Se dice que en política, el tiempo “dura menos” que lo que se considerada convencional. Es decir, en un período relativamente corto pueden cambiar muchas cosas en un escenario dado, haciéndolo irreconocible.
Alejandro Armas/El Político
Sin llegar a esos extremos de metamorfosis, algo así pasó con la contienda por la nominación presidencial del Partido Republicano de Estados Unidos. A finales del año pasado y principios del presente, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, tuvo un ascenso espectacular en las encuestas. Lucía como el único con oportunidad para disputar la candidatura al favorito, el expresidente Donald Trump.
Pero en cuestión de unos pocos meses, DeSantis se hundió en los sondeos. La brecha con respecto a Trump aumentó considerablemente. ¿Qué le pasó? ¿Podrá levantar cabeza de nuevo? Veamos.
La atención en el rival
Lo primero que hay que aclarar es que, a diferencia de Trump, DeSantis no ha anunciado formalmente una candidatura presidencial. Pero debido a su popularidad entre la base republicana y habilidad para llamar la atención, los medios estadounidenses llevan alrededor de un año especulando sobre su hipotético lanzamiento. DeSantis nunca lo ha confirmado, pero tampoco negado.
Es por eso que desde el principio figuró en las encuestas sobre primarias republicanas. Su mejor desempeño en tal sentido hasta ahora fue justo después de los comicios legislativos y regionales del año pasado. DeSantis obtuvo entonces la reelección de forma aplastante como gobernador de Florida. Una rareza, en medio de resultantes decepcionantes para el Partido Republicano. Sobre todo para el ala cercana a Trump, cuyos candidatos perdieron en casi todos las elecciones en estados reñidos.
De ahí que, al menos por un tiempo, DeSantis fuera percibido como un gran ganador mientras que a Trump le pesaba el fracaso de sus predilectos. Entonces, algunas encuestas mostraron que el mandatario regional estaba solo unos pocos puntos porcentuales por debajo del expresidente. Algunos hasta lo mostraron por encima.
Pero todo esto cambió alrededor del 30 de marzo de este año, cuando ocurrió algo que nada tiene que ver con DeSantis. A saber, un tribunal de Nueva York imputó a Trump una serie de delitos. De esa manera, el foco volvió a caer en el exmandatario y de él no se ha desplazado. Además, entre la base republicana es fuerte la noción de que Trump está siendo “perseguido políticamente” para negarle una segunda ocupación de la Casa Blanca. Todo esto pudo haber fortalecido la preferencia hacia él.
Un exceso
Pero DeSantis no necesariamente está libre de responsabilidad en su propia caída en las encuestas. El gobernador debe su ascenso entre los republicanos al menos en parte a un discurso agresivo y populista, no muy distinto al de Trump. También a su fijación con las llamadas “guerras culturales” que tanto estimulan a los conservadores en Estados Unidos.
Es posible, no obstante, que se le haya ido la mano en varios puntos. Con el aborto, por ejemplo. Mientras que otros republicanos reconocieron el descontento masivo que produjo una oleada de leyes anti aborto desde el año pasado, DeSantis redobla la apuesta restrictiva. El mes pasado dio vigencia para su estado a una de las legislaciones más severamente limitantes en la materia. Una posición muy divorciada de la mayoría en la opinión pública norteamericana, incluyendo a no pocos republicanos.
Una encuesta reciente de la firma YouGov y Yahoo News dio a Trump una intención de voto en las primarias de 48%, seguido de lejos por DeSantis con 28%. En otra, de Morning Consult, los dos dirigentes tienen 60% y 19%, respectivamente.
Es evidente que las cosas se han puesto difíciles para el gobernador de Florida, si decide lanzarse. Y aunque su discurso evolucione de manera que atraiga a más votantes, mucho no depende de él, sino de la suerte de Trump, quien sigue de escándalo en escándalo.
Esta semana, un jurado de Nueva York concluyó que el expresidente abusó sexualmente de una periodista y la difamó. Aunque a primera vista ello sería desastroso para un candidato, Trump ya demostró que puede salir impune de situaciones así, en cuanto a apoyo de sus seguidores se refiere. Los efectos del episodio se verán en las próximas semanas. Otras cosas pueden ocurrir. Recordemos: en política, todo se mueve rápido.