El papa Francisco y el presidente de Argentina, Mauricio Macri, escenificarán el 17 de octubre en el Vaticano el resultado de meses de lento pero persistente acercamiento bilateral, luego de los rumores de conflicto que siguieron a su último encuentro, el 22 de febrero pasado. La agencia oficial de noticias Telam informó en Buenos Aires que ambos líderes se verán cara a cara un día después de la canonización de José Gabriel Brochero, el “cura gaucho” que se convertirá en el primer santo argentino.
Macri viajará a Roma el 14 de octubre próximo para la conmemoración del Día Mundial de la Alimentación en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y un día después participará de la canonización de Brochero en la Basílica de San Pedro, ceremonia que estará a cargo del arzobispo de Buenos Aires, Mario Polli. El 17 de octubre, finalmente, se verá con Francisco. Será el punto más esperado de la agenda. Toda la atención estará puesta en los gestos que transmita el Papa. En la Casa Rosada aún recuerdan que Francisco dedicó sólo 22 minutos a su compatriota y no regaló siquiera una sonrisa a la foto que cerró el encuentro.
Francisco y Macri se vieron una sola vez como jefes de Estado, aunque son viejos conocidos. Cuando Francisco era Bergoglio, Macri era alcalde de Buenos Aires. El apoyo del actual presidente a la ley de matrimonio igualitario en la ciudad, a fines de 2009, y la reglamentación de los abortos no punibles, en 2013, tensaron el vínculo político entre ambos. Una vez en la Casa Rosada, Macri decidió mantener con Francisco “una relación protocolar”, como la definió en su momento la canciller Susana Malcorra. Pero los magros 22 minutos que el Papa dedicó en febrero al Presidente descolocaron a la Casa Rosada, tanto que cada gesto llegado desde el Vaticano se convirtió en un asunto de Estado en Argentina.
El envío de un rosario a Milagro Sala, un activista social ligada al kirchnerismo y presa por el macrismo por supuesta incitación a la violencia, ya había deteriorado la relación. Más tarde, Francisco recibió en Santa Marta a la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, enemiga declarada de Macri, y al juez Sebastián Casanello, al frente de la investigación que involucra al mandatario en el escándalo por los Papeles de Panamá.. En junio, el Papa ordenó a la fundación pontificia Scholas Ocurrentes que rechazara 16 millones de pesos (1,1 millones de dólares) que le donó el Estado argentino. Francisco dijo entonces que “el Gobierno tiene que acudir a tantas necesidades del pueblo, que [Scholas Ocurrentes] no tiene derecho a pedirle un centavo".
Cuando la relación pareció entrar en un camino sin retorno, se produjo un inesperado intercambio de cartas amables. Con motivo de las celebraciones patrias del 25 de mayo, Francisco envió a Macri una “cordial felicitación” y le habló de “reconciliación y fraternidad”. "En nombre de todo el pueblo argentino agradezco su cordial felicitación y sus oraciones", le respondió Macri. El círculo se cerró finalmente el 3 de julio pasado con una entrevista que el Papa dio al diario argentino La Nación. “No tengo ningún problema con Macri. Es una persona noble”, dijo Francisco, decidido a enviar un claro mensaje a Buenos Aires.
Con ese estado de ánimo ambos líderes llegarán a la reunión del 17 de octubre. Macri espera que Francisco le dedique algo más que aquellos 22 minutos que tanto debate produjeron en febrero. También rezará para que la foto que retrate el reencuentro muestre al Papa con una sonrisa.
Con información de El País