De nunca acabar es el problema provocado por el cruce de indocumentados hacia el territorio de Estados Unidos. Aunque los migrantes se valen de la amplia frontera entre ese país y México, la mayor cantidad de entradas ilegales parece haberse concentrado en el sureño estado de Arizona.
El Político
Datos proporcionados por fuentes vinculadas al Ejecutivo de Joe Biden revelan que 130.000 inmigrantes fueron detenidos a lo largo y ancho de la franja fronteriza durante el mes de julio. Buena parte de esos arrestos (un total de 40.000) fueron efectuados por funcionarios de la Patrulla Fronteriza que vigilan el sector de Tucson.
Según las autoridades, los indocumentados fueron hallados en zonas agrestes del enorme desierto de Arizona. Otros se entregaron, de forma voluntaria, para que se les asistiera. El clima y las características del terreno hacen que los migrantes ilegales enfrenten condiciones potencialmente mortales.
En el desierto, las temperaturas pueden igualar o superar los 40 grados Celsius. Animales venenosos como escorpiones y víboras tienden a vivir en ese hábitat.
“Uno pensaría que nadie vendría, pero todos vienen en el peor momento de la historia”, dijo Adam Isacson, experto sobre el tema que trabaja para la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés).
Las llamadas al servicio de emergencias 911 suelen ser cada vez más frecuentes. Oficiales que han respondido a esos eventos comentan que, en muchos casos, han ubicado a cientos de migrantes que requerían ayuda.
La problemática se ha agudizado desde que los “coyotes” (criminales que cobran para ayudar a cruzar hacia Estados Unidos de forma ilegal) empezaron a utilizar una ruta poco común.
Se trata de tramos inhóspitos y poco vigilados que se encuentran al suroeste de Tucson.