Esteban Santiago, un exmilitar que sufría transtornos psicológicos tras servir en Irak, enfrenta tres cargos federales que pueden representarle la pena de muerte, según anunció la Fiscalía del Distrito Sur.
El FBI continúa hoy desentrañando las motivaciones que llevaron a este ex miembro de la Guardia Nacional de EE.UU. a elegir el aeropuerto de Fort Lauderdale para cometer el ataque, mientras que el atacante hará este lunes su primera comparecencia en un juzgado de Fort Lauderdale para la lectura de cargos.
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La Fiscalía del Distrito Sur acusa a Santiago de realizar un acto de violencia contra personas en un aeropuerto internacional, usar un arma de fuego durante y en relación a un crimen violento, y causar la muerte de una persona mediante arma de fuego.
De ser hallado culpable, el atacante, nacido en Nueva Jersey y criado en Puerto Rico, puede ser sentenciado a la pena de muerte, según el comunicado de la Fiscalía.
El fiscal de este distrito, Wilfredo Ferrer, afirmó que los cargos presentados "reflejan la gravedad de la situación" tras el tiroteo que desató Santiago en la zona de recogida de equipajes de la terminal 2 del aeródromo el pasado viernes y que dejó cinco muertos y seis heridos.
Tal como han informado la autoridades, Santiago adquirió un billete de ida en Anchorage (Alaska), en donde residía, y voló hasta Minneapolis, desde donde luego subió a otro avión para aterrizar en Fort Lauderdale, con una pistola semiautomática de 9 milímetros y dos cargadores al interior de la única maleta que facturó.
Documentos judiciales describen que el exmilitar recogió su maleta, fue al baño para cargar su arma, salió y disparó a la primera persona que vio, para luego continuar el ataque, durante el que mayormente disparó a la cabeza de las víctimas, hasta vaciar toda la munición que contenía, tras lo cual se entregó a las autoridades.
Los investigadores creen que Santiago habría planificado el ataque, dado que recientemente empezó a vender algunas pertenencias personales y desarrolló una conducta más errática, tal como han señalado a las autoridades familiares y allegados del atacante.
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Su tía María Ruiz Rivera, que reside en Nueva Jesey, declaró a la cadena CNN que el exmilitar "tenía visiones todo el tiempo" y que "su cabeza no estaba bien".
Con información de EFE