Lo dijo con su estilo, firme pero sin nombres propios ni señalamientos con el dedo. Horas antes de reunirse en la quinta de Olivos con su aliada Elisa Carrió , que mantiene sus despiadadas críticas a Daniel Angelici, Mauricio Macri aprovechó la inauguración de una planta depuradora en Lanús para enviar un mensaje a su propia tropa: no tolerará que las internas traben la gestión.
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"Cuando hay tanta gente que está esperando una solución, tanta gente que quiere volver a creer, que quiere volver a recuperar la esperanza de que sí se puede, no puede haber lugar para pequeñas diferencias, no puede haber lugar para confrontaciones, no sólo dentro de los equipos nuestros, de AySA, del Ministerio, del Gobierno, ni con los intendentes, ni con los gobernadores, porque hay que cubrir todo el territorio argentino", dijo Macri. Lo escuchaban la gobernadora María Eugenia Vidal; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, es decir, todos los estamentos del poder de Cambiemos.
Si bien el Presidente pareció referirse de manera general a todos los sectores, cerca de él reconocieron que la mención de "su equipo" no fue casual. "Quiso enviar un mensaje, y lo incluyó dentro de una alusión más amplia", dijo un asesor.
¿A quién apuntaba Macri? La referencia obvia era la propia diputada Carrió, que el sábado por la noche tildó de "delincuente" al presidente de Boca Juniors y uno de los primeros dirigentes radicales que se acercaron a Macri, hace ya más de diez años. La acusación de Carrió tiene un objetivo: alejar al empresario de los bingos de la intermediación con el Poder Judicial. "Hay que decidir si cambiamos o si sólo cambiamos de mafia", desafió la diputada el sábado, antes de reunirse con el Presidente.
Cerca de Macri dicen "comprender" los argumentos de Carrió. Pero por lo bajo defienden a Angelici. "Para gobernar tenés que tener gente que hable distintos idiomas", graficó un funcionario. "Ella es una persona de bien, pero quiere todo ya. Y nosotros estamos cambiando el Poder Judicial, se fueron Oyarbide (Norberto), Rozanski (Carlos), (la procuradora bonaerense Carmen) Falco, y seguramente (Alejandra) Gils Carbó", abundaron.
Nada de esto pareciera ser suficiente para Carrió, que después de cancelar la reunión el domingo (primera fecha prevista para el encuentro), cenó anoche con el Presidente en Olivos. "El tiempo pasa y hay cosas que no se resuelven. Pero no se trata de un nombre propio, sino de una forma de relación con el Poder Judicial. Si no cambiamos eso, estamos listos", dijo a LA NACION Fernando Sánchez (CC-ARI). La interna que separa a Carrió y algunos aliados tácticos, como el legislador del Parlasur Fabián "Pepin" Rodríguez Simón, de Angelici es la única que aceptan los funcionarios.
Otras internas
Pero fueron públicas, por ejemplo, las desavenencias y los conflictos en el equipo económico en torno a distintas medidas económicas. El ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, y el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, disintieron desde un principio en torno a la suba de tasas y los modos de controlar la inflación. "Puede haber distintas visiones sobre cómo resolver los problemas, pero no hay problemas personales", afirmaron cerca de Macri. Otro funcionario dijo: "Es innegable que hay diferencias; que las disimulen porque no quieren que Macri los rete es otra cosa".
Duramente mucho tiempo estuvieron sin cerrar las heridas entre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión. La denuncia efectuada por la ministra, que terminó con el ex combatiente de Malvinas fuera de su cargo por varios meses, dejó a Gómez Centurión esperando explicaciones, que llegaron el jueves, cuando ambos compartieron un café en la Aduana, y antes del viaje de la ministra a Israel. "El problema no era con ella, hablaron un rato largo de proyectos futuros", confirmaron a LA NACION fuentes de la Aduana. "Se reunieron y ambos salieron contentos", afirmó una fuente del Gobierno.
Otra de las internas que llegaron a oídos del Presidente fue la que distancia a la gobernadora María Eugenia Vidal y su mano derecha, Federico Salvai, del titular de la Cámara baja, Emilio Monzó. "El Presidente los agarró a los dos y les dijo que tienen que trabajar juntos", contaron cerca del armador de la campaña 2015. Resultado: Vidal y Monzó ya instruyeron a sus respectivos equipos para coordinar acciones, aunque la desconfianza todavía no parece disipada del todo.
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Los celos entre Frigerio y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, por la cercanía con el Presidente, el armado de la agenda presidencial y la relación con los gobernadores completa el cuadro de internas, aunque en el Gobierno las negaron. Macri deja hacer, coinciden en Balcarce 50, pero a veces dice basta. Ayer, el mensaje fue claro y abarcó varios sectores de su gobierno.
Con información de La Nación