Por seis días consecutivos, ciudadanos y activistas se han movilizado en Panamá. El país vive una inédita ola de protestas, en las que se pide al Gobierno rescindir un contrato de explotación minera.
El Político
La concesión dará pie a la explotación de cobre en una importante zona boscosa de la nación centroamericana. Los detractores se oponen a los eventuales daños en el ecosistema.
La noche del viernes, el presidente Laurentino Cortizo se dirigió al país. En un mensaje intentó apaciguar los ánimos. El mandatario prometió que, tras este contrato, Panamá no volverá a autorizar actividades mineras.
“(Serán) rechazadas, de plano, todas las solicitudes de minería metálicas nuevas y también aquellas que están en trámite”, explicó el jefe de Estado. Justo después, Cortizo firmó una orden ejecutiva que dio rango legal al anuncio.
En la calle y en las redes
Las protestas que se evidencian en Panamá han sido convocadas por el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción.
Desde la entidad gremial le exigen al Ejecutivo derogar el contrato que fue firmado con la canadiense First Quantum Minerals para la extracción de cobre.
Los representantes del Sindicato también demandan la realización de un referendo que permita determinar cuál será la política minera de los panameños.
Los reclamos de los Trabajadores de la Construcción han sido secundados por una juventud que, de forma, airada, ha expresado su descontento.
“Mira cómo se están secando los lagos, la gente sufre por el desabastecimiento del agua”, comentó a la agencia AP Nicole Mattheus, una estudiante de Medicina de 20 años.
Voces como la de Mattheus también se han elevado desde las redes sociales. En esa tarea ha tenido especial protagonismo el movimiento “Sal de las Redes Panamá”.
La agrupación, fundada en 2019, ha ganado cuerpo a través de las protestas contra la extracción minera.
Según Josué Ábrego, uno de sus integrantes, el grupo está conformado “por gente joven” que intenta “llamar la atención (…) sobre la situación del país”.