A más de dos semanas del mortal atentado terrorista contra el Estado de Israel, la posibilidad de que se registren ataques en otras latitudes empieza a preocupar a los aliados de la nación hebrea.
El Político
El sábado, 07 de octubre, la organización extremista Hamás lanzó una inesperada arremetida contra los israelíes. Las milicias del movimiento actuaron de forma coordinada por aire, tierra y mar.
La embestida se saldó con 1.400 muertos del lado israelí. De igual forma, Hamás secuestró a casi 200 personas, entre policías, soldados y civiles.
Desde entonces, el país judío ha respondido con bombardeos sobre la Franja de Gaza, bastión y centro de operaciones de los terroristas. Las acciones han provocado la muerte de más de 5.000 individuos.
Israel, que ha desplegado 360.000 efectivos a lo largo de su frontera común con Gaza, se prepara, además, para una ofensiva terrestre sobre el enclave palestino.
En medio de tal escenario, naciones socias de Israel empiezan a temer que su apoyo irrestricto al Estado hebreo tenga efectos colaterales.
En Estados Unidos, por ejemplo, se baraja la posibilidad de arremetidas como las ocurridas en Boston, en 2013 o en San Bernardino, en 2015.
Debido a que el yihadismo opera en las sombras y se vale de las brechas en la seguridad de los países, resulta casi imposible predecir cuándo será el próximo golpe.
Expertos creen, sin embargo, que un atentado en suelo estadounidense es muy factible y que podría suceder en el corto plazo.
“Ya viene, ya viene”, comentó al respecto Mark Morgan, ex funcionario del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con el ex agente, la idea de una arremetida en suelo norteamericano “es una declaración justa, no una (hipótesis) hiperbólica”.
Para Morgan, Estados Unidos está en riesgo por ser una nación que defiende la libertad en el mundo, pero también porque "los mismos terroristas” que atacaron a Israel tienen en su mira a la Unión Americana.
Las sospechas del ex funcionario lucen creíbles a la luz de las afirmaciones efectuadas por Chris Wray, actual director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés).
El pasado 14 de octubre, ante la Asociación Internacional de Jefes de Policía, Wray pidió mantenerse en estado de alerta.
“En este ambiente intensificado, no hay duda de que estamos viendo un aumento en las amenazas reportadas y tenemos que estar atentos”, dijo.
Una frontera porosa agrava el peligro
Una posible embestida por parte de terroristas islámicos podría ser efectuada por extremistas que aprovecharon la porosidad de la frontera sur para ingresar a Estados Unidos.
El país vive una crisis migratoria que mantiene en jaque a estados como Texas o Arizona.
Aunque buena parte de los indocumentados arriban procedentes de América Latina, hay reportes que hablan de ilegales llegados desde Irán, Líbano o Pakistán.
En el último año, la Patrulla Fronteriza detuvo a 151 personas, cuyos nombres figuraban en el listado de vigilancia terrorista elaborado por las autoridades estadounidenses.
También se han arrestados a irregulares que han sido considerados como “extranjeros con intereses especiales”.
El mote implica que esos ciudadanos proceden de naciones con gobiernos que patrocinan el terrorismo o que permiten la presencia, en sus territorios, de grupos extremistas islámicos.
En medio de tal contexto, Mark Morgan consideró que “ya podría haber una célula en Estados Unidos planeando el próximo ataque”.
“Cuando tienes esta ideología irracional (…) para inspirarte y avanzar hacia la radicalización, entonces la acción puede ser muy rápida”, añadió el ex funcionario.