Después de superadas las primeras restricciones generadas por el COVID-19, Bolivia se convirtió en un destino para los venezolanos que huyen de la crisis humanitaria provocada por el régimen de Nicolás Maduro.
El Político
Lo cierto es que los estrictos controles migratorios para el ingreso de las personas venezolanas a países como Chile o Perú han generado que esa población vea en Bolivia un destino y ya no solo un lugar de tránsito para buscar mejores días tras recorrer kilómetros a pie, en mula o en autobús desde su nación.
Cientos de miles de migrantes venezolanos siguen distribuyéndose obligadamente en varias naciones suramericanas, debido a la crisis socioeconómica en su país natal, reportó 1erInforme.
Varios de estos destinos hicieron más estrictos los controles fronterizos para llegar a países como Chile o Perú.
Ante esta situación, Bolivia, que antes era visto como un país de tránsito, emerge como un destino para los venezolanos que huyen del régimen madurista.
Según cálculos hasta el momento, Bolivia acoge a unos 18.940 venezolanos, entre migrantes y refugiados. La data surge de la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela.
Por su parte,, la defensora del Pueblo interina de Bolivia, Nadia Cruz, dijo recientemente a la agencia EFE que despué de la pandemia del Covid-19 la situación comenzó a cambiar.
Por qué Bolivia emerge como un nuevo destino para los migrantes venezolanos https://t.co/u0kXA9BY1G
— Casto Ocando-Primer Informe (@cocando) April 18, 2022
La funcionaria dijo que algunas normas favorecen a la población venezolana, como la que les ayuda a regularizar sus papeles y los de sus hijos.
Además de otra que les exonera del pago de multas por su situación irregular.
Cruz dijo que Bolivia «no tiene la misma crisis» migratoria que otros países de Latinoamérica.
También explicó que esa nación andina ha dado pasos importantes para que la población migrante proveniente de Venezuela se sienta cada día más acogida y resguardada.
Xenofobia y tráfico
La funcionaria boliviana también explicó que pese a la buena voluntad de la nación andina, también existen puntos negativos que han surgido dentro del fenómeno migrante venezolano.
Dijo que identificaron una «estigmatización» y xenofobia hacia los venezolanos en el país.
Además de que son vulnerables a graves situaciones como la «movilidad humana» por pasos fronterizos irregulares.
No obstante, se ha identificado una «estigmatización» y xenofobia hacia los venezolanos en el país y además que son vulnerables a otras situaciones como la «movilidad humana» por pasos fronterizos irregulares, indicó.
También señaló que se identificaron redes de «trata y tráfico» de personas que operan en la frontera boliviana y hacen pasar grupos de venezolanos hacia Chile por lugares no autorizados.
Los que se van
Uno de los pasos bolivianos más usados para llegar al norte chileno es Pisiga, un pueblo fronterizo a más de 460 kilómetros de La Paz, con un paisaje semidesértico y climas tan extremos como un frío gélido por la noche y un sol abrasador durante el día.
Héctor Arango, de 32 años, llegó caminando hasta Pisiga junto a un grupo de amigos y un niño de no más de 10 años, todos venezolanos que salieron hace dos meses desde Maracaibo.
Héctor contó a Efe que antes pasó a pie y en algunos lugares en mula por Colombia, Ecuador y Perú, donde una de las muchachas que viaja con ellos dio a luz a una niña.
«Imagínese, hay que echarle ganas, solamente eso porque si uno se queda en Venezuela es peor, se muere y no hay medicinas, no hay comida, no hay trabajo, no hay dinero para nada», declaró.
La meta para este grupo es Chile, a sabiendas de que no la tendrán fácil pues el paso por vía terrestre a ese país está permitido solamente a sus nacionales y a extranjeros con residencia legal.
En Pisiga la actividad es intensa en el día y se ve en sus calles a muchos venezolanos, las mujeres y niños descansando en las aceras y algunos hombres se reúnen en grupos cerca de la carretera para hablar con lugareños que les prometen hacerles llegar a Chile a cambio de dinero.
Todos evitan a los periodistas, y quienes se animan a hablar cuentan «off the record» los vox populi que se oyen por allí, como lo de los «coyotes» que llevan de noche a los venezolanos del otro lado de la frontera evadiendo el control oficial y la profunda zanja cavada por Chile en el límite entre ambos países.
La gente se aventura a pasar ilegalmente pese a los riesgos y los reportes que indican que en el último año más de una veintena de personas fallecieron en ese intento por las inclemencias climáticas.