Ken Martin, presidente del Partido Demócrata-Campesino-Laborista (DFL), la filial del Partido Demócrata en Minnesota, cuenta una historia sobre cómo el gobernador del estado, Tim Walz, comenzó en la política.
Por The Economist – Traducción Infobae
En 2004, Walz era profesor de secundaria en Mankato, una ciudad de 45.000 habitantes en el sur del estado. En las elecciones presidenciales de ese año, decidió llevar a su clase a un evento de George W. Bush.
Sin que él lo supiera, sus estudiantes habían urdido un plan para burlarse del entonces presidente. “Todos llevaban camisetas de [John] Kerry”, dice Martin. “Se arrancaron los suéteres y, bueno, el Servicio Secreto los echó de ese mitin”. Walz, según Martin, “estaba realmente enojado”, no con sus estudiantes, sino con la campaña de Bush. “Me llamó… quería involucrarse”, dice Martin, quien lo convirtió en organizador de la campaña local.
Dos años después, Walz se presentó al Congreso por el primer distrito de Minnesota, una zona predominantemente rural que abarca el sur de Minnesota, donde sólo otro demócrata había ganado en el siglo anterior. Martin dice que recuerda haber oído hablar de la candidatura de Walz y haber pensado: “No hay forma de que gane”.
Pero Walz obtuvo el 53% de los votos. Doce años después, tras conservar su distrito incluso cuando otros demócratas rurales perdieron el suyo, se presentó a gobernador. En 2022 fue reelegido y su partido ganó la Cámara de Representantes y el Senado estatales, lo que dio a los demócratas una trifecta por primera vez en ocho años.
En parte, la historia electoral explica por qué Kamala Harris, ahora oficialmente candidata demócrata a la presidencia, eligió a Walz como compañero de fórmula. Hoy aparecerá con él en un mitin en Filadelfia, junto con Josh Shapiro, el gobernador de Pensilvania, que perdió ante Walz. S
Sin embargo, su elección también refleja una decisión de minimizar el conflicto interno del partido. Shapiro, inicialmente uno de los favoritos para la fórmula, tropezó debido a las críticas que se acumularon sobre sus posiciones sobre la guerra en Gaza y su apoyo a los vales escolares.
En cambio, el valor de Walz se ha disparado en las últimas semanas, en particular entre la izquierda del Partido Demócrata.