Los Zetas y sus rivales del Golfo controlan territorios como gobiernos paralelos al oficial de Luis Manuel López Obrador en México, sobre todo en el oriente del país. Para demostrarlo queman gente, la cuelgan o la hacen pedazos. A veces por diversión, a ratos porque les estorban.
El Político
“Su ámbito es el orden municipal, a veces de grandes ciudades, claves no solo para el paso de drogas, sino para el funcionamiento de la economía de la región. El interés profesional del crimen en las elecciones puede leerse en su marca de fábrica: el asesinato de alcaldes y candidatos a alcaldes en tantos lugares de la República”,expresa el escritor y analista político Héctor Aguilar Camín quien considera a estas organizaciones como otras en el territorio nacional, como “actores políticos”.
Mediante la violencia silencian a la prensa e intimidan a organismos autónomos; extorsionan negocios. Forman empresas para lavar dinero. Matan o imponen políticos, confunden, manipulan hechos.
Tienen una estructura política
Existen diversas células del clan del Golfo que luchan entre sí por el control y presencia en otros lados, tal es el caso de Fresnillo, Zacatecas, donde la División Sierra hacia presencia a través de lugartenientes, con reconocidos nombres como Panchito El F1, El Flaco Sierra, Lalo Sierra y Pawa Sierra, entre otros, quienes son señalados por comandar células de sicarios, halcones, y técnicos instaladores de radiocomunicaciones para establecer sus infraestructuras de comunicación en las regiones más alejadas del desarrollo urbano.
Estos enfrentamientos han originado que el Cártel del Golfo deje de ser visto en conjunto como una poderosa y peligrosa organización criminal, sino como grupos o células que actúan de manera independiente y que no tienen ninguna clase de influencia importante a nivel nacional e internacional.
Han vencido a cuatro presidentes
Zeta y el Clan están más activos desde principios de este siglo por el que han pasado cuatro presidentes: Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña y aún con el actual mandatario Andrés Manuel López Obrador.
Desde las blandas y "comprensivas" políticas de AMLO, hasta las represivas de sus predecesores, aun no se ha encontrado el modo de eliminar estos gobierno paralelos en México que se manejan a su antojo en los municipios.
El presidente Andrés Manuel López Obrador apostó al inicio de su administración por la “pacificación del país” en un discurso donde el crimen organizado prácticamente desapareció aunque la violencia ha permanecido igual que el incremento de al Ejército en las fronteras, principalmente en el sur.
“Estamos pensando en proteger a los migrantes, porque no es lo mismo que estén en albergues del sur a que se internen al norte del país porque se dispersan y no tenemos vigilancia ni protección, y caen en manos de la delincuencia organizada, corren peligro”, dijo en conferencia de prensa después de los hechos de Camargo.
Calcinaron a 19 migrantes guatemaltecos
Son organizaciones criminales que operan en Estados de terror o Estados fallidos, según se denuncia intermitentemente con picos de atención cuando ocurren hechos de impacto internacional como la incineración de 19 migrantes guatemaltecos en enero pasado, incluyendo un jugador de fútbol, en el municipio de Camargo, Tamaulipas.
El asesinato de los 19 migrantes guatemaltecos en enero pasado no paró ahí. Ni por el escándalo internacional que recordó otra matanza en la misma zona (la de otros 72 migrantes en San Fernando en 2010); ni por la promesa del presidente y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, de hacer justicia.
Siguieron matanzas aquí y allá y poco después de cumplirse un mes del hallazgo de los migrantes en Camargo, aparecieron otros cuatro cuerpos calcinados en el municipio Miguel Alemán.
Los encontraron casi por casualidad, cuando los militares del 25 Regimiento de Caballería Motorizada de Ciudad Mier realizaban recorridos de vigilancia sobre brechas escondidas.
¿Aspiran a gobernar México?
No en el sentido tradicional de la palabra. No tiene partido ni aspira a gobernar México. Pero es un actor político en el sentido duro de competir por el poder y por el gobierno de territorios para usarlos como botín.
El botín no solo es el tráfico de drogas, sino en todos los órdenes de la economía. Del saqueo de bosques al robo de gasolina, despojo de bienes, trata de personas y cobro de impuestos (bajo la forma del derecho de piso o la venta de protección).
El Síndrome de Beirut en México
Apuestan a la brutalidad sin límites contra la población civil de México. A tal punto que ésta padece un síndrome que el autor del libro La Guerra de los Zetas, Diego Osorno, identifica como Síndrome de Beirut.
“Aceptan que la normalidad es ver caravanas de hombres armados recorriendo las calles sin ser militares. Retenes del ejército por todos lados, balaceras en la noche”.
Justicia acomodaticia
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, señaló que entre la matanza de los 19 y los 72 migrantes había una diferencia. En la primera se haría justicia por tratarse de su administración.
Para los ojos de analistas de seguridad esta promesa se retumbó como una especie de“justicia selectiva”. Porque la impunidad sigue en el mismo nivel del 98%. En otros casos mientras las finanzas del crimen siguen boyantes.
“Los grupos criminales tienen márgenes y reservas tan holgadas que pueden seguir pagando su nómina y los costos asociados a sus constantes conflictos”, observó Eduardo Guerrero, director de la agencia de análisis sobre seguridad nacional Lantia Consultores.
Covid-19 los fortaleció
Concluye Guerrero, que el COVID no significó un golpe a los cárteles. Por el contrario, hasta incrementó el número de asesinatos un 3.5% en 2020 respecto al 2019”.
El tema de la impunidad en México es un factor permanente. A los Zetas se les endilgan matanzas tan terribles como en el emblemático caso de Allende, Tamaulipas, en 2010. Cuando los hermanos Miguel Ángel Treviño Morales (el Z40) y Omar Treviño Morales (el Z42), exlíderes de Los Zetas ahora detenidos, pensaban que había tres traidores a su organización.
Por información que filtraron las autoridades en Estados Unidos a sus homólogos en México de la Policía Federal los hermanos Treviño supieron que todo se disponía para su captura. Supieron además que el “traidor” Alfonso “Poncho” Cuellar se habían llevado hasta 10 millones de dólares en ganancias por la venta de drogas.
Cuéllar tenía como empleados a Héctor “El Negro” Moreno y Luis “La Güiche” Garza. Este último era residente de Allende. “Para castigar su deslealtad”, los Zetas ocuparon el poblado y raptaron a 26 personas a las que quemaron en ranchos o en botes de lámina. Según divulgó la DEA posteriormente a través de la periodista Ginger Tomson e investigadores del Colegio de México.
La lista de masacres es tan larga como vieja. En 1989 cobró fama una secta bautizada por la prensa como “los narcosatánicos”. Se le atribuyen 13 muertos víctimas de unos rituales de santería con sangre y miembros humanos mutilados. Pretendían que el alma del sacrificado temiera a su agresor por toda la eternidad.
Siguieron hechos violentos de menor impacto hasta el caso de los 72 migrantes. Luego el hallazgo cerca de la presidencia municipal El Mante; la aparición de 37 cuerpos mutilados al interior de varias bolsas negras, en la carretera Tamaulipas- Nuevo León; 23 cadáveres en Nuevo Laredo, nueve de ellos fueron colgados como “piñatas” del puente y 14 más aparecieron decapitados.
Diferencia entre el bien y el mal no existe
Advierte Tomás Guevara, sociólogo de la violencia de la Universidad Autónoma de Sinaloa. “La consigna es para ellas: el fin justifica los medios aunque estos sean inhumanos, crueles, diabólicos…”.
Fuente: La Opinión /Campaña de Seguridad y Prosperidad/ Gobiernos de Tamaulipas y Texas