Los largos meses de estricto confinamiento se han desvanecido en Wuhan, la primera ciudad en el mundo que el nuevo coronavirus devastó.
El Político
A medida que los residentes buscan dejarlo atrás, citan un dicho chino que advierte sobre no “olvidar el dolor después de que una cicatriz sana”.
Para muchos en esta ciudad del centro de China, el dicho resume la tentación de olvidar los malos recuerdos mientras se festeja la recuperación, reportó Infobae.
Un año del cierre de Wuhan
Hace un año, cuando Wuhan impuso un cierre de emergencia, brindó al mundo una alerta anticipada sobre los peligros del virus. Ahora anuncia un mundo pospandémico en el que el alivio por los rostros sin cubrebocas, las alegres reuniones y los traslados diarios al trabajo esconde las secuelas emocionales.
En Wuhan, los habitantes disfrutan de placeres ordinarios que hace un año se convirtieron en riesgos prohibidos, como andar por la histórica calle comercial Jianghan. Los oficinistas intercambian empujones para ganar asientos en el metro, que estuvo cerrado durante el confinamiento.
Los restaurantes, bares de karaoke y clubes de música en la ribera generan un barullo de conversaciones y melodías que era impensable el año pasado y sigue siendo impensable para gran parte del mundo que todavía está en las garras de la pandemia.
“Wuhan es ahora la ciudad más segura en todo el país”, dijo Song Datong, un conductor de autobús jubilado de manera firme. “No contraeremos esta enfermedad”.
El trauma sigue en Wuhan
Por debajo de la exuberante normalidad, algunas familias en duelo tienen dificultades para exorcizar a los fantasmas, los recuerdos y el enojo que no encuentran lugar en el triunfante giro hacia el futuro del gobierno.
Algunos se aferran a objetos que les recuerdan a los que perdieron. Otros sienten el dolor de recordar y tratan de olvidar.
Zhu Tao, un trabajador metalúrgico de 44 años, vive en un vecindario de Wuhan que sufrió un brote grave y sigue enojado por la muerte de una tía de 82 años que falleció por el coronavirus. Cree que una prima también pereció debido a la enfermedad, aunque su acta de defunción cita la causa de muerte como infección pulmonar bacteriana.
“Las personas de Wuhan a mi alrededor me dejan con la sensación (muy clara) de que la cicatriz ha sanado y que han olvidado el dolor”, dijo. “En realidad, la situación es que la cicatriz no ha sanado, pero ya han olvidado el dolor”.
Wuhan todavía no ha difundido estadísticas
Em Wuhan todavía no ha difundido estadísticas de cremaciones durante el primer trimestre del año pasado, muchos meses después de lo que normalmente se reportarían.
Los escritores y periodistas independientes que cuestionan las brillantes versiones oficiales de la crisis de Wuhan, aunque sea un poco, han sido vilipendiados en los medios chinos, detenidos o incluso encarcelados.
“Siempre ha sido así en China. ¿Cuántas decenas de millones murieron en la Gran Hambruna? ¿Cuántos en la Revolución Cultural?”, dijo Ai Xiaoming, una profesora jubilada en Wuhan que, como muchos residentes, llevó un diario en línea sobre el confinamiento. “Todo se puede olvidar con el paso del tiempo. No lo ves, no lo escuchas o no lo informas”.
Muchos en Wuhan ahora aceptan la versión de los eventos brindada por el gobierno chino y afirman que su “ciudad de héroes” libró una pelea honorable contra un virus que ha doblegado a países más adinerados. Algunos residentes ven las fallas iniciales desde una perspectiva más indulgente después de ver el rastro de calamidades en Estados Unidos y otras democracias.
China mantuvo crecimiento económico durante la pandemia
Los consumidores chinos de clase media, que antes vacacionaban e iban de compras a Europa o Tailandia, ahora se mantienen cerca de casa y muchas marcas de lujo han tenido buenas ventas. En la Plaza Wuhan, de gama alta, los compradores forman multitudes frente a los aparadores de Dior, Louis Vuitton y Cartier.
Lejos de los distritos más adinerados, la recuperación ha sido dispareja, lo que ha expuesto las desigualdades de la sociedad china.
En la Plaza Wanda, al suroeste de la ciudad, Xie Tiantian, una vendedora en una tienda de ropa, aguarda a que clientes potenciales deambulen por los pasillos tranquilos y bien iluminados. Las ventas en la tienda bajaron al menos un 30 por ciento en comparación con antes de la pandemia, afirmó, al recordar a una clienta habitual que había dudado mucho sobre comprar ropa nueva.