Arabia Saudita organizó una cumbre de la Liga Árabe hoy en la ciudad de Jeddah, en el Mar Rojo, donde el presidente sirio, Bashar al-Assad, fue recibido nuevamente después de una suspensión de 12 años de la membresía de su país y el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, hizo una aparición sorpresa.
El Político
Los ataques aéreos rusos han dejado una franja de destrucción en ambos países, pero en Siria llegaron por invitación de Assad y lo ayudaron a retener el poder durante años de guerra civil.
Varios otros estados árabes han mantenido cálidos lazos con Moscú mientras se mantienen en gran medida neutrales en la guerra de Ucrania.
Por qué es importante
- La cumbre de la Liga Árabe -de la que el régimen de Damasco fue expulsada en los comienzos del conflicto sirio- contará con la presencia de Al Assad en la ciudad saudí de Yedah, para escenificar la reconciliación.
- La cumbre de Yedah será la constatación de que Bashar al Assad es el vencedor de la guerra -que aún no ha terminado porque quedan territorios en Siria en manos de los rebeldes-; y un reconocimiento al único superviviente de la serie de revoluciones pro-democracia conocidas como la Primavera Árabe, que pronto fueron secuestradas por los movimientos islamistas.
- La razón formal que esgrimen es el pragmatismo político, la necesidad de garantizar la seguridad en Oriente Próximo por encima del respeto a la democracia y los derechos humanos por parte del régimen de Damasco.
- La rehabilitación del régimen sirio es mala noticia para Occidente, en particular para Estados Unidos, en proceso de franca retirada militar de la región bajo la Administración Biden.
Conclusión
El regreso de Siria a la Liga Árabe no está exento de tensiones. Todos los países vecinos, en particular el Líbano, desean presionar a partir de ahora a Damasco para que organice el retorno de los refugiados por la guerra, que se hacinan en campamentos al otro lado de las fronteras de Siria. Se estima que los doce años de guerra civil han dejado 350.000 muertos, seis millones de refugiados en países vecinos -de modo especial en Turquía, Jordania y Líbano-, y otros seis millones de desplazados internos.
A excepción de Argelia e Irak, que nunca cortaron sus relaciones con Siria, los otros 19 miembros de la Liga Árabe fueron paulatinamente recuperando sus lazos. El movimiento más reciente -y simbólico por la situación de reversión de la transición democrática que ha forzado el presidente Kais Saied- ha sido el anuncio inminente de reapertura de embajadas de Túnez en Siria y viceversa.
El único país del círculo que ha expresado su rechazo a blanquear a Asad ha sido Qatar, que en la cumbre que se celebró en su suelo hace una década lo tachó de "criminal de guerra". "El pueblo sirio continúa en el exilio, hay inocentes en prisión", declaró el primer ministro qatarí, Mohamed bin Abdulrahman Al Thani, hace un mes, insinuando que no dará ningún paso "hasta que no haya progresos políticos". Este viernes, el emir Sheij Tamim bin Hamad al Thani, le ha dado un apretón de manos a Asad.