Desde hace algún tiempo se ha visto a ex integrantes de la mansión Playboy, haciendo media tour para limpiar su imagen ante la sociedad, mostrando una inocencia que jamás tuvieron y contando los “secretos” de sus vivencias, de lo que, ante mis ojos, fue un mero prostíbulo de alto standing y nada más.
Están en realities, documentales, entrevistas especiales y pare usted de contar, y ahora hasta autoras de libros son, contando lo que todo el mundo siempre supo y a nadie le convenía o quiso ver, quienes en algún momento gozaron de glorias falsas y una realidad bastante perversa para cualquiera que tenga dos centavos de sentido común y decencia.
Drogas, abusos sexuales, tráfico de influencias, delitos de considerable gravedad y más, empiezan a conocerse de boca de las ex – conejitas quienes, ahora enfrentando la realidad y las consecuencias de sus acciones, relatan en modo de venganza, todas las aberraciones que vivieron en una mansión destinada al placer carnal, a la que siempre vi más como una casa de terror.
La falsa promesa de la liberación sexual femenina hecha en los años 60, trajo en su momento la premisa de que se le estaría dando a la mujer capacidad de decisión y acción en su vida sexual, fue solo una promesa rota de felicidad fugaz con muchas y muy considerables consecuencias.
El punto en el que muchos se detienen a debatir, es si realmente la mujer tomó malas decisiones en el camino o si, por el contrario, esa permisividad, solo hizo más sencilla una evolución natural que posteriormente abriría la ventana para todo el horror que en la actualidad podemos ver, como por ejemplo algunos temas escabrosos que grupos insisten en llamar derechos.
¿Dónde se hace la separación y distinción entre ambas?
Recientemente Candace Bushnell autora de la serie Sex in the city dio una reveladora entrevista al Daily Mail, donde confesó que la vida que le vendió a otras mujeres a través de su serie, un estilo de vida que ella misma vivió, hoy a sus 60 años le ocasiona un profundo arrepentimiento.
Lamenta el que sea tarde para querer tener familia, haber echado raíces y ahora no poder, tener que contar historias de abortos, entre otras cosas.
Aseguró entre otras cosas, que había sido un gran error poner por encima de todo su carrera profesional y el estilo liberal de vida que le vendieron feministas en su momento.
Y no son pocas historias similares a las de Candace Bushnell, de mujeres que se dejaron engañar por las falsas promesas de un estilo de vida antinatural y nefasto que solo trae como consecuencia directa familias rotas y mujeres masacradas moral, espiritual y físicamente. Y así lo cuenta la historia en sus páginas una y otra vez.
Días atrás leía como una personalidad de redes sociales de esas que ahora llaman “influencers” quien es famosa por mercantilizar su sexualidad, y venderse como “mujer liberada y orgullosamente libertina” -entre otras menudencias- como tenía su enésima ruptura amorosa, dando nueva vez espectáculos de cara al público y sacando provecho económico a algo que debe ser privado para comenzar.
La misma gente que la sigue, le manifestaba de muchas maneras algo que forma parte de dos corrientes que vienen tomando fuerza en la actualidad, la castidad y el profundo cuidado en la vida íntima que una mujer debe tomar, algo que el feminismo ha manoseado de muchas maneras.
La propuesta fundamental del lobby violeta era igualdad absoluta con los hombres, algo imposible porque somos diferentes en absolutamente todo. Una lucha que a las mujeres que entendemos el proceso de ideologización profundo que se está viviendo, sabemos a cabalidad el alto precio que en la actualidad estamos pagando.
El libertinaje sexual, quizá ofrece muchas recompensas o alegrías inmediatas y de corta duración. Aceptación social, alegrías instantáneas, popularidad, entre otras, pero las consecuencias pueden durar toda la vida o inclusive costar la vida misma.
Abortos, enfermedades de transmisión sexual, entre un sinfín de situaciones son la consecuencia natural de este estilo de vida de gratificación instantánea y de un futuro lleno de lamentos, que va contra la naturaleza de la mujer de principio a fin.
Casos como el de la influencer mencionada, Candance Bushnell o las ex integrantes de la mansión de Playboy son algunos de los muchos que hoy se pueden contar, entre ellos no podemos olvidar uno de los más significativos, el caso de Norma McCorvey la mujer que fuera protagonista de la sentencia del caso Roe vs Wade quien marcó un antes y después en la historia de las mujeres del mundo.
Después de mentir, en un caso fabricado, además, termina siendo activista provida en sus últimos años de vida y advirtiendo a mujeres jóvenes el por qué no deben hacer lo que ella hizo.
El libertinaje sexual y la prostitución, que son primas hermanas y se han glamorizado y normalizado con demasía en los últimos años, no son otra cosa que un veneno presentado en un frasco hermoso, de cristal quebradizo, no por delicado sino por su precaria calidad.
Un veneno, que por hermosa que sea su presentación, terminará ejerciendo su efecto de una u otra forma. Bien porque dañe vidas de forma directa o porque esa botella en la que viene presentado que se pinta tan hermosa, con su mala calidad y fragilidad, terminan cortando las manos que la sostienen.
Como sea, ya no se trata de si eres conservadora como yo o no, es algo quizá un poco más simple. Amor y respeto propio, pero de verdad.
¿Cómo vas a dejar entrar a tu cuerpo y alma a todo el que así lo quiera como si fueras un edificio desocupado y en ruinas?
Si no te cuidas tu ¿Entonces quién lo hará?
Piénsalo dos veces, porque la alegría de diez minutos y otros placeres efímeros, puede terminar en lágrimas para toda una vida.
Libertad sí, pero siempre con responsabilidad.
¡Hasta la próxima!