Este mes estaba estipulado que sería el último que el gobierno le daría asistencia económica y apoyo técnico con asistentes sociales, intérpretes y psicólogos a las cinco familias sirias con 42 integrantes que llegaron a Uruguay pocos días antes de las elecciones nacionales en 2014. Sin embargo, la Secretaría de Derechos Humanos analiza ahora "caso a caso" el grado de inserción en la sociedad que han logrado para evaluar si corta o no la asistencia y en caso que se mantenga por cuánto tiempo y en qué condiciones.
Lo que se había acordado cuando llegaron a Uruguay es que la asistencia sería por 24 meses a finalizar el próximo 31 de octubre.
Pero según informó la Secretaría a El País las cinco familias cuentan con características diferentes y "están en niveles de inserción diferentes", ya que algunas han logrado obtener trabajos estables, los niños están insertos en el sistema educativo y "pueden desarrollar un proyecto autónomo", pero en otros casos "falta recorrer caminos".
La familia de refugiados sirios que se instaló en una chacra de 35 hectáreas cedida por el Instituto Nacional de Colonización en Salto sostiene que si se le corta la ayuda económica que está recibiendo, no tiene con qué vivir porque es el único ingreso económico que percibe para subsistir el matrimonio y sus 14 hijos. Originalmente la familia vivió en Juan Lacaze en Colonia, pero fue trasladada ante los reclamos del padre, Marei Alshebli, de contar con tierra para dedicarse a la granja. Del terreno, sin embargo, solo dos hectáreas son productivas ya que el resto está ocupado por un bosque de eucaliptus y un abandonado monte de naranjos. Esta familia ya supo estar sin la asistencia del gobierno cuando en octubre del año pasado el padre de familia agredió a una funcionaria de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, Michelle Alfaro, que viajó a Juan Lacaze para interiorizarse de la situación de la familia. En noviembre la familia no recibió dinero como sanción.
Ahora, sin poder cosechar algunas verduras para su sustento por falta de herramientas para el laboreo de la tierra —una promesa que según dijo el jefe de familia le incumplieron— y las condiciones climáticas, la familia Alshebli igualmente fue comprando algunas cabras y últimamente un pequeño rebaño de ovejas para iniciarse en este proyecto de vida que se plantearon al llegar.
El hijo mayor de esta numerosa familia, Ibrain, señaló a El País que insistirán para que el gobierno continúe apoyándolos económicamente porque no tienen otras posibilidades de mantenerse. "Somos muchos hermanos, muchos pequeños y los más grandes no conseguimos trabajo como nos habían prometido que íbamos a encontrar cuando llegáramos a Uruguay. No pudimos cosechar casi nada porque la tierra no es buena y fallaron las semillas y si nos cortan la ayuda ¿qué hacemos?", dijo el joven que trabajó durante un tiempo en Durazno y ahora se radicó con sus padres en la Colonia Osimani y Llerena. Ibrain reconoce la solidaridad de un vecino que les prestó un tractor hace unas semanas para que puedan sembrar, pero la voluntad del grupo familiar de retornar al Líbano se acrecienta con el paso de los días porque no ven futuro para ninguno de sus integrantes. "Nosotros ya planteamos que queremos irnos de Uruguay hace mucho tiempo y si ahora nos cortan la ayuda económica con más razón porque no podemos mantenernos", dijo.
En Piriápolis se encuentra otro grupo. El País se comunicó con el padre de familia, Maher Aldees, quien trabaja en la construcción y pintando casas, pero no quiso dar opinión sobre su futuro. "Tengo trabajo, tengo casa", se limitó a expresar en un rudimentario español. Según dijeron miembros de la comunidad y autoridades de la Enseñanza, en ese caso los niños están ya insertos allí.
A estas dos familias se suman las de Karima Al Mohammed, quien llegó como madre soltera de siete hijos y ha expresado querer viajar a Turquía donde está parte de su familia. También Nasser, padre de 13 hijos mostró el año pasado interés de irse ya que sostuvo que por tener problemas de espalda no podía trabajar. Ibrahim Al Mohammed, padre de tres hijos si bien tenía trabajo en un hospital aseguró que con el dinero que ganaba —unos $ 11.000— no podía mantener a su familia.
Las familias reciben unos $ 36.000 mensuales fijos cuando no tienen más de seis integrantes y $ 70.000 cuando superaban los diez.
Con información de El País