Unas 70.000 personas, de acuerdo con los sindicatos, y en torno a 45.000, según la policía, se manifestaron este jueves en Bruselas contra las medidas de austeridad adoptadas por el Gobierno del primer ministro belga, Charles Michel.
Diferentes servicios se han visto afectados en la capital, donde solo ha funcionado una línea de metro con una frecuencia de diez minutos, seis líneas de tranvía y siete de autobuses.
Además, todo el recorrido de la manifestación, que ha concluido en la estación de tren de Midi a las 14.00 hora local (12.00 GMT), ha quedado cerrado al tráfico.
La marcha ha transcurrido sin apenas incidentes, con la excepción del lanzamiento de varios petardos y algunos daños materiales provocados por un centenar de anarquistas.
Según informaciones del diario "Het Laatste Nieuws" recogidas por "Le Soir", algunas personas se enfrentaron a la policía, pintaron grafitis en el exterior de la sede del Partido Socialista y rompieron una ventana en una oficina de correos, así como dos carteles publicitarios.
Entre los manifestantes, Alain van Depontseele acudió a la protesta para denunciar el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años.
"Creo que la medida no es razonable por una cuestión de salud, ni tampoco lo es para los jóvenes que buscan empleo y no pueden acceder a los puestos ocupados por los mayores", aseguró a Efe.
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Ante "el gran número de manifestantes", este ciudadano mostró su confianza en que el Gobierno belga escuchará al pueblo, debatirá sus políticas tanto con los sindicatos como con la patronal e introducirá modificaciones en sus medidas.
De no hacerlo, van Depontseele aseguró que llevarán a cabo nuevas protestas, tanto manifestaciones como huelgas.
Por su parte, Simon Keersmaekrs denunció que desde la llegada al poder del liberal francófono Michel hace dos años, su Gobierno se ha dedicado a "tomar dinero de los pobres y dárselo a los ricos".
"Las finanzas de este Gobierno son un desastre", comentó a Efe el manifestante, para quien el Ejecutivo "se está fracturando".
Esta ha sido la cuarta manifestación nacional contra el Gobierno de Michel y, principalmente, contra la reforma del tiempo de trabajo impulsada por el ministro de Empleo, Kris Peeters.
Esa reforma prevé que los trabajadores del sector privado trabajen durante algunas épocas del año hasta 45 horas semanales y reduzcan su jornada durante otras fases para cuadrar un promedio anual de 38 horas por semana, promedio que antes debía alcanzarse cada trimestre.
Los participantes protestaron, además, contra la indexación salarial anual, el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años o el aumento del IVA del 6 al 21 % de la electricidad.
La última gran manifestación en Bélgica reunió el pasado 24 de mayo a unas 60.000 personas, mientras que la de hace dos años, de noviembre de 2014, convocó a 120.000.
Con información de EFE