandato".
Aunque el contendiente, Luiz Inácio Lula da Silva, un expresidente de izquierda, terminó la noche con más votos, Bolsonaro superó con creces los pronósticos y envió la contienda a una segunda vuelta.
Da Silva recibió el 48,4 por ciento de los votos el domingo, frente al 43,23 por ciento de Bolsonaro, con el 99,87 por ciento de los votos contados. Lula da Silva necesitaba superar el 50 por ciento para ser elegido presidente en la primera vuelta.
Alto nivel de crispación política
Durante la campaña, Bolsonaro planteó los comicios como "una lucha del bien contra el mal", se presentó como garante de los valores conservadores y cristianos, y se refirió a Lula como un "ladrón" que puede llevar a Brasil hacia un socialismo como el de Venezuela.
Por ello, Bolsonaro ha sido acusado de incitar la violencia política, con frases como la que lanzó en mayo al hablar de las alianzas de sus rivales: "Es bueno, un tiro solo mata a todo el mundo, o una granadita".
El mandatario brasileño ha negado que sus palabras estimulen la violencia, señaló BBC.
Pero Lula lo responsabilizó por el homicidio de un simpatizante suyo que, según la policía, fue apuñalado en agosto por un seguidor del presidente tras una discusión política en un área rural del estado de Mato Grosso.
Vale recordar que en julio, un militante del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula fue asesinado a tiros por un policía que irrumpió en su fiesta de cumpleaños que homenajeaba al expresidente y gritó: "¡Aquí somos de Bolsonaro!"
¿Qué sigue?
Lula, con el 48,4 % de los votos válidos, tendrá que medirse ahora a Bolsonaro, que obtuvo un 43,2 %, en un balotaje previsto para el 30 de octubre para definir la Presidencia de Brasil.
Un dato a considerar es que Bolsonaro lideró la votación durante la mayor parte del tiempo y llegó a estar con cuatro puntos porcentuales de ventaja, y Lula tan sólo apareció en el primer lugar con el 70 % de los votos escrutado y terminó venciendo con una ventaja de cinco puntos.
Sospechas de fraude
Bolsonaro citó las elecciones de 2014, en las que la ahijada política de Lula, Dilma Rousseff, venció al centrista Aecio Neves por una estrecha diferencia y tras igualmente comenzar perdiendo, y recordó las sospechas de fraude que surgieron entonces.
"Hasta el gráfico de la evolución (del escrutinio) teniendo en cuenta el porcentaje de votos que era computado mostró una figura geométrica uniforme, muy típica de algoritmos y muy parecida a la de 2014, cuando Aecio Neves fue derrotado", manifestó.
El presidente, sin embargo, no llegó a poner en duda la transparencia del sistema electoral brasileño -como lo venía haciendo antes de las elecciones- ni a desconocer el resultado del escrutinio, lo que se temía que podía ocurrir si perdía.
"Tuvimos el escrutinio y algunos problemas aparecieron, pero ya dejamos atrás esos problemas", afirmó.
Críticas a las encuestadoras
El jefe de Estado también criticó las firmas encuestadoras, que llegaron a prever la elección de Lula en la primera vuelta, y las acusó de haber intentado manipular a los electores.
Las últimas encuestas antes de las elecciones preveían que Lula obtendría más de la mitad de los votos y le sacaría una ventaja de 14 puntos a Bolsonaro, y ninguna percibió la fuerza que tuvo el jefe de Estado.
Venciendo los pronósticos
"Fue un escándalo lo de los sondeos, que realmente influyeron en el resultado de las elecciones. Todas las encuestas se equivocaron y eso induce al elector a votar en el que las lidera. Todos se equivocaron contra mí. Está claro que fue de mala fe para atender intereses de quien financiaba las encuestas", afirmó.
En esa línea, Bolsonaro le dijo a los periodistas el domingo en la noche que “superó las mentiras” de las encuestas y que sentía que ahora tenía una ventaja en la segunda vuelta.
Incluso con los resultados favorables, también sugirió que podría haber habido fraude y advirtió que esperaría a que los militares verificaran los resultados, informó NYTimes.
“Siempre existe la posibilidad de que suceda algo anormal en un sistema completamente computarizado”, dijo.
Durante meses, Bolsonaro había dicho que las encuestas estaban subestimando su apoyo y como evidencia apuntaba a sus enormes mítines.
Sin embargo, todas las encuestas confiables lo mostraban en desventaja. El domingo quedó claro que tenía razón.
Con la mayoría de los votos contados, se desempeñó mejor en los 27 estados de Brasil de lo que Ipec, una de las encuestadoras más prestigiosas de Brasil, había pronosticado un día antes de las elecciones.