Una rebelión de la izquierda en contra de los Estados Unidos está siendo liderada por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), por la Cumbre de las Américas.
El Político
Este evento, pautado para el 6 de junio en Los Ángeles, California, podría pasar a ser una mancha a nivel diplomático para los Estados Unidos.
Varios mandatarios de Latinoamérica ya anunciaron que no asistirán a la cumbre de las Américas.
Esto tras el descontento que generó la expulsión de EEUU a Nicaragua, Venezuela y Cuba.
AMLO se encargo de liderar este rechazo a la decisión, lo siguió el de Bolivia Luis Arce y se sumó la Comunidad de Naciones Caribeñas (CARICOM) integrada por quince países, la gran mayoría excolonias de habla inglesa.
Sus líderes dijeron que no asistirán si no se revisa la medida. También sumaron sus críticas Xiomara Castro, la primera mandataria de Honduras, y el presidente argentino, Alberto Fernández. Tampoco viajaría el de Brasil, Jair Bolsonaro, enfrentado con Joe Biden desde que le diera su apoyo a Donald Trump en las últimas elecciones. Sesenta años después, EE.UU vuelve a tomar una determinación con la misma lógica que la adoptada por la OEA cuando en 1962 expulsó a la isla en la Conferencia de Punta del Este. Como si continuara la Guerra Fría con la Unión Soviética en pleno siglo XXI.
Esta Cumbre, prevista para 2021, se postergó un año por la pandemia y se extenderá del 6 al 10 de junio próximos. Será la novena desde la primera realizada en Miami en 1994, cuando gobernaba Bill Clinton. Estados Unidos no eligió a Los Ángeles como sede porque sí. Es la segunda ciudad del país, tiene una comunidad latina muy representativa y la tercera cantidad de consulados en el mundo.
El Departamento de Estado señala en su página oficial algo que no se verifica en la práctica. El declamado carácter abierto y sin restricciones de su convocatoria a la Cumbre. Dice que “Estados Unidos ha demostrado, y seguirá demostrando, su compromiso con un proceso inclusivo que incorpora las aportaciones de las personas que representan la inmensa diversidad de nuestro hemisferio e incluye las voces indígenas y otras históricamente marginadas”.
Los CEOs de las Américas
La Cumbre se celebra, con ligeros cambios, una vez cada tres años desde 1994. Es la única reunión de todos los líderes de América del Norte, América Central, Sudamérica y el Caribe que suelen alinearse con la Casa Blanca. Esta vez se acentuará la impronta empresarial que le reserva siempre Estados Unidos. El gobierno de Washington tiene previstos tres foros. El que más representa sus intereses comerciales es la llamada Cuarta Cumbre de los CEOs de las Américas. Habrá otros dos; uno de la sociedad civil y otro de los Jóvenes de las Américas.
La exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua que EE.UU suponía que atravesaría sin demasiados sobresaltos, se transformó en un problema para Biden. El presidente mexicano declaró el martes pasado en una de sus habituales conferencias de prensa: “Si se excluye, si no se invita a todos, va a ir una representación del gobierno de México, pero no iría yo”. Acababa de regresar de La Habana donde se reunió con su colega, el presidente Miguel Díaz Canel.
A diferencia de otro mandatario mexicano, el derechista Vicente Fox, López Obrador no temió a la represalia de su poderoso vecino. Aquel quedó en la historia como un pusilánime en la Cumbre de 2004, cuando la grabación de un diálogo con Fidel Castro lo expuso al ridículo. Fox le pidió al líder revolucionario que viajara a México para el encuentro de presidentes, pero con una condición: “Mira Fidel, vienes, comes y te vas”, le dijo. No quería que se predispusiera mal George W. Bush, quien ocupaba la Casa Blanca.
Fuente: pagina12