El aceite de pescado, también conocido como Omega 3 (su nombre farmacéutico), es un suplemento vitamínico que, de acuerdo con estudios, tiene múltiples propiedades.
El Político
Según el portal oficial del grupo médico Mayo Clinic, la sustancia, que se puede consumir a través de medicamentos orales, proporciona ácidos grasos esenciales para el organismo.
En tal sentido, el aceite de pescado parece tener un papel vital como coadyuvante del crecimiento muscular e, incluso, del celular.
La evidencia sugiere, además, que el Omega 3 puede disminuir, de forma significativa, los niveles de triglicéridos en la sangre.
En consecuencia, el suplemento se encuentra asociado a la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas.
De igual modo, puede llegar a ser beneficioso en personas con problemas de presión arterial.
En el caso de patologías como la artritis reumatoide, consumir aceite de pescado podría ayudar a aminorar el dolor, la rigidez matutina y la hipersensibilidad en las articulaciones.
Un suplemento sobrevalorado
Según el diario “The New York Post”, el suplemento podría alcanzar ventas mundiales superiores a los 2.000 millones de dólares hacia el año 2030.
A pesar de tal estimación y de las evidentes ventajas que proporciona su consumo, las empresas fabricantes parecen exagerar al momento de presentar sus beneficios.
Un estudio efectuado por la Universidad de Texas encontró que, en aras de incrementar su popularidad, los laboratorios que sintetizan el Omega 3 tienden a mentir en las etiquetas del producto.
En tal sentido, las empresas farmacéuticas pueden formular afirmaciones que superan las verdaderas propiedades de los ácidos grasos y que resultan, por tanto, una gran falsedad.
De acuerdo con los autores del trabajo, no es equivocado afirmar que el aceite de pescado apoya el funcionamiento del cuerpo humano.
Esos investigadores subrayaron, empero, que es falso aseverar que el consumo de Omega 3 sanará o prevendrá por completo una patología.
Para especialistas como la doctora JoAnn E. Manson, “las etiquetas pueden ser muy engañosos para el público en general”.
La experta añadió que “la gente se enfrenta a una vertiginosa variedad de suplementos dietéticos, muchos de los cuales incluyen afirmaciones de estructura / función que requieren evidencia mínima (…) de eficacia”.