El presidente en funciones desde hace nueve meses habló este sábado por primera vez desde las elecciones como presidente a secas. Mariano Rajoy respondió en público al líder de la gestora socialista, Javier Fernández, que el día anterior le había advertido de que el PSOE puede facilitar la investidura, pero “en ningún caso la gobernabilidad”. El líder del PP prometió trabajársela “día a día” e insistió en que no aprovechará la crisis socialista para imponer condiciones. “No queremos terceras elecciones”, dijo.
Redactó él mismo su discurso para medir cada palabra y evitar que cale la idea de que el PP pretende aprovechar la crisis socialista para imponer condiciones a su propia investidura. Tras alabar al homenajeado —era el día del afiliado—, Mariano Rajoy se dirigió, sin citarlo, a Javier Fernández, que le había advertido ya de que no iba a hacer concesiones a su Ejecutivo. El líder del PP le respondió desde el escenario de un mitin, pero ubicándose ya en el Congreso, representando a un Gobierno en minoría: “Haré todo cuanto esté en mis manos para ganarme la gobernabilidad. Sé que me la tendré que trabajar día a día, con humildad y paciencia. Sé cuál es la composición de la Cámara”. “Voy a hacer política de luces largas, mirando al futuro, y estoy esperanzado de que los demás también”, dijo.
Ante unas 2.000 personas congregadas en el parque de atracciones de Zaragoza, con el reclamo de 2.000 bocadillos de longaniza y una paella gigante, Rajoy insistió en que no exigirá el compromiso de apoyar los Presupuestos al PSOE. “No vamos a imponer ninguna condición. Queremos que España tenga un Gobierno urgentemente. El PP no quiere terceras elecciones. Serían una locura, un disparate, y no beneficiarían a nadie”.
Rajoy había dado a los suyos instrucciones de adoptar un perfil bajo ante la crisis socialista para que no pareciera que estaban deseosos de volver a las urnas para machacar a su eterno rival, que ahora no tendría ni candidato. Pero en el tradicional reparto de papeles de buenos y malos del PP, las declaraciones de varios portavoces populares exigiendo condiciones al PSOE para aceptar su abstención hicieron que la táctica se les fuera de las manos. El líder popular aprovechó un acto el jueves en Torremolinos para zanjar el debate y pronunciar las palabras que tenía previsto decir este sábado en Zaragoza.
El PP no oculta su entusiasmo por el cambio de interlocutor en el PSOE: “Del hombre del no a Javier Fernández”, que no solo “se pone” cuando le llaman, sino que también llama, describe el partido.
El vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo, describió esa “vía de diálogo” con el presidente de la gestora socialista como una comunicación “discreta”. El dirigente popular alabó esa negociación “seria” frente al modelo anterior, donde “uno llama y el otro no contesta o se comunica a través de 140 caracteres por Twitter”. Maillo insistió en que el PP va a ser “respetuoso con los tiempos y formas del PSOE en el camino hacia la abstención”.
Presumir de unidad
Rajoy, no obstante, sí quiso aprovechar a la multitud reunida ante la paella gigante para exhibir la unidad de su formación frente a sus rivales. “Hemos podido tener nuestras diferencias, pero hasta nuestros más enconados adversarios lo reconocen: el PP es un partido unido y sólido. Esto no es una pandilla, que es lo que se ha puesto de moda; es un partido que defiende lo mismo desde Estaca de Bares a Cabo de Gata —mientras el PSOE discute con su franquicia catalana, el PSC—”.
El presidente insistió, respondiendo a su nuevo interlocutor en el PSOE, con quien mantiene abierto el diálogo, que es consciente de que no tiene mayoría absoluta y que cada uno hará su papel. Pretendía así echar un capote a los socialistas para justificar su eventual abstención en la investidura, porque sabe que Podemos redobla la presión y que los socialistas tendrán que escenificar su oposición al PP durante la legislatura para contrarrestar los ataques de Pablo Iglesias.
Rajoy insistió en que no hay alternativa de Gobierno y que los pactos “con aficionados, extremistas y radicales” solo han traído “extravagancias e inestabilidad”. En Aragón gobierna el PSOE gracias al apoyo de Podemos, que ahora amenaza con retirárselo en el debate sobre los presupuestos. La presidenta del PP de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, destacó durante su intervención las "diferencias" entre la izquierda y aventuró que si las elecciones autonómicas se repitieran hoy, los populares volverían a tomar el poder. Cuando el público pidió a Rajoy que se la llevara [al Gobierno] a Madrid, el presidente en funciones le pidió que siguiera asumiendo "responsabilidades". "Se necesita gente que tenga conocimiento y buen sentido", dijo.
Con información de El País