Un cambio notable ha sacudido Washington, D.C.: Elon Musk ha anunciado que el edificio que albergaba la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ahora está ocupado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Esta transformación surge en un contexto de controversia, siguiendo informes que sugieren un acuerdo entre el expresidente Donald Trump y Musk para desmantelar USAID.
Desde la llegada de Trump al poder, USAID ha experimentado cambios drásticos. Miles de empleados fueron despedidos y programas esenciales fueron cancelados, en línea con la opinión expresada por Trump de que la agencia sufría de "fraude" y era gestionada por "extremistas radicales."
En un momento crítico, el personal recibió la orden de mantenerse alejado de la sede en Washington, dejando a cientos sin acceso a los sistemas informáticos. Musk, quien describió la agencia como un "nido de víboras," argumentó la necesidad de desmantelarla por completo, llegando incluso a referirse a ella como una "organización criminal" tras enfrentar resistencia para acceder a áreas seguras.
Estos eventos llevaron a la remoción de letreros del edificio, simbolizando el cambio de control. La Casa Blanca, no obstante, ha negado que personal del DOGE de Musk haya intentado acceder a zonas restringidas. Preocupaciones sobre el acceso a información sensible llevaron a legisladores en el Senado a exigir explicaciones sobre la seguridad de datos y la protección de la seguridad nacional.
Esta reconfiguración, impulsada por las visiones compartidas de Trump y Musk, tiene profundas implicaciones.
Dado el papel de Estados Unidos como el mayor proveedor de ayuda humanitaria global, el cierre de USAID podría alterar significativamente las políticas de asistencia internacional y cooperación que han definido la relación del país con el mundo durante décadas.