En Venezuela, la presidencia interina de Juan Guaidó, finalmente cesó. Sus propios colegas votaron para acabar con el gobierno paralelo.
El Político
A partir de este nuevo episodio en la política venezolana, ahora la oposición se encuentra más dividida y atomizada que nunca. Se ha llegado a decir —en tono jocoso— que la oposición venezolana es tan deficiente, que sacaron a Guaidó, en vez de sacar a Maduro.
Guaidó es el exlegislador que se auto proclamó presidente legítimo de Venezuela, en enero de 2019. En un intento de alto riesgo por expulsar a Nicolás Maduro.
Pero Guaidó era un presidente ficticio, a cargo de un gobierno ficticio. Contó con el apoyo total del presidente Donald Trump. Sin embargo, su cruzada fue una quimera: no llegó a ninguna parte, mientras pasaba de una maniobra mal preparada a otra.
Lo que se dice: es el momento para
la reconstrucción de la oposición
Los venezolanos de a pie que inicialmente acudieron por miles a manifestar, con la esperanza de que Guaidó hubiera dado con una fórmula para librarse del despreciado Maduro, pronto perdieron interés.
Precisamente debido a que su atención y energía volvieron a enfocarse en la supervivencia diaria. Una tarea titánica en una nación cuya economía se había derrumbado, donde los apagones eléctricos se habían generalizado y eran la norma y donde millones de niños pasaban hambre.
Ahora sin Juan Guaidó, la oposición venezolana se encuentra en un momento de reconstrucción. La idea es tratar de recuperar la unidad interna. Pero esto pasa también por recuperar la confianza con los electores. Y así poder competir nuevamente en las presidenciales de 2024, pero como un bloque, todos unidos en contra de Maduro.
Entre líneas: divididos no
se llega a ninguna parte
En efecto, luego de tener a Maduro entre la espada y la pared, la situación cambió. Hoy el mandatario socialista tiene el sartén agarrado por el mango. Mientras Maduro recupera el poder, la oposición parece perderlo. Hoy la balanza se inclina hacia el oficialismo.
Dirigentes opositores han dejado en evidencia sus diferencias desde hace varios meses. Los analistas políticos coinciden en que la oposición venezolana llega a 2023 dividida y en uno de sus peores momentos.
Por su parte, la Plataforma Unitaria, que reúne a la mayoría de los partidos de oposición de Venezuela, espera que se obtenga en la negociación con el régimen de Nicolás Maduro en México, un proceso de elecciones libres, que permita al país obtener la libertad y la democracia.
Detalle: ¿mesa de diálogo con infiltrados?
Las profundas divisiones de la oposición venezolana salpicaron el pasado jueves la mesa de negociación que se desarrolla en México con el régimen de Nicolás Maduro, con acusaciones del dirigente radical Leopoldo López contra delegados opositores de jugar a favor de los "intereses" del régimen chavista.
En efecto, el dirigente del partido Voluntad Popular, Leopoldo López, en unas declaraciones explosivas, aseguró que: "personas dentro de la delegación de la Plataforma Unitaria en las conversaciones con el gobierno en México tienen conectado un cable directo con la dictadura".
López declaró en el contexto de una reunión virtual con la Asociación de Prensa Extranjera de Venezuela – APEX, que: "esa es la verdad de Tomás Guanipa, esa es la verdad de Luis Aquiles Moreno".
Sin embargo, López defendió la gestión de Gerardo Blyde, jefe de la delegación de la Plataforma Unitaria en la mesa de diálogo en México, a quien calificó de hombre "honesto, claro y comprometido".
Las sanciones son un argumento trasnochado
La única forma que tiene la oposición para confiar en unas elecciones justas y libres que les permitan competir contra el oficialismo, son los acuerdos en los diálogos en México. Pero estos han estado plagados de interrupciones.
Desde hace varios meses, el régimen y la oposición intentan lograr un pacto que genere un contexto de confianza, para que las próximas elecciones cuenten con la participación de todos los movimientos políticos. Y así recuperar por completo el reconocimiento democrático de Venezuela.
Por un lado, Maduro insiste en pedir que se levanten las sanciones económicas contra su Gobierno, antes de conceder puntos claves. Y por el otro, la oposición pide primero que se deben desarrollar elecciones confiables, ya que su única garantía son las sanciones. Así que el juego sigue trancado.