Esta semana, por distintas vías y tópicos me ha tocado hacer un ejercicio de cuestionamiento sobre los límites –si es que los hay- del periodismo y el entretenimiento.
Jennifer Barreto Leyva
Creo que todos los que ejercemos profesiones relacionadas, debemos hacernos este cuestionamiento al menos una vez en la vida.
Hace algunos días el presentador británico Piers Morgan tuvo en su programa Piers Morgan Uncensored a la abogada Fiona Harvey, persona en quien se basara la reciente serie de Netflix Baby Reindeer.
UPDATE: My interview with the real-life Martha from Baby Reindeer, Fiona Harvey, has now been viewed 10 million times on our @PiersUncensored YouTube channel.
Thanks for watching! pic.twitter.com/I1wwsAtMsm— Piers Morgan (@piersmorgan) May 13, 2024
Richard Gadd, escritor y actor, escribió una serie basada en un episodio de su vida bastante oscuro, donde ésta mujer lo acosó física y digitalmente por años.
Retrató de forma impecable lo que tuvo que vivir gracias al comportamiento de una mujer que muchos especialistas en salud mental aún no quieren etiquetar con diagnósticos.
Esto ha dado material para infinito centimetraje en prensa, cantidad de memes, parodias, cotilleo y contenido en algunos casos fuera de lugar, en redes sociales.
Algunos dirán: pero si fue él quien sacó a relucir su historia ¿De qué se puede quejar?
Y sí, es válido planteárselo. Al publicar su historia, corría el riesgo de que se supiera quien era su acosadora, de que ese proyecto televisivo se volviera viral y que las cosas se salieran de control, o por el contrario de que no pasara nada.
Caben muchas preguntas, entre ellas: ¿Era necesario y a nivel noticioso es productivo entrevistar a una acosadora?
Aunque aquí por integridad y correcto ejercicio del periodismo debemos dirigirnos sobre ella como presunta, el hecho de que todos los registros de su acoso están públicos y ella misma de forma voluntaria saliera a reclamar el cómo fue involucrada en esta historia, y en la entrevista confirma lo expuesto en la serie, disipa muchas dudas para quienes aún las tengan.
¿Realmente vale la pena haberla entrevistado? ¿Aporta algo a la sociedad esta entrevista? Me quedan más preguntas que respuestas.
Este no es el único caso donde en nombre del entretenimiento algunos insisten en que todo se vale.
Recientemente la española Patricia Ramírez madre del pequeño Gabriel Cruz, hizo un llamamiento desde el profundo dolor de perder a un hijo a las autoridades, puesto que tuvo noticias sobre la asesina de su hijo, Ana Julia Quezada quien con colaboración de funcionarios de prisiones estaría grabando entrevistas para un documental sobre este crimen de su autoría, con el agravante de que estaría ganando dinero por “colaborar” con esta casa productora.
Os dejo la rueda de prensa realizada en el día de ayer. Íntegra. Donde se expone la terrible situación que estamos viviendo. #NuestrosPecesNoSeVenden
GRACIAS A LA SOLIDARIDAD DE TODOS AQUELLOS QUE COMPARTEN ayudándonos a detener este sin sentido ??? https://t.co/0EOTfDbefE— Patricia Ramírez (@PatriRamirez_) May 12, 2024
Para hacer todo aún más doloroso e impensable, esta productora jamás solicitó de los padres de Gabriel o de familiar alguno autorización para crear el documental o serie que está en preproducción según indica la madre de Gabriel.
Algunos alegan que como fue un hecho público, pues de la misma forma debe tratarse, otros por el contrario creen firmemente que ha debido consultarse con los padres de Gabriel cualquier cosa relacionada con su historia.
Como sobreviviente de dos psicópatas integrados, y quien también expuso en un libro próximo a salir su historia meramente con el fin de educar sobre el tema, creo firmemente en que tiene que haber responsabilidad irrestricta en el periodismo que se ejerce con estos temas, son conversaciones que tienen que darse pero deben hacerse siempre guardando el respeto por víctimas, sobrevivientes y familiares, evaluando la real necesidad de darle voz a delincuentes que al ejecutar sus crímenes pierden todo derecho en sociedad y que lo último que merecen es ser tratados como estrellas mediáticas.
Distinto es el caso de la mexicana María José Cuevas, directora del documental La dama del silencio, donde se narra la historia de la asesina serial Juana Barraza.
Cuevas al notar el histrionismo y narcisismo de Juana Barraza, cambió el manejo del documental y decidió darle voz y protagonismo a las víctimas y sus sobrevivientes y a Barraza nombrarla cuando fuera estrictamente necesario.
Las historias de estos elementos del mal, siento deben contarse para evitar que otros caigan en esos esquemas de depredación, sin embargo, algo que nos está ocurriendo dentro de este proceso de deshumanización que vivimos es, que el querer protagonismo, ganancias, popularidad y reconocimiento, nos estamos llevando por delante los mínimos de empatía e integridad con los que debemos actuar.
Se le está dando estrellato y una atención que raya en lo vergonzoso, a seres humanos que deben pasar al mayor desprecio y olvido social como consecuencia natural de sus macabras acciones.
A los seres humanos se nos diluye cada día más lo de humanos, y de tanto querer saber, en algunos casos parecernos, a esos monstruos de rostro amable, nos estamos convirtiendo en ellos, por duro que suene y grotesco que parezca.
¿Hasta dónde debe llegar el periodismo? ¿Es este un periodismo necesario?
¡Hasta la próxima!
Abogada, periodista, conferencista y escritora, presidente de Club de los viernes capítulo Venezuela, coordinadora general de Mujeres en libertad, conductora y productora de TV y radio. Miembro de la mesa editorial nacional del Republican National Hispanic Assembly. Ex-corresponsal de Fox News. Analista y consultora política. Corresponsal en Buenas Nuevas, Puerto Rico. Presidente de The Ladies Coalition. Directora de la plataforma El dato político.