Un grupo de voluntarios humanitarios dejó cajas llenas de agua, comida enlatada y suministros de primeros auxilios, con la esperanza de evitar la muerte de personas que intentaban cruzar la frontera por allí. Pero agentes de la Patrulla Fronteriza habrían destruido todos los insumos.
El Político
“Fue muy doloroso, y lo fue de un modo que no sabíamos cómo expresar”, declaró Emmet Daler Norris, de 28 años, estudiante de doctorado en la Scripps Institution of Oceanography y voluntario humanitario desde hace mucho tiempo.
En contexto
El incidente ocurrió solo un par de semanas después de que ocho personas perdieran la vida intentando cruzar a Estados Unidos en una embarcación por Black’s Beach, y durante un fin de semana en el que la Patrulla Fronteriza había advertido sobre condiciones potencialmente peligrosas en la zona montañosa debido a las tormentas invernales que se aproximaban.
Según Aduanas y Protección Fronteriza, la agencia matriz de la Patrulla de Fronteras, los responsables del Sector de San Diego han recalcado a los agentes que no deben retirar ni destruir la ayuda humanitaria que quede en la zona salvaje de la montaña de Otay. Según la agencia, el incidente está siendo investigado.
“Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos se toma muy en serio las acusaciones de mala conducta y este incidente ha sido remitido a la Oficina de Responsabilidad Profesional de CBP”, declaró la agencia al Union-Tribune por correo electrónico.
Otros casos con la Patrulla Fronteriza
Grupos humanitarios han documentado anteriormente casos de agentes que destruyen suministros dejados para los migrantes a lo largo de la frontera.
En 2018, voluntarios humanitarios de Arizona publicaron un video en el que se veía a agentes de la Patrulla Fronteriza destruyendo jarras de agua que habían dejado en el desierto.
La situación se agravó cuando los agentes de la Patrulla Fronteriza colocaron una cámara para vigilar un edificio donde los voluntarios solían almacenar suministros.
Acabaron deteniendo a uno de los voluntarios y acusándolo de albergar a inmigrantes indocumentados. Finalmente, el voluntario fue declarado inocente.
Dificultades en la frontera
Aunque en el condado de San Diego hace años que se realizan distribuciones de agua para ayudar a los emigrantes a sobrevivir en las hostiles condiciones del desierto, los esfuerzos en la montaña de Otay son relativamente nuevos.
Tras participar en algunos esfuerzos de búsqueda y rescate de migrantes desaparecidos en la zona de Otay Mountain, dijo Greenblatt, el Colectivo de Ayuda de las Tierras Fronterizas, que se formó el año pasado, decidió centrar allí su atención.
Mientras que el calor del desierto puede hacer que las caminatas de los migrantes sean mortales, el entorno de las montañas de la frontera también puede resultar fatal. El calor y el frío extremos pueden provocar agotamiento por calor o hipotermia.
El terreno escarpado y accidentado sobre rocas y maleza densa puede causar torceduras de tobillo o algo peor. Y una vez que un migrante resulta lesionado y es dejado atrás por el grupo con el que cruza, las temperaturas extremas pueden convertir rápidamente la situación en una emergencia.
Desaparición y destrucción de suministros
Cuando el colectivo empezó a dejar suministros en la montaña, los voluntarios se dieron cuenta de que a veces todo —incluida la caja en la que dejaban el agua, la comida y los botiquines— desaparecía.
“Para nosotros está muy claro cuando las cosas se han utilizado o solo se han destruido”, dijo Norris.
“Encontramos nuestros tapones de botellas y nuestras botellas y latas por toda la ladera de la montaña, y cuando desaparecen varios galones o quedan un par de calentadores de mano está claro que la gente se ha llevado lo que ha necesitado. Cuando todo ha desaparecido, y no hay ni un solo rastro de que se haya consumido, ni un solo rastro de ninguno de nuestros suministros a lo largo de ese sendero, está bastante claro que no se utilizó, y que solo se lo llevaron” cerró.
Enfrentamiento con agentes de la Patrulla Fronteriza
Mientras dos de los voluntarios se quedaron para documentar el desastre y limpiarlo, otros se adelantaron para intentar encontrar a los responsables de la destrucción. En el inicio del sendero, encontraron a dos agentes de la Patrulla Fronteriza, con los que se enfrentaron.
Al principio, según Norris, que fue uno de los primeros en llegar hasta los agentes, éstos admitieron haber saqueado las provisiones. Sin embargo, fue solo más tarde en la conversación cuando a los voluntarios se les ocurrió grabar.
La voluntaria Kasia Kenitz, de 34 años, pregunta a los agentes si destruir los suministros de agua y alimentos forma parte de sus responsabilidades laborales.