España no es precisamente un país escaso en escándalos de corrupción. Hace un par de semanas, estalló otro. Trascendió que políticos del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) recibieron sobornos de empresarios, incluyendo fiestas con drogas y prostitutas, a cambio de contratos públicos y otros beneficios. A la cabeza de la trama estaría el ex diputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias "Tito Berni".
Alejandro Armas/El Político
Los hechos ocurren a meses de las próximas elecciones regionales y municipales. Más importante aún, a más tardar en diciembre de este año debe haber elecciones generales que determinarán el próximo gobierno. Además, los más duros detractores del actual gobierno del Pedro Sánchez, en el partido ultraconservador Vox, aprovecharon la oportunidad para lanzar un quijotesco intento de remover al presidente.
¿Hay peligro inminente en el Palacio de la Moncloa? ¿O más bien la amenaza consiste en un desprestigio que luego se hará sentir en las urnas? Veamos.
Los números no dan
Vox introdujo en solitario una moción de censura contra el gobierno de Sánchez. Está previsto que se discuta y se vote la semana que viene. Para su aprobación se requiere el voto de la mayoría simple en el Congreso de los Diputados. De conseguir ese respaldo, el gobierno formalmente perdería la confianza de la legislatura y se vería obligado a dimitir.
Cabe recordar que España es una monarquía constitucional parlamentaria y que, pese al título de "presidente", el jefe de gobierno es más bien un primer ministro necesitado de una mayoría parlamentaria para gobernar.
El sustituto de un presidente removido de esta forma es aquel que nomine el impulsor de la moción de censura. Pero Vox no está nominando a su líder Santiago Abascal. De hecho, no está nominando a ninguno de sus militantes, sino a un economista y político retirado de 89 años llamado Ramón Tamanes. El mismo hizo vida en el Partido Comunista de España, pero luego se alejó de la extrema izquierda.
Ahora bien, ¿puede la moción de Vox tener éxito? La probabilidad es mínima. De los 350 diputados, Vox solo tiene 52. El otro bloque que si acaso pudo estar interesado, el Partido Popular (PP, representante tradicional de la centroderecha española) se abstendrá durante la votación. Y aunque decidiera apoyarla a última hora, cuenta con 88 escaños. Sumados a los de Vox dan un total de 140 curules. Lejos de los 175 necesarios.
Otro riesgo
Esto no significa que todo sea color de rosa para el PSOE. Desde hace meses, el partido ha aparecido de segundo en las encuestas de intención de votos para las elecciones generales, detrás del PP, su rival histórico. Un escándalo de corrupción no es precisamente lo que necesita un partido urgido de voltear tal tendencia.
No sería la primera vez que un escándalo de corrupción da las campanadas fúnebres de un gobierno español. Fue el PP el que ya pasó por ese trance. Los llamados "Caso Bárcenas" y "Caso Gürtel", que involucraron a varios funcionarios de ese partido, precipitaron en 2018 la caída del gobierno de Mariano Rajoy, mediante una moción de censura. Sánchez entonces asumió como presidente provisional, hasta que su partido consiguió suficiente apoyo en elecciones subsiguientes para formar un gobierno estable.
En la última encuesta de la firma Sociométrica, el PSOE tiene una intención de voto 25% de los consultados, 0,4 puntos porcentuales menos que en su emisión anterior. En otra encuesta, de 40dB, tiene 26,4%. Un descenso de 0,5 puntos porcentuales.
Paradójicamente, estos primeros estudios de opinión luego del estallido del escándalo no son muy positivos para Vox, tampoco. En la encuesta de 40dB pierde 0,8 puntos para una intención de voto 14,1%. En la de Sociométrica retiene el porcentaje que tenía en febrero: 15%.