El enfrentamiento entre el primer ministro británico, Rishi Sunak, y su predecesor, Boris Johnson, alcanzó un nuevo escalón en un intercambio de acusaciones públicas.
El Político
El origen del nuevo episodio de tensión se encuentra en la decisión de la Cámara de los Lores de vetar a 8 de los 15 candidatos que Johnson propuso como miembros vitalicios poco después de anunciar su dimisión (un privilegio al que tienen derecho los primeros ministros salientes).
La sorpresa llegó de la mano de Sunak, quien acusó a Johnson de tratar de presionarle para que los Lores aceptaran a tres de los candidatos rechazados.
"Boris Johnson me pidió hacer algo para lo que yo no estaba preparado, porque no creía que fuera lo correcto", dijo Sunak al margen de un evento tecnológico en Londres.
El primer ministro explicó que su predecesor le pidió pasar por encima de la decisión del comité de nombramientos de la Cámara de los Lores, algo que iría en contra de la supuesta voluntad del nuevo mandatario de poner en marcha una nueva forma de hacer política.
Johnson no dudó en contraatacar poco después y calificó las acusaciones de Sunak como "tonterías". El ex primer ministro asegura que lo único que pidió a Sunak fue que solicitara formalmente a los Lores que revisaran los motivos de los vetos.
Lo que estamos viendo: Más tensión
El aumento de la tensión entre los dos políticos se produce pocos días después de la renuncia de Johnson como miembro de la Cámara de los Comunes.
El ex primer ministro aseguró haber sido expulsado por los miembros de la comisión que investiga si mintió a los diputados en su versión sobre las fiestas en Downing Street durante la pandemia de Covid.
Una investigación cuyo resultado final será publicado en breve y que tenía previsto recomendar la suspensión de Johnson durante más de 10 días, algo que hubiera llevado previsiblemente a la convocatoria de una elección parcial en su circunscripción electoral.
La dimisión del viernes aceleró esta convocatoria y permite a Johnson presentarse como la víctima de una "caza de brujas".
Conservadores dan la espalda a Johnson
La mayoría de los parlamentarios tories han decidido dar la espalda a Boris Johnson tras su dimisión como diputado el pasado viernes. El ex premier podría incluso ser castigado con un veto de su acceso a Westminster, si así lo estipula el comité parlamentario del Partygate. El cual se reunió por última vez el lunes y hará públicas sus conclusiones esta semana.
Hasta el premier Rishi Sunak, que conjuró aparentemente la cadena de dimisiones entre sus diputados (tan solo dos, Nadine Dorries y Nigel Adams, renunciaron a sus escaños), arremetió contra Johnson. Asegura que el ex premier le pidió hacer "algo que no era correcto". En concreto, eludir a la comisión de nombramientos de los lores para permitir que sus aliados políticos figuraran en su lista de "honores".
“La dimisión de Boris significa que ya no es un miembro del Parlamento y que la vida sigue", declaró el ministro Michael Gove, compañero de fatigas en la campaña Vote Leave a favor del Brexit.
"El mundo sigue adelante", aseguró por su parte el secretario de Energía, Grant Shapps, superviviente del último gabinete de Johnson.
"Boris debería callarse y marcharse", proclamó el exministro tory Rim Loughton.
“Johnson se ha marchado a su estilo, gritando y dando patadas, causando daño sobre la marcha y protagonizando lo más parecido a un motín”, declaró el también exministro Tobias Elwood.
"La verdad del asunto es que la mayoría de los diputados piensan que Johnson engañó al Parlamento", concluyó el ex secretario del Brexit, David Davis. Recordó que el Partido Conservador tiene de hecho la mayoría (tres de los siete diputados) en el comité parlamentario.
El ex premier se ha quedado en última instancia casi solo ante el peligro. Defendido a capa y espada por sus aliados del ala dura de los tories. Como Jacob Rees-Mogg y Priti Patel, y el tabloide The Daily Mail.
“Nunca desde el golpe contra Margaret Thatcher se ha producido una caída de una figura tan significativa a manos de unas fuerzas tan minúsculas”, concluía el Daily Mail que en su edición dominical.
Lo que sigue
La venganza política que el propio Johnson empezó a tramar con el anuncio de su dimisión -sin esperar siquiera a que el comité parlamentario del Partygate hiciera públicas son conclusiones- ha sufrido un notable traspiés por la falta de apoyo política del ex premier.
Quien sigue siendo, sin embargo, popular entre las bases conservadoras y podría volver a la dirección del influyente semanario The Spectator para contribuir al rearme moral e ideológico de los "tories".
Su dimisión, y la de los otros dos diputados tories, obligarán entre tanto a la convocatoria de elecciones especiales en los tres distritos. Incluidos Uxbridge y South Ruislip, que el propio Johnson representaba.
La pérdida de al menos dos de los tres escaños en liza se interpretaría como un voto de castigo contra Rishi Suna. Quien ha sido incapaz de frenar la caída en las encuestas frente al laborista Keir Starmer.
Fuente: Agencias