Jair Bolsonaro no oculta su aversión hacia el Gobierno cubano, al que no duda en tildar de "dictadura comunista" y al que ha acusado de promover un régimen de esclavitud. El deterioro de las relaciones bilaterales se remonta a la crisis de los médicos, que estalló en noviembre de 2018, cuando Cuba retiró a los más de 11.000 médicos del programa "Más Médicos" en Brasil, ante las amenazas de Bolsonaro de cancelar esa iniciativa .
El Político
Brasil por primera vez muestra su apoyo a los estadounidenses en la votación de la Asamblea General de la ONU que pidió el jueves una vez másel fin del embargo estadounidense contra Cuba, aprobando una resolución apoyada por 187 de los 193 Estados miembros.
Deslinde de Argentina
El triunfo del peronismo en la figura de Alberto Fernández le ha servido a Bolsonaro para deslindarse de Argentina, lo cual facilitará también su alejamiento y compromisos con el bloque del Sur.
Bolsonaro publicó un video de la TV argentina para destacar la economía de Brasil. Compartió un fragmento del programa Animales Sueltos, en el que destacan la magnitud de la economía brasilera en relación con la de Argentina.
Después de haber borrado un tuit en el que señaló que tres empresas multinacionales dejaban Argentina para instalarse en Brasil, el presidente de ese país Jair Bolsonaro redobló la apuesta y compartió un fragmento del programa Animales Sueltos para dar cuenta de la magnitud de la economía de su país.
Ese informe, que expone las diferencias entre las economías de ambos países, lleva como título "El verdadero Motivo de la pelea entre Bolsonaro y Alberto".
Cambios en la política ecónomica
Hace un año, durante la campaña electoral que lo llevó al poder, ofreció un mayor acercamiento a Estados Unidos, Israel e Italia; criticó a China y a todos los regímenes asociados con el comunismo y distanciameitno del Mercosur como un bloque demasiado ideologizado.
En línea con Donald Trump, prefiere las negociaciones bilaterales en detrimento de los esquemas multilaterales, se manifestó favorable a mudar la embajada a Jerusalén, a salirse del Acuerdo de París sobre cambio climático, a romper relaciones con Cuba y a incrementar las sanciones a Venezuela.
Al nombrar a su ministro de Relaciones Exteriores, el diplomático Ernesto Araújo, Bolsonaro expresó, en tono refundador, que la política exterior debía acompañar el momento de regeneración que vive hoy Brasil.
Para un país periférico como Brasilel bilateralismo suele ser utilizado como una vía para obtener relaciones «especiales» con las potencias.
Americanismo y desamericanización
La política exterior bolsonarista gira en torno a dos ejes, acercamiento a los Estados Unidos y el deslinde de Suramérica.
El americanismo refiere a una tradición diplomática que tiene como principio central lograr una relación privilegiada con Estados Unidos. La desamericanización originada en la época del Imperio, esta idea propone un distanciamiento de Brasil de la región.
Según explica Clodoaldo Bueno, el paso a la República en 1889 estuvo caracterizado por un movimiento de «americanización» de las relaciones exteriores, cuyo objetivo central era desarticular la concepción de que Brasil representaba una excepción en América del Sur, debido a su carácter monárquico y lusitano. A raíz de ello, debía privilegiarse el vínculo con Europa y Estados Unidos y evitar estrechar relaciones con los países vecinos.
Bolsonaro, en este caso, propone una desamericanización al entender la región como un ambiente que atenta contra valores «esenciales» de la sociedad, como la libertad, el libre mercado y la familia. «aislar» a Brasil de los países vecinos y de la intromisión de instancias como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) –«un lugar de reunión de comunistas»– o el Foro de San Pablo, señalado como responsable del aumento de la criminalidad y del debilitamiento de las instituciones democráticas.
La reconstitución del eje Washington-Brasilia será un factor que, sin dudas, reordenará el escenario regional y tendrá implicancioness globales.
Desde que llegó Trump a la Casa Blanca, la política estadounidense hacia América Latina se ha centrado en contrarrestar la expansión de China y Rusia. En este marco, Trump creyó haber encontrado en Bolsonaro un aliado en su disputa global con China. El Presidente brasileño sostuvo que «China no está comprando en Brasil sino que está comprando Brasil».
Luego, viajó a Taiwán y dejó en claro que pretendía romper los vínculos de «amistad con regímenes comunistas» desarrollados por los gobiernos anteriores.
Sin embargo, China es el principal destino de las exportaciones brasileñas. La balanza comercial es, además, superavitaria para el país sudamericano, y sus principales beneficiarios son sectores económicos que conforman el núcleo duro del bolsonarismo, como el agronegocio y la minería.
Desde que ganó las elecciones ha impuesto el pragmatismo, ante la realidad de una relación bilateral que se asienta en un intercambio comercial de casi 99.000 millones de dólares en 2018 con un superávit de casi 30.000 millones para Brasil, según las cifras oficiales. En lo que va de año y hasta septiembre, 72.800 millones de dólares, con un superávit favorable a Brasil de 19.600 millones. El doble que con su segundo socio y ahora aliado preferente, Estados Unidos, según Forbes
Mi amigo XI
Brasil está interesado en aumentar sus exportaciones a China, especialmente en el ámbito de productos agrícolas, y en captar inversiones para sus privatizaciones de empresas públicas y en el sector de infraestructuras. China es el noveno inversor en Brasil con un interés destacado en infraestructuras y energía, lo cual lo hace teóricamente aún más interesante para este Gobierno que ha promovido licitaciones en ambos sectores.
En su reunión con el presidente chino, Xi Jinping, en el Gran Palacio del Pueblo, Bolsonaro invitó a China a participar en la subasta masiva de gas y petróleo prevista para este mes de noviembre, la primera de su gobierno y de la que se espera que genere más de 100.000 millones de dólares. “China no puede dejar de estar”, insistió.
En total, ambos mandatarios suscribieron ocho acuerdos de cooperación, en áreas desde la carne bovina procesada a las energías renovables. También para facilitar los trámites aduaneros mutuos, facilitar los contactos entre sus respectivos ministerios de Exteriores y el intercambio de estudiantes.
La secretaria brasileña de Agricultura ha expresado su esperanza de que China certifique más plantas de producción de carne en Brasil que puedan exportar al país asiático.
Para Pekín, la relación con Brasil también es importante: su principal socio en América Latina, aliado dentro de los BRICS, pendiente aún de decidir sus alianzas para la construcción de sus redes 5G, importante alternativa para el suministro de productos como la soja o la carne en plena guerra comercial con Estados Unidos están en juego.
Brasil eximirá de la necesidad de visado para los turistas chinos. Aspira a que el turismo pase a representar el 10% de su PIB, frente al 6% actual y China es fundamental para conseguirlo. Aunque es el país que más visitantes envía al exterior —este año viajaron al extranjero 150 millones de ciudadanos—, hasta ahora solo llegan a Brasil 60.000 de ellos, una cifra manifiestamente mejorable.
Estados Unidos en primer lugar
El acercamiento a China se da sin desentenderse del aliado principal, mientras los argentinos saben que puede tener peligrosos efectos sobre la seguridad regional.
Las acciones de cooperación iniciadas durante la gestión de Michel Temer, que van desde la posible cesión de la base militar de Alcântara hasta la realización de ejercicios conjuntos en el Amazonas.
Brasil, junto con Colombia, en uno de los principales socios de Washington en la lucha contra las «nuevas amenazas», como el narcotráfico y el terrorismo. Esta alianza se evidenció en las votaciones de la ONU sobre el embargo cubano.
De espaldas a Venezuela
Brasil apoya las sanciones promovidas por mas de cincuenta países contra el régimen de Nicolás Maduro y apuesta por un mayor aislamiento de Caracas. Figuras cercanas a Bolsonaro, como el asesor de política exterior, Luiz Philippe de Orléans-Braganza o el propio hermano del presidente han hecho declaraciones públicas favorables respecto de una intervención internacional. Pero aun sin llegar al extremo de una acción militar directa, lo cierto es que, en un contexto de crisis económica, agitar el fantasma de una amenaza externa le permitiría tanto a Maduro como a Bolsonaro mantener un mínimo de cohesión interna.
La posibilidad de un conflicto armado con Caracas, además, podría ser una buena excusa para movilizar tropas a los estados del norte y nordeste, bastión electoral y territorial del Partido de los Trabajadores (PT).
Ha bajado la popularidad
Bolsonaro llegó al Palacio del Planalto sin necesidad de acordar con ninguno de los partidos tradicionales y en abierto enfrentamiento con los seguidores de Lula Da Silva, ex presidente preso, pero que podría salir pronto de la cárcel.
Un Lula agotado y una izquierda desmembrada no ofrecen una polarización como la aparecida en Chile, Ecuador o Bolivia.
Bolsonaro prefiere dedicarse a mejorar la economía brasileña que ha perdido competitividad frente a países como la India, China y el bloque de la Unión Europea. Para eso requiere abrir y desregular la economía, eliminar subsidios proteccionistas, liberalizar el comercio exterior, flexibilizar el mercado de trabajo e insertarse en las cadenas globales de valor. Este paquete de medidas implica que no habrá lugar para todos: solo sobrevivirán quienes se puedan adaptar a una competencia sin tutelajes estatales.
Aspira “salvar a la industria brasileña, a pesar de los industriales que se atrincheran en el proteccionismo estatal», sin embargo, la explosión juvenil y popular en Chile podrían advertirle que hay sectores que requieren protección y subsidios directos como vía para garantizar la paz social.
Divorcio del Mercosur
El Mercosur dejó de ser visto como el hábitat más propicio para el crecimiento de Brasil. La preferencia, ahora, es suscribir tratados bilaterales con países extrarregionales.
En la práctica, avanzar en estos términos significa dinamitar la unión aduanera y retrotraer el bloque a una mera zona de libre comercio.
Una estrategia internacional más orientada a insertarse en los mercados globales que a fortalecer el mercado regional, como propone hoy la Alianza del Pacífico.
Tocará al resto de los países del cono sur, encontrar nuevas rutas, o esperar el fracaso de Bolsonaro.
Con información de Nueva Sociedad, BBC, Forbes, Herald