Con la llegada del COVID-19 se disparó el tráfico de drogas a través del puerto de Róterdam, Holanda. De 7.575 kilos de cocaína incautados en 2014 se pasó a 40.900 kilos detectados en 2020, en plena pandemia, y la tendencia al alza se mantiene.
El Político
Solo la primera semana de mayo se interceptaron 1.100 kilos de cocaína. Estos datos convierten a Holanda en el centro europeo de distribución de drogas, una posición reforzada por ese atracadero, por donde también llegaron el año pasado 22 kilos de metanfetamina, 54 de heroína y 748 de marihuana, destaca El Confidencial.
En Róterdam, los narcos están infiltrados en todas las etapas del proceso logístico, según admitió el jefe policial del puerto, Jan Janse. Este funcionario tiene desde 2014 tiene la responsabilidad de perseguir los delitos que se cometen en el embarcadero. La situación “es mucho peor de lo que la mayoría de la gente cree” porque sus agentes están “casi a diario” resolviendo casos relacionados con drogas, reseña El Confidencial.
El modus operandi del tráfico de drogas
Los narcos son cada vez más creativos en sus métodos: un envío de vehículos cargados con drogas, cocaína escondida entre artículos médicos o medicamentos; además de la que camuflan entre ropa, frutas, pescado congelado y otros alimentos.
Para recuperar la droga, las bandas dedicadas al tráfico de drogas envían a chicos jóvenes; a cambio, les dan un fajo de billetes tentador, para que saquen la mercancía de los contenedores.
Pero más allá de quienes se cuelan en las dependencias del puerto, una de las principales preocupaciones de las autoridades holandesas es la “corrupción”. Los delincuentes sobornan a los funcionarios de aduanas que se encargan de decidir qué contenedores deben pasar por el escáner. Los narcos también se infiltran dentro de las empresas propietarias de los barcos; en ellas consiguen incluso el “código PIN”, una combinación de letras que sirve como prueba de propiedad de un contenedor y da derecho a recibirlo en el puerto. Con ese código, un conductor cualquiera puede cargar el contenedor en un camión y sacarlo del embarcadero. La ayuda desde dentro es primordial y ocurre con frecuencia, dijo Janse al diario NRC citado por El Confidencial.
Además, en otras ocasiones tienen la legislación de su parte. Debido a las leyes internacionales, los barcos saben que pasarán por el escáner cuando aún están en el mar de camino al puerto; lo que permite a las bandas de narcotraficantes vaciar el contenedor a tiempo. Tienen cinco días para pasar por seguridad desde que llegan a puerto, suficiente para dejar vacío el contenedor.
En la mira el canal hacia Ámsterdam
El Gobierno holandés prometió recientemente casi siete millones de euros adicionales para combatir la delincuencia organizada subversiva en este puerto y en el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam. Se invertirán en tecnología y en formación del personal para estar más alerta porque la pandemia no ha hecho más que sacar a la luz un problema que siempre han intentado denunciar las autoridades locales.
Y la preocupación no se limita a Róterdam o a Schiphol, porque las mafias buscarán alternativas para que la mercancía que cruza el Atlántico pueda entrar en la Unión Europea. Una investigación encargada por la policía holandesa lanzó esta semana una advertencia sin precedentes: ahora que los controles en Róterdam intensifican, toda la zona del Canal del Mar del Norte amenaza con convertirse en una ruta de contrabando extremadamente atractiva para los delincuentes.
Tráfico de drogas en pandemia
Europol confirmó que el narcotráfico sigue siendo el “negocio delictivo más importante” para las mafias durante esta pandemia. Eurojust, por su parte, recordó que este negocio está “creciendo con fuerza de forma general” y tiene un valor estimado de mercado de unos 30.000 millones de euros. Ambas organizaciones europeas están en alerta y cargadas de casos relacionados con el narcotráfico.
Aunque no hay aún cifras concretas sobre el consumo de drogas en la pandemia, los trabajadores sociales ya han dado la voz de alarma sobre un aumento entre los jóvenes en Países Bajos. Y no en una fiesta, sino para reprimir el aburrimiento, la soledad y los sentimientos depresivos en el confinamiento.
Según la policía, los “chavales más pequeños” son imprescindibles para ayudar con el narcotráfico a través de los puertos.
En Róterdam, el problema añadido está siendo también las compañías navieras propietarias de los contenedores. Un número limitado de empresas controla casi todo el mercado y las personas que trabajan en ellas se mueven de una compañía a otra. Tienen sus oficinas comerciales y operativas en la ciudad holandesa, pero están realmente controladas desde mucho más lejos, desde Ginebra o Marsella, hasta Pekín. Esto hace que consideren que el crimen y los asuntos de la seguridad estatal de Países Bajos son responsabilidad del Gobierno holandés.
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