América Latina está comenzando a recibir el impacto de la pandemia, pero también ha sido capaz de reencontrarse con sus propias fortalezas, mientras zonas como Nueva York han demostrado ser de alto riesgo, la disciplina de algunos países comienza a asombrar a los analistas.
El Político
El análisis DAFO, también conocido como FODA, es una herramienta de estudio de la situación de una empresa, institución, proyecto o persona, analizando sus características internas y su situación externa en una matriz cuadrada, como todos los análisis, tiene fortalezas y debilidades y conocerlas permitirá mejores diagnósticos y políticas.
Debilidades
La caída del precio de las materias primas y de los alimentos tendrá un impacto importante en América Latina.
Esta crisis económica es distinta a las que conocíamos hasta ahora. El posible desplome económico de sus principales socios comerciales: China y Estados Unidos incidirá sin duda en la economía suramericana.
Las proyecciones apuntan a que inevitablemente algunas empresas irán a la bancarrota y subirá el desempleo en medio de una crisis catalogada como «la peor desde la Gran Depresión de 1929».
El descalabro económico en Estados Unidos afecta a toda la región, pero especialmente a México y Centroamérica a través del comercio, pero también con las remesas que se envían desde norteamérica y ya tienden abajar.
Lo que ocurra en China también se siente de inmediato, porque es el socio más importante de muchos países de Latinoamérica y uno de los principales compradores de materias primas.
La baja en el precio de las materias primas está afectando las arcas de muchos países de la región. La caída del precio de las materias primas provoca menos entrada de dólares por exportaciones a la región y pone en jaque las arcas públicas.
Oportunidades
La mayor parte de los países de la región han activado planes de emergencia, están negociando ayudas financieras y utilizando todas las municiones disponibles para enfrentar lo que se viene.
«Existe una ventana de oportunidad en el largo plazo», dice Daniel Titelman, director de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La situación del mercado petrolero mundial indica que las naciones pueden desarrollar otras formas de negocio.
La caída de los precios de los minerales -como cobre y hierro- se suma la disminución en el precio de alimentos como la soja, el maíz, las carnes y los cereales, lo cual puede fomentar la exportación.
El petróleo es otro de los protagonistas de la crisis. El conflicto hizo que el precio del barril bajara a niveles históricos llegando a cerca de US$20 a fines de marzo, el mínimo en los últimos 18 años, afectando directamente a países como Colombia, Venezuela, Ecuador y México.
Las partes para fabricar un producto se hacen en distintos países. Así se arma una cadena entre las distintas empresas que proveen los componentes a quien ensambla el producto final.
Cuando eso se interrumpe, muchas de las empresas de un país se quedan sin la posibilidad de seguir produciendo, porque no tienen los insumos que necesitan.
Si las empresas no pueden conseguir las partes que requieren para fabricar sus productos se paraliza la producción.
«El grueso del comercio mundial es de insumos que se venden las empresas entre sí, más que los bienes finales que compra el consumidor», apunta Titelman.
Con la crisis por la pandemia, los países más afectados por la interrupción de estas cadenas son México y Brasil, cuyos sectores manufactureros son los más grandes de la región. Por ejemplo, el sector automotriz en México.
Hay una fuga de capitales de la región y una profunda devaluación de las monedas. Como suele ocurrir en tiempos de crisis, se produce una fuga de capitales porque los inversores no quieren correr riesgos. Y eso es precisamente lo que ha estado pasando en la región. Sin embargo, en este momento ninguna Nación luce segura y todos, salvo algunas excepciones están exigiendo poyo monetario a los grandes bancos de desarrollo.
La menor demanda -y en algunos casos la nula demanda- de servicios de turismo, está dejando sin oxígeno a países que dependen de esta actividad como es el caso de varios países, como México, República Dominicana o Cuba. Sin embargo, esta debilidad se ha transformado en una oportunidad, ya que las instalaciones hoteleras ya instaladas han permitido alojar a enfermos sin necesidad de invertir en nuevos hospitales. En Colombia, el emblemáticoHotel Tequendama funciona como hospital receptor de casos intermedios del covid-19.
Las grandes aerolíneas del mundo se han visto obligadas a dejar en tierra gran parte de su flota de aviones, pero las lineas latinoamericanas son m{as pequeñas y por eso las pérdidas serán menores y tienen mayores posibilidades de recuperación.
Latinoamérica ya estaba con altos niveles de endeudamiento antes de que llegara la pandemia. Los bancosdedesarrollo están concientes de lanecesidad de enviar dinero a bajo costo para las naciones mas deprimidas. Con buenas negociaciones y planes concretos podrá renegociarse la deuda como en el caso argentino, y obtener créditos blancos otorgados por entes como CAF.
Ahora, las deudas públicas de los países han comenzado a dispararse a medida que la actividad económica se ha ido paralizando.
La recesión que está sacudiendo al mundo ha provocado históricas caídas de las bolsas y pánico en los inversores.
«La gente se asusta y busca refugio, llevándose los capitales a lugares más seguros, como los Bonos del Tesoro de Estados Unidos», dice Titelman.
«Los capitales están saliendo de América Latina como nunca antes habíamos visto», agrega el economista.
La salida de dólares ha empujado una gigantesca devaluación de las monedas en lo que va de año, con espectaculares caídas del real brasileño, el peso mexicano y el peso colombiano.
Y como la mayor parte de la deuda pública de los países de Latinoamérica está en dólares, el efecto es muy negativo.
Un motivo para la esperanza
No es nada fácil encontrar un efecto positivo en medio de las devastadoras consecuencias económicas de la pandemia. Sin embargo, Titelman dice que «existe una ventana de oportunidad en el largo plazo».
Esta crisis, explica, «hará que el mundo se replantee nuevos modelos de desarrollo donde el papel del sector público tendrá que ser mayor al que tenía en los últimos 30 o 40 años».
Esta crisis provocada por la pandemia ha dejado en evidencia la falta de protección social, el deterioro de los sistemas públicos de salud y la desigualdad en la región.
La crisis podría propiciar un papel más protagónico del sector público.
«También vendrá un mayor cuestionamiento al modelo de globalización«, apunta Titelman, algo que puede impulsar cambios positivos en el sentido de cómo hemos venido haciendo las cosas.
Como ejemplo, las negocaciones que pusieron fin a la guerra petrolera entre Rusia y Arabia Saudí. La OPEP acuerda el mayor recorte en la producción de petróleo de la historia tras la negociación entre Trump y López Obrador
Las proyecciones apuntan a una recuperación del precio luego que las partes llegaran a un acuerdo para disminuir la producción.
Otros economistas también destacan que mientras algunas empresas perderán la batalla en medio del caos, otras capitalizarán nuevas oportunidades comerciales.
Fortalezas
América Latina sigue siendo un continente de futuro. Sin el desarrollo económico de las grandes potencias, deostró su capacidad de luchaen esta tragedia, la solidaridad social evidenciada en la mutua ayuda, rescató conocimientos ascentrales de las comunidades originarias que ayuduraron a soportar la adversidad, y en algunos paises los resultados frente a la pandemia ofrecieron mejores números porcentuales de casos que regiones de los Estados Unidos como Florida, California o Nueva York, o regiones de Europa com Espala o Italia.
La escasez de recursos permitió encontrar soluciones ingeniosas,como la inmediataconrección demascarillas y tapabocs caseros, hasta la creación de respiradores mecánicos propuesta por una universidad colombiana.
En un mundo globalizado ya no existe, ni pueden existir murallas como la China.
Y a nivel de las personas, dado que la crisis provocará cambios importantes en la manera en que trabajamos, compramos, viajamos y convivimos, también surgirán oportunidades cuando se calmen las aguas.
Como señalaba el domingo 27 de marzo en una entrevista con los principales periódicos del país el presidente ecuatoriano Lenín Moreno, “hay algunas personas que dicen que el mundo va a cambiar. Se equivocan, el mundo ya cambió y radicalmente. Esta crisis humanitaria es de tal nivel de disrupción que debemos reinventarnos todos, en nuestra forma de actuar, de producir y en nuestra forma de pensar. Debemos liberar nuestra fuente de creatividad para ayudar a los más pobres, para darles una oportunidad, para integrarlos a la actividad productiva. Debemos aceptar muchas ideas con las que posiblemente no comulgábamos y desechar otras en las que creíamos”.
Con información de BBC, Carlos Malamud y Rogelio Núñez