El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no solo ha confiado la seguridad pública al Ejército y la Marina, también otras tareas que eran civiles.
El Político
Al asumir uno de los gobiernos con más respaldo popular de la historia de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se topó con una realidad que chocó con sus ideales de campaña: no es fácil hacer que las fuerzas armadas vuelvan a sus cuarteles.
Bajo su mandato, que cumplió dos años el pasado 1 de diciembre, el país ha seguido acumulando números record de homicidios por la violencia de las bandas criminales.
Y en las últimas dos décadas las policías civiles no han podido ser depuradas, reportó El Universal.
A la calle las fuerzas armadas
Así que su plan de sacar de las calles a las fuerzas armadas en los primeros seis meses de gobierno, como prometía en campaña, no se pudo materializar.
De hecho, el presidente ha puesto en marcha un plan totalmente opuesto.
AMLO, como se conoce al político de 67 años, ha echado mano de los militares en funciones inéditas en México, como las construcciones de un aeropuerto internacional, un sistema ferroviario y cientos de sucursales bancarias estatales.
Más trabajo para la Marina
La Marina ya no solo vigila la seguridad de los puertos mercantiles y aduanas marítimas, ahora también hace las funciones administrativas.
Nuevos roles en los que las fuerzas militares tienen un rol activo que contrasta notablemente con la discreta presencia que mantuvieron durante casi todo el siglo XX, cuando se limitaban a brindar apoyo social en casos de emergencia.
Nuevas tareas a las fuerzas armadas
La presencia activa de las fuerzas armadas en tareas por fuera de la seguridad pública se ha vuelto un tema de debate en los últimos meses en México, con análisis en la prensa y en foros que no han pasado desapercibidos por los jefes miliares.
"El instituto armando jamás ha buscado, ni buscará protagonismo, porque nuestra esencia es servir a la patria. Es evidente que no buscamos ningún poder porque nuestra razón de ser está alejada de pretensiones políticas o de otro tipo", se defendió el propio jefe de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval.
Atrás ha quedado la pública desconfianza que tenía AMLO por las actividades militares en el país que incluso lo llevaron a demandar investigaciones judiciales contra las fuerzas armadas.
"Como candidato, no ha habido uno que haya estado más alejado de las fuerzas armadas que López Obrador", explica el analista del sector militar mexicano Juan Ibarrola.
Por el contrario, ya en el gobierno AMLO está depositando toda su confianza en ellos.
¿Riesgos en la militarización de tareas civiles?
Al considerar que en México está en marcha una "latinoamericanización" de sus fuerzas armadas, Edgardo Buscaglia señala que las fuerzas armadas están transitando hacia el estilo influyente en el gobierno civil que había en países de Sudamérica en la segunda mitad del siglo XX.
"El ejército ha quedado parado como un actor político de demanda ante autoridades civiles de igual a igual. Es una situación muy grave (…) está adquiriendo un poder político en relación a las autoridades civiles fragmentadas que antes no tenía", dice.
A medida que hay un desgaste a un ejército por las tareas de seguridad pública, los presidentes y las autoridades civiles tienen que compensarlos y "dar cotos de caza empresariales", considera.
"El ejército termina de gozando de mayores presupuestos y este tipo de rol la experiencia internacional te dice que conlleva más casos de corrupción. Como en Egipto y Venezuela hoy, o como en el pasado hubo en otros países de Latinoamérica", añade.