La campaña del candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, ha avisado este viernes que si el exvicepresidente gana las elecciones, el Gobierno estadounidense tendrá el poder de echar a cualquier "intruso" de la Casa Blanca, en alusión al mandatario Donald Trump.
El Político
Un portavoz de la campaña de Biden ha respondido así a las informaciones de varios medios de que Trump no tiene intención de aceptar una posible derrota y no ha preparado un discurso de concesión, en caso de que se cumplan las proyecciones de la prensa y gane el candidato demócrata.
"Como dijimos en julio, el pueblo estadounidense decidirá estas elecciones. Y el Gobierno de Estados Unidos es perfectamente capaz de escoltar a cualquier intruso fuera de la Casa Blanca", ha dicho el portavoz, Andrew Bates.
Trump no tiene planes de asumir la derrota incluso si su camino a la reelección se bloquea del todo, algo probable, porque necesita ganar en varios estados donde Biden lleva ventaja si quiere asegurarse un segundo mandato.
Equipo de Trump alienta sus acusaciones
Según Alberto News, los aliados del presidente, incluido su jefe de gabinete, Mark Meadows, no han intentado ayudar a Trump a entender lo que está ocurriendo y siguen alimentando sus acusaciones sin pruebas de que le están "robando las elecciones".
Algunos aliados del presidente han comentado la posibilidad de que tengan que ser su yerno Jared Kushner o su hija Ivanka Trump los encargados de hablar con él para que asuma su derrota en el caso de que la ventaja de Biden sea evidente.
El discurso de concesión es una tradición en Estados Unidos, pero no es obligatorio por ley en el país, por lo que no sería necesario para certificar una potencial victoria de Biden.
El factor que más preocupa a los expertos no es tanto la posibilidad de que Trump se niegue a reconocer la victoria, sino que los desafíos legales presentados por su campaña en varios estados clave prolonguen la incertidumbre sobre el resultado.
Las autoridades estatales tienen hasta el 8 de diciembre para resolver cualquier controversia que pueda surgir sobre la elección de sus compromisarios del Colegio Electoral. El 14 del mismo mes sus miembros se reúnen en sus estados y votan formalmente al presidente, algo que ha de avalar el nuevo el Congreso el 6 de enero.