Hasta la localidad de Paihuano se trasladó este martes la Presidenta Michelle Bachelet junto al ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, y al intendente de Coquimbo, Claudio Ibáñez, para realizar una reunión de gabinete económico de la zona.
En la cita se abordó la generación de empleo y las cifras de crecimiento. Y en ese marco, la Mandataria reforzó un mensaje sobre los énfasis en lo que resta de su administración: "La prioridad de nuestro trabajo es elevar el crecimiento económico, crear puestos de trabajo y traducir las transformaciones en la vida de las personas en mayor bienestar".
El mensaje lo había transmitido también el viernes, cuando expresó en Arica -también durante un encuentro del gabinete económico regional- que "vamos a concentrarnos en lo que es verdaderamente prioritario: elevar el crecimiento económico, crear puestos de trabajo y traducir nuestras reformas en derechos y bienestar efectivo para las personas".
Realismo y obra gruesa
Su discurso era algo que habían solicitado enérgicamente algunos sectores de la Nueva Mayoría, principalmente la DC, colectividad desde la que se han planteado reparos al impulso reformista del Ejecutivo.
Además, se da en un complejo escenario para el país. La semana pasada, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, informó a la Comisión Mixta de Presupuesto la estimación de crecimiento del Ejecutivo: 1,75% para el resto del año. La cifra es levemente inferior a la comunicada por el propio secretario de Estado a la misma instancia legislativa en marzo, cuando habló de un 2%. "Quiero ser bien franco. Los errores de proyecciones suceden", justificó el ministro la semana pasada.
Esta es una preocupación que el Ejecutivo ha exteriorizado con fuerza desde que presentara su proyecto de gratuidad parcial en la educación superior -un 60% para este mandato, diez puntos menos de lo inicialmente comprometido en el programa de gobierno-, pero que tiene su origen en una definición conceptual articulada el año pasado por la propia Mandataria.
Fue en agosto de 2015 cuando el oficialismo, reunido en un cónclave en la comuna de San Miguel, redefinió el ritmo y los objetivos de esta gestión: gradualizar la concreción del programa, debido a lo que ya se proyectaba como un menor ritmo de crecimiento para el resto del gobierno. Ante las preocupaciones que esto generó en el ala de izquierda de la Nueva Mayoría, Bachelet acuñó el concepto de "realismo sin renuncia", una forma de afirmar que no se abandonarían las reformas comprometidas, pero atendiendo a una realidad económica poco auspiciosa.
Los meses pasaron, y el ministro de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, aseguró en un encuentro en Icare, en abril, que la "obra gruesa" del gobierno ya había finalizado. Semanas después, previo a la cuenta pública del 21 de mayo, Bachelet reiteró sobre su gestión que "la obra gruesa terminó y ahora viene la fase de implementación".
Con Información de: la tercera