No son positivas las noticias que emite el Banco Mundial (BM) sobre la economía. Afirma que el crecimiento de la economía mundial registrará una “ralentización pronunciada” entre 2022 y 2023.
Mario Beroes/El Político.-
Unido a esto, la economía pasará del 5,5 % de 2021 al 4,1 % este año y al 3,2% en el siguiente.
Más años duros
El organismo mundial en su informe de apertura anual sobre la evolución de la economía en los próximos dos años, publicado en su página web, consideró que la demanda de los consumidores acumulada durante la pandemia “se disipará” en paralelo a los apoyos fiscales y monetarios a los que varias economías recurrieron en 2020 y 2021, lo que contribuirá a la reducción en el ritmo de crecimiento.
“Tras una fuerte recuperación en 2021, la economía global está entrando en una desaceleración pronunciada en medio de amenazas como las variantes de la covid-19 y una subida de la inflación, la deuda y las desigualdades en ingresos que pueden poner en peligro la recuperación en las economías en desarrollo.”
Pandemia sigue siendo un riesgo
La pandemia seguirá siendo en el futuro más cercano un elemento que altere la actividad económica tal y como indica "la rápida expansión de la variante ómicron", según el organismo.
Además, considera que la desaceleración “notable” en grandes economías como EE.UU. y China tendrá un impacto sustancial en la demanda de bienes y servicios a los países en desarrollo, justo en un momento en que estos “no disponen de espacio para implementar políticas” de choque.
El banco alertó así del riesgo de un “aterrizaje duro” alimentado por nuevos brotes de covid-19, problemas persistentes de cuello de botella en la cadena de suministros, presiones inflacionarias y grandes vulnerabilidades financieras en muchas partes del mundo.
“La creciente desigualdad y los riesgos de seguridad son particularmente dañinos para los países en desarrollo”, señaló el presidente del Banco Mundial, David Malpass.
Según Malpass, para que haya más países en "una senda favorable al crecimiento" son necesarias "acciones internacionales coordinadas y una serie de políticas nacionales integrales".
América Latina crecerá un 2,6%
En el caso concreto de América Latina, el BM vaticina que la región crecerá un 2,6 % en 2022 y un 2,7 % en 2023, después de una fortísima recuperación del 6,7 % el año pasado, y se enfrenta a importantes riesgos como un aumento abrupto en la cantidad de casos de covid-19, tensiones en la financiación y estrés relacionado con la deuda.
El crecimiento se ralentizará en la región a medida que se endurezca la política fiscal y monetaria, se prolongue la demora en las mejoras en las condiciones del mercado laboral y las condiciones externas se vuelvan menos favorables, apuntó el organismo en su informe semestral.
El proceso de recuperación hacia los niveles del Producto Interior Bruto (PIB) anteriores a la pandemia será desigual por países y en algunos de ellos tardará más en llegar, aseguró el BM.
"Perder terreno"
Las proyecciones implican que, si se ponderan las cifras en función del PIB, la región de América Latina y el Caribe perderá terreno en el ingreso per cápita no solo en relación con las economías avanzadas, sino también con las de Asia oriental y el Pacífico y las de Europa y Asia central.
Por países, la economía de Brasil se desacelerará hasta el 1,4 % en 2022 y repuntará al 2,7 % en 2023.
El crecimiento de México, por su parte, disminuirá según las proyecciones hasta el 3 % en 2022 y el 2,2 % en 2023.
En Argentina, el crecimiento se desacelerará al 2,6 % en 2022 y al 2,1% el año siguiente, mientras que los fuertes rebotes observados en Chile, Colombia y Perú en 2021 también se debilitarán en 2022 y todavía más en 2023.
En el caso de Ecuador, se estimó un crecimiento del 3.9% en 2021. El Banco Mundial pronostica que esta cifra disminuirá al 3.1% en 2022 y al 2.5% en 2023.
En Centroamérica, el crecimiento se mantendrá sólido en 2022 en un 4,7%, debido a la mejora en las perspectivas respecto de la vacunación contra la covid-19 y la entrada firme y continua de remesas.
El Banco Mundial alertó de que los brotes del coronavirus siguen constituyendo un riesgo incluso en países con altas tasas de vacunación y que un deterioro repentino de la actitud de los inversores podría generar dificultades para afrontar el servicio de la deuda y episodios de salidas de capitales.