A unos días de iniciarse el 2024, el efecto navidad está dando sus últimas bocanadas. Esa magia que algunos se crean en su mente, donde el 31 de diciembre a las 12 de la noche todo lo del año anterior termina, en el mundo real, no existe.
Inició el 2024 con videos de abrazos, llantos, las mascotas perdidas o fallecidas gracias a los fuegos pirotécnicos, lo de siempre. Sin embargo, este año ocurrió algo especial.
Para navidad, se viralizó un vaso térmico gracias a Tik Tok y al grueso de sus usuarios que no son precisamente ex alumnos de Harvard. Ese mismo efecto que procura el de boca en boca que marcas de maquillaje han capitalizado maravillosamente, ocurrió con esta marca de vasos.
Con mucha curiosidad investigo la razón de esta histeria colectiva con este vaso y la respuesta obtenida me perturbó. Simplemente porque se lo veían a "influencers" mismos que promueven ideología de género entre otras menudencias, se fue regando la voz, y como resultado, se vieron tiendas colapsadas y a jóvenes vandalizando tiendas porque no pudieron adquirir el codiciado vaso de la forma correcta, comprándolos.
Vasos estos que no tienen ninguna otra propiedad distinta a los mismos que pueden obsequiar en un juego de baseball, por ejemplo.
La estupidez en su máxima expresión.
Pero algo más doloroso ocurrió durante mi investigación, resulta que había una polémica en paralelo que los medios no han estado cubriendo, las niñas de 10 a 13 años pedían de regalo de navidad, espejos de aumento y cestas con productos de skin care (Productos para el cuidado de la piel). Nueva vez, el origen de este frenesí navideño eran las redes sociales y los muy mal llamados “influencers”.
Aquí entran muchas preguntas, demasiadas quizá, en esta conversación.
¿Por qué hay niños y menores de edad en redes sociales? ¿Por qué usan celular? ¿Qué educación y guía dan los padres de esos niños y menores de edad a sus criaturas cuando extraños en redes sociales son sus referentes? Pudiera seguir haciendo preguntas, pero considero estas de las más importantes.
Por desgracia este problema no es exclusivo de menores de edad.
Sin ir muy lejos habría que ver como transcurrió el fin de año en París, video que se hiciera viral. Todos conectados a un celular, pendiente de las luces de la Torre Eiffel, y ni por error había contacto humano, nadie disfrutaba del momento. Todos automatizados, embelesados, idiotizados. Las masas comportándose como lo que son: masas.
Si revisamos un poco más allá, podemos ver a una generación que todo le provoca ansiedad, donde se cuestionan su identidad sexual, donde prácticamente tienen abolido el concepto de familia, no hablan ni por accidente de valores, tienen muy presente la censura y un discurso muy violento envuelto en un derecho auto otorgado de imponer sus narrativas, donde el hacer y procurar justicia no solo social, sino cultural lo tienen súper presente.
Hablamos de jóvenes o adultos jóvenes que ven normal que una persona fluya entre preferencias sexuales, y justifican todo, porque sus referentes les han vendido y muy bien, todo lo que está mal, pero con un empaque muy bonito.
Ésta es una generación de choque, donde los hijos no han evolucionado, sino que están absolutamente ideologizados y pretenden que el grupo familiar y su entorno lo acepte y lo vea tan normal como ellos.
Los índices de natalidad están preocupantemente más bajos. Esa tradición de celebrar el primer bebé nacido en nuestros países desapareció, han sustituido hijos por mascotas y nadie ha dicho absolutamente nada.
Se normalizó la prostitución, y la inmoralidad le otorgó el nombre de "emprendimiento" y llama “empoderadas” y “libres” a mujeres que perdieron el norte, el pudor y la moral, que por unos cuantos billetes se venden al mejor postor.
Hay que preguntarse ¿Qué pasó aquí? ¿Qué no se hizo? ¿Qué se hizo mal?
Estamos viviendo un momento sumamente preocupante de descomposición social en los niveles más bajos, con muchos aplaudiendo, alcahuetes y promotores de la mediocridad y chabacanería, todos culpables bailando al son del mismo compás.
En un principio muchos decían que los únicos que protestábamos éramos los “retrógrados y extremistas religiosos" conservadores, sin embargo, se cumplió lo que dije alguna vez: esto lejos de tratarse del problema de unos pocos, se trata de un problema que a todos nos terminaría afectando. Sea usted liberal, conservador, anarco capitalista o cualquiera de las elecciones en el abanico político, la debacle social dramática que estamos viviendo a nadie está dejando indiferente.
Los hijos de hoy son producto de los padres del ayer. Con sumo temor y preocupación pregunto: ¿A qué sociedad aspiramos si este es el presente?
Padres ausentes, temerosos de corregir y disciplinar, entre muchas, pero muchas otras cosas.
Se vislumbra una sociedad desastrosa, sin reglas, despendolada y muy complicada de encarrillar.
Los conservadores quienes hemos sido denominados como monstruos y dictadores en la actualidad, como que no éramos tan malos como nos han querido pintar aquellos a quienes les interesa que el descontrol, siga siendo la regla.
Para el mal, siempre ha sido mejor pescar en rio revuelto.
¡Hasta la próxima!