Un estudiante de seis años supuestamente le disparó a su maestra con una pistola en una escuela primaria de Virginia, EEUU en lo que la policía describió como un tiroteo “intencional”. Ante este hecho, muchos se preguntan, cómo debe actuar la justicia en este caso.
El Político
Este lamentable acontecimiento se registró a menos de una semana de iniciar el 2023. De esta manera, Estados Unidos suma otro tiroteo en una escuela.
¿Por qué es importante?
Si bien la violencia armada en las escuelas estadounidenses ocurre varias veces al año, los atacantes casi nunca son tan jóvenes, reportó BBC.
La corta edad del sospechoso ha añadido un giro inesperado a un escenario trágico de por sí. El caso ha obligado a los líderes locales, la policía y los expertos en violencia armada a enfrentarse con una pregunta aterradora: ¿Qué sucede cuando un niño de primer grado le dispara a alguien?
Cuatro días después, la comunidad de Newport News sigue buscando la respuesta.
Se pudo conocer que el pequeño se encuentra bajo custodia policial.
El jefe de policía Steve Drew dijo que las autoridades habían consultado al servicio estatal de menores y a las agencias policiales para obtener orientación sobre el caso.
Los padres podrían ser responsables, y es posible que enfrenten consecuencias.
En una conferencia de prensa el lunes, las autoridades confirmaron que el arma fue comprada legalmente por su madre y que el niño la tomó de la casa familiar. Su madre lo llevó a la Escuela Primaria Richneck el viernes, mientras el arma estaba escondida en su mochila.
En contexto
Desde 1970, 18 tiroteos escolares fueron perpetrados por niños menores de 9 años, según la base de datos de tiroteos escolares K-12. Esos casos representan un pequeño porcentaje de los más de 2.200 tiroteos escolares en la base de datos.
David Riedman, el investigador detrás del proyecto, dijo que en el caso de "un niño de 6 años, la única forma en la que obtienen un arma es si la toman de una casa".
Uno de los pocos precedentes históricos del tiroteo en Newport News también sacudió al país.
En febrero de 2000, un niño de 6 años disparó y mató a su compañero de clase en una escuela primaria de Michigan. Antes de dispararle a Kayla Rolland, de 6 años, el niño le dijo: "No me gustas", contó otro niño que presenció el crimen.
Los fiscales concluyeron que no podían acusarlo porque era demasiado joven para tener la intención de matar. En su lugar, imputaron a los adultos de la familia que vivían con él, luego de concluir que el niño había tomado el arma de la residencia de su familia, luego de haber sido robada.
El niño fue puesto al cuidado de los servicios de menores. Uno de los miembros de la familia finalmente aceptó la condena, aunque se declaró no culpable de homicidio involuntario.
El caso llegó a los titulares nacionales e inspiró al expresidente Bill Clinton a impulsar un paquete de reformas de armas conocido como "Ley de Kayla".
"¿Cuántas personas tienen que morir antes de que hagamos algo?", preguntó Clinton a los miembros del Congreso.
En conclusión
Estados Unidos lucha por aprobar una legislación nacional de seguridad de armas, tras cientos de tiroteos en escuelas.
Sean Holihan, director legislativo estatal del grupo de prevención de la violencia armada Giffords, dijo que Virginia ya tenía leyes sobre armas para evitar que los padres dejen los artefactos al alcance de los niños.
En ausencia de una nueva legislación o restricciones de armas en el ámbito nacional, "mucho de esto se trata de educar a las personas y tratar de que sean propietarios de armas más responsables", dijo Holihan.
Se estima que al menos unos 390 millones de armas están en manos de civiles en EE.UU.
Un estudio publicado en Annals of Internal Medicine en febrero de 2022 reveló que 7,5 millones de adultos en EE.UU., poco menos del 3% de la población, compró su primera arma entre enero y abril de 2021, durante la pandemia.
Con esto, al menos 11 millones de personas quedaron expuestas a las armas de fuego domésticas, 5 millones de ellos niños.