La Navidad y la ronda de ‘tête à tête’ que tuvo ocupados al presidente y a la oposición distendieron al primer ministro, Fernando Zavala. Por eso, su equipo tuvo la idea de abandonar Palacio de Gobierno, cruzar la calle y sentarnos el jueves en el legendario bar Cordano. Con una jarra de chicha morada y rodeados de curiosos, hablamos de la megacorrupción de Odebrecht, de la inseguridad que nos asola, las facultades delegadas, las brechas sociales, pero también de sus buenos augurios para el año que se nos viene.
—Se ha conjurado la crisis. ¿El diálogo entre el presidente y Keiko Fujimori, nos hace ingresar a una nueva fase?
De acuerdo, ha habido una crisis. El presidente tuvo una iniciativa interesante: llamar a las fuerzas políticas a conversar. Las noticias se han centrado mucho en la reunión con Fuerza Popular, pero hemos visto un balance con los otros grupos.
—Seguirán en el Acuerdo Nacional (AN).
Sí. Han pasado 6 meses desde que asumimos el poder, se dio una crisis, vamos a ver dónde estamos y mirar hacia adelante.
—Usted no lo dice por modestia, pero ya había hecho una labor de diálogo con Luz Salgado y voceros de FP.
Había temas pendientes. Y el presidente tiene el liderazgo.
—¿Era necesario que fortaleciera ese trabajo que había sido suyo?
Había que culminar una etapa, creo que le correspondía al presidente. El presidente no había tenido oportunidad de una reunión como esta. Ha sido muy positivo, han hablado de los temas importantes para el Perú. Ahora me toca a mí esta segunda etapa que es aterrizar lo que se conversó, a través del AN.
—¿Hay algún secreto para que el diálogo no sea un saludo a la bandera?
Ese es mi rol, empezamos la próxima semana. El secreto es tener una agenda muy concreta. De lo que ha recogido el presidente es: 1) seguridad ciudadana, 2) anticorrupción, 3) formalización y 4) el tema social. Hay otros temas más específicos. Lo que me toca es aterrizarlos.
—¿Puede compartir algún comentario que el presidente le ha hecho del encuentro con Keiko Fujimori?
Ha salido contento, dijo que hay entendimientos que nos permiten entrar a un 2017 con expectativa. Ha sido provechoso tanto para la oposición como para nosotros. Mi rol es llevar eso al segundo nivel. En seguridad ciudadana, tengo que ver cómo llevo todo a la Comisión Presidencial de Integridad y al AN.
—La delegación de facultades está por acabar. ¿Les ha quedado chico el tiempo?
La verdad que no. Vamos bastante bien. El ruido político apaga este trabajo concreto muchas veces. En formalización hemos hecho algo muy interesante: la nueva ley de microempresa y pequeña empresa, la formalización de los pesqueros, nuevos procedimientos de simplificación administrativa que hagan más simple la vida a las empresas y al ciudadano. En seguridad, hemos promovido 9 decretos que tienen que ver con cómo ordenamos para que la policía tenga más efectivos en las calles. Nuestra meta es pasar de 37 mil a 42 mil.
—No hablamos de un incremento demográfico, sino de reducir el trabajo administrativo, ¿no?
Hablo de poner a los policías cercanos a la seguridad de la gente. Estamos fortaleciendo la comisaría. Antes ese servicio no era importante en la carrera del policía, ahora sí lo va a ser. Para eso, estamos cambiando los plazos: teníamos comisarios de 1 año, ahora serán por lo menos 3 años. Necesitamos infraestructura y por eso hemos modificado el sistema de obras por impuestos para que sirva a las comisarías. Hemos hecho cambios en la normatividad penal para asegurar que tengamos los tipos penales adecuados. Por ejemplo, el crimen organizado no estaba tipificado adecuadamente.
—¿Podrían pedir un nuevo paquete de facultades?
Nos quedan dos semanas, son alrededor de 100 decretos. No siento que tengamos que pedir facultades en el corto plazo. Nos han dado las herramientas, ahora hay que llevarlas a la práctica.
—En base a este trabajo avanzado y al destrabe, ¿usted piensa que la inversión pública y la privada crecerán a un 5% el próximo año?
Empezamos en agosto y encontramos varias cosas detenidas. Estos 5 meses hemos comenzado a tener ritmo. El 2017 es el año del despegue. Ese despegue tiene que ver mucho con lo que vamos a hacer en formalización. Son 3 años que la inversión privada no crece y la pública está detenida. Tenemos que revertir eso. Si no crecemos, no desarrollamos. Hemos sentado las bases para asegurar eso. Hemos creado mecanismos como Invierte.pe, para pasar de 70% en ejecución de presupuesto a 90%.
—Se dice que la preocupación en megaproyectos ha descuidado mucha obra menuda ansiada en sus localidades.
Todo lo que contaba de inversión pública no tiene que ver con megaproyectos. Hemos identificado dónde vamos a hacer inversión pública por S/18 mil millones. El 25% son 40 proyectos grandes, el 75% son proyectos pequeños. Invierte.pe simplifica. Antes tenías que demostrar que el proyecto tenía rentabilidad social, ahora el criterio es ‘cierre de brechas’. O sea, si alguien no tiene agua, no tienes que demostrar rentabilidad social, simplemente que no hay agua.
—¿Lo que me cuenta es una reafirmación del plan de gobierno o resultado de la práctica y de los GORE-Ejecutivo?
El GORE nos ha funcionado muy bien. Los gobiernos regionales nos han hecho entender mejor la realidad. Hay reuniones uno a uno, de un ministro con cada uno de los 18 gobernadores que le dicen lo que les falta. Pero lo que ha funcionado aun mejor son los viajes de los ministros. No los queremos sentados en su escritorio. Es la mejor manera de identificar los problemas. No se trata de que viajes a un lugar y solo identifiques el problema de ese lugar, sino problemas transversales. Yo he ido a Saramurillo y te das cuenta de la situación de luz, agua y educación en toda la Amazonía. El Gobierno empieza a mirar a las regiones de una forma diferente. Eso es inversión pública. Ahora, en inversión privada, el destrabe es importante. Tenemos 50 nuevos proyectos que se irán concesionando. Si no empezamos hoy a formularlos, no terminaremos los proyectos que necesitamos el 2019 o el 2020.
—La realidad nos obliga a hablar de otro tema. La revelación hecha en EE.UU. sobre Odebrecht nos hace pensar que los costos de la corrupción son incalculables. No solo hay sobrevaloraciones sino la decisión de hacer obras que quizá no eran las más convenientes.
Es un tema muy importante. Tres gobiernos en el Perú y 12 gobiernos en Latinoamérica. Ya dijimos públicamente que apoyaremos a la fiscalía a investigar y vamos a fortalecer la procuraduría. Esa es la respuesta del Gobierno a este tema. [Sobre obras que pueden no ser convenientes] lo que estamos tratando de hacer hoy es que no venga una iniciativa y el Estado diga: “Ah, está bien esa iniciativa”. Tenemos que ver qué es prioridad para el Estado, para el ciudadano, ver cómo lo vamos a trabajar, si es por APP [asociación público-privada], obras por impuestos o ejecución pública. Ahora tendremos una nueva ley de contrataciones y estamos creando la autoridad de transparencia .No nos pueden volver a pasar casos como Odebrecht.
—Y que de alguna manera nos siguen pasando si esas empresas siguen operando en el Perú.
Y la corrupción no es solo de los grandes proyectos, sino de los pequeños. Con las facultades delegadas estamos simplificando la vida a la pequeña empresa y a los ciudadanos para que no haya corrupción porque dependen de un funcionario con procedimientos poco transparentes.
—En buena hora ese destrabe, pero falta un destrabe moral, un amigo le llama el ‘desatorarnos’. El Gobierno tiene que ser el motor político de una reforma de la justicia. ¿Qué se ha avanzado?
El acuerdo por la justicia. Ayer hemos estado reunidos con la ministra de Justicia, con el presidente del PJ, con el fiscal de la nación y hemos identificado los temas que podemos avanzar para disminuir la corrupción. Hemos identificado que existen sistemas que fomentan la corrupción. Por ejemplo, las medidas cautelares. Hoy, cualquiera te pone una medida cautelar. ¿Tiene sentido, cómo funciona en otros países, cómo cambiarlo sin afectar los derechos de los ciudadanos? ¿Cómo hacer para que los fiscales no tengan miedo de actuar en determinadas zonas o que los jueces procedan adecuadamente ante la prisión preventiva? ¿Cuáles son las trabas que tiene el sistema que no permiten luchar contra la corrupción? Hay que sentar a todos en la mesa, establecer una agenda y hacer que se cumpla.
—Y que se cumpla sin distingos. Por ejemplo, hay 34 personas con prisión preventiva por lo que pasó en Huaycán y hay funcionarios corruptos sueltos. ¿Puede ser un sueño para el 2017 tener a algunos de los corruptos del caso Odebrecht?
De todas maneras. Es muy importante. Si la población ve un caso como Odebrecht, que no se investiga y que las personas no acaban en la cárcel, entonces no confía en el sistema. Hay algo que me pregunto por qué no se hizo antes: no tenemos en el PJ ni en fiscalía gente especializada en anticorrupción.
—Los grandes casos han sucedido cuando el Gobierno puso la energía para que PJ y policía se muevan: la caída de Montesinos, la prisión de presidentes regionales. Este gobierno no puede quedarse atrás.
Esa es una cosa: asegurar que, de lo que pasó atrás, se terminen todos los procesos y vayan a la cárcel los que tengan que ir. Siempre hemos sido enfáticos y hemos dado muestras claras: la muerte civil, el nombramiento de Julia Príncipe, la conformación de esta Comisión Presidencial de Integridad.
—¿Avelino Guillén trabaja con ustedes?
Hemos tenido reuniones con él, tiene buenas ideas, se le invitó a que colabore con el Minjus.
—La población tiene la percepción de que los grandes se escapan de la justicia, cuando ve casos como el de Nadine Heredia. Sin riesgo de que adelante opinión, ¿le parece correcto que ella se quede en el Perú para responder a la justicia?
Yo no quisiera intervenir más en este caso, las instancias judiciales y de la fiscalía lo están manejando, y son ellas las que tienen que determinar las medidas correspondientes.
—Ustedes los economistas son buenos para hablar de cifras, pero qué le diría a los peruanos, con un mensaje sin cifras, sobre lo que podemos esperar en el 2017?
Tenemos todas las condiciones para que sea un año en el que el empleo va a crecer, en el que tenemos un Estado que se preocupa de la gente, un Estado que realmente va a poner agua en los hogares, que va a mejorar sustancialmente la salud, que va a luchar contra la inseguridad. Las brechas que tiene el Perú son gigantes. Lo que te puedo decir es que 2017 va a ser un año en que esas brechas de calidad en las condiciones de vida se van a ir acortando y van a dar paso a lo que siempre hemos dicho: a ese Perú moderno que queremos ser en el 2021. Ese Perú tiene dos componentes: un Perú competitivo y un Perú más justo, donde todos tengamos igualdad de oportunidades.
—En su balance personal, ¿qué gran lección se ha llevado?
Empecé en agosto. Ha sido un cambio respecto al trabajo que tenía [en el sector privado]. Este es un trabajo más complejo, no me amilana, me hace decir: “El reto es mayor”. Es una gran oportunidad trabajar en el gobierno del presidente Kuczynski, que tiene unas ganas de hacer las cosas diferentes. No somos políticos tradicionales, no esperen que me comporte como un político tradicional, yo soy más del lado técnico que muchas veces tengo que generar las habilidades políticas para moverme en un mundo político. Pero no estoy acá para hacer política, estoy acá para llevar a cabo un plan de gobierno centrado en los ciudadanos.
—O para hacer política de otra forma, sin denostar la palabra.
La política la vamos a hacer, tengo admiración por ella, es importante. Pero la haremos de forma diferente, gestionando para las personas. ¡Feliz Navidad!
Con información de El Comercio