La primera ministra polaca, Beata Szydlo, preside los actos conmemorativos del 72 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz, que el 27 de enero de 1945 fue liberado por soldados del Ejército rojo después de cuatro años de funcionamiento.
Szydlo estará acompañada de 60 supervivientes de Auschwitz y delegados de varios países, entre ellos Israel y Rusia.
Coincidiendo con esta conmemoración, el museo-memorial en el que hoy se ha convertido el antiguo campo de concentración ha organizado una exposición en la sede de la UNESCO en París de objetos personales de exprisioneros encontrados en 1967 durante los trabajos arqueológicos en la zona de las cámaras de gas, unos artículos que permanecían almacenados y que nunca han sido mostrados hasta ahora.
Parte de estos objetos también se expondrán desde hoy en el propio museo de Auschwitz bajo el título “Arqueología”.
El lema de este 72 aniversario es el “Tiempo”, simbolizado por un reloj encontrado durante los trabajos arqueológicos de 1967, y que ha permanecido olvidado en un almacén durante las últimas décadas junto a otros 16.000 objetos hallados en esas excavaciones.
“El tiempo inevitablemente nos aleja de la historia de Auschwitz, y la memoria supone siempre nuestra lucha contra el paso del tiempo”, explicó hoy el director del museo de Auschwitz, Piotr Cywinski.
En este sentido, subrayó la importancia de “asegurar que las generaciones posteriores conozcan los peligros del populismo, la xenofobia, el antisemitismo y los diversos nacionalismos radicales”.
El 27 de enero de 1945 el ejército soviético abría las puertas del infierno en Auschwitz-Birkenau y ponía fin al cautiverio de los 7.000 prisioneros que aún permanecían entre sus alambradas, ya abandonados por los guardianes.
Allí los soldados “rojos” encontraron más de un millón de trajes y vestidos y cerca de ocho toneladas de cabello humano que los nazis aprovechaban, junto con otras partes de los cuerpos de sus víctimas, como si de una gran factoría humana se tratase.
Se estima que más de un millón de personas, en su mayoría judíos, perecieron en Auschwitz y en el campo anexo, Birkenau (Oswiecim y Brzezinka en polaco), debido a las palizas, las cámaras de gas Zyjklon B, el hambre, el agotamiento y las enfermedades.
Con información de EFE