El entusiasmo que irradiaban los alcaldes de Podemos en mayo de 2015, cuando se hicieron con el poder en las principales ciudades españolas, se ha convertido sólo un año y medio después en suma impotencia por la dificultad para desarrollar sus políticas. Las alianzas en las que se apoyaron Podemos y sus aliados para hacerse con el poder en Madrid, Barcelona, Cádiz o La Coruña han demostrado ser en su mayoría precarias e insuficientes para garantizar la aprobación de los presupuestos, la base con la que debe contar cualquier gobierno.
La razón principal de lo que está ocurriendo en varios de los principales ayuntamientos de España es que la llegada al poder de Podemos y sus aliados se basó más en la pérdida de la mayoría de los partidos antaño hegemónicos que en la formación de una nueva. Ahora Madrid gobierna la capital del país con 20 concejales de los 57 que componen el Pleno municipal. En Comú hace lo propio en Barcelona con 11 ediles de 41. En Zaragoza son 9 de 31, en La Coruña 10 de 27 y en Cádiz también 10 de 27.
Con esta exigua representación, fruto en buena parte de la fragmentación política característica de los últimos años, los entusiastas alcaldes que se autodenominaron del cambio dependieron desde el principio del apoyo de otros partidos, fundamentalmente del PSOE, que les apoyó en todos los ayuntamientos.
Ahora, transcurridos 18 meses en los que ha habido dos elecciones generales y en los que las tensiones entre el PSOE y Podemos se han disparado, aquellos apoyos incondicionales se han moderado e incluso replanteado. Los propios socialistas han sufrido a nivel nacional un cambio político clave tras la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general el pasado mes de octubre y la llegada de una Gestora cuyo discurso es mucho más hostil a Podemos que el de la anterior dirección.
Mientras, millones de ciudadanos siguen pendientes de que sus ayuntamientos ejecuten inversiones y solucionen sus problemas, además de que decidan sobre desarrollos urbanísticos claves para sus ciudades. Sólo Madrid y Barcelona manejan anualmente 7.000 millones de euros, que actualmente están en el aire.
Con información de El Mundo de España