Pese a las sanciones de Occidente, Rusia parece salir airosa de la debacle económica, con el rublo más alto que antes del conflicto y unos golpes en su economía, a priori, muy limitados.
El Político
Han pasado varios meses desde que comenzaron las sanciones en los primeros compases del conflicto y, mientras que Kiev ha conseguido repeler la amenaza del ejército ruso, atascado y centrado en tomar la región del Donbás, la economía rusa se ha mantenido con cierto grado de estabilidad.
¿Por qué es importante?
El impacto de la campaña financiera occidental contra Rusia sigue siendo incierto.
A corto plazo, la campaña de coerción financiera no ha hecho imposible que Rusia continúe con su guerra ni ha disuadido al Kremlin de continuar con su invasión, reportó IsraelNoticias.
La campaña financiera no ha destruido la economía rusa, y es difícil aislar los componentes económico y militar del daño que la economía ha sufrido hasta ahora de la guerra financiera.
Occidente tampoco ha logrado impedir que Rusia acceda a la asistencia militar extranjera. Sin embargo, puede haber limitado la medida en que Rusia podría hacerlo y los socios con los que Rusia podría trabajar.
El rublo no se ha derrumbado. De hecho, el rublo sigue siendo fuerte en relación con la mayoría de las monedas extranjeras, aunque esto se debe en gran parte a la dificultad de conversión.
La inflación ha disminuido sustancialmente desde los primeros días de la guerra cuando alcanzó el 17,8%.
Las tasas de interés también han bajado considerablemente, no muy lejos de la norma de antes de la guerra. Especialmente dado que la mayoría de los países occidentales también están sufriendo una alta inflación, la experiencia rusa no parece completamente fuera de lo normal.
Estos pasos han dificultado que las empresas rusas recauden fondos de fuentes internacionales, y en gran medida imposible que el gobierno ruso lo haga, aunque el Kremlin no tomó mucho préstamo en los mercados de capital occidentales de todos modos.
Rusia todavía tiene acceso a los mercados de bonos nacionales, que han seguido atrayendo algunas inversiones extranjeras.
El mercado de valores ruso ha recibido una paliza, pero no está fuera de línea con otras caídas recientes del mercado ruso. El uso de SPFS por parte de Rusia y varias otras herramientas para evadir el corte de SWIFT ha limitado el alcance del daño al sistema financiero de Rusia y a las tenencias internas de los ciudadanos rusos.
Rusia ha dejado de pagar su deuda, pero no se ha declarado en bancarrota en un sentido que sea significativo para su capacidad de continuar la guerra. Como era de esperar, el comienzo de la guerra creó inestabilidad internacional, lo que hizo subir los precios de la energía.
Moscú ha diseñado medios alternativos para adquirir las armas que necesita para continuar la guerra. Un trato con Irán para drones y misiles balísticos involucró la transferencia de algunas divisas junto con ejemplos capturados de una variedad de tecnología militar occidental.
Putin también ha adquirido municiones de Bielorrusia y Corea del Norte, aunque los detalles de esos detalles siguen sin estar claros.
Entre líneas
Las ventas de energía han asegurado que Rusia tenga la capacidad financiera para comprar armas en el extranjero, incluso si otros elementos del régimen de sanciones (principalmente controles de exportación) obstaculizan las ambiciones rusas.
Pero como reseña Israel Noticias, el panorama no es todo color de rosa para Rusia.
La nota de Israel Noticias señala que estabilizar el sistema financiero y el sistema de ingresos del gobierno a expensas de los niveles de vida.
En septiembre, Rusia anunció profundos recortes en el gasto público en todas las áreas excepto en defensa, lo que sugiere que el gobierno está luchando para llegar a fin de mes.
Si bien las tasas de interés están muy por debajo de su máximo, siguen siendo altas y, a largo plazo, podrían correr el riesgo de estrangular la actividad económica.
Cambiar los términos de los contratos con los consumidores de energía occidentales les da a esos consumidores una excusa para escapar de los contratos, reduciendo drásticamente las exportaciones de energía más lucrativas de Rusia.
En conclusión
Rusia sobrevive a corto plazo, para consternación de Occidente. Pero algunos de los pasos que ha tomado Rusia para defenderse tienen una vida útil limitada y, en cualquier caso, Moscú no ha podido salvar las perspectivas económicas a largo plazo de Rusia.
Aun así, si la guerra hubiera durado solo unas pocas semanas (como muchos esperaban), los preparativos de Rusia podrían haber logrado protegerla de un daño económico severo.
Desafortunadamente para Putin, los ejércitos de Rusia no pudieron ganar las batallas en el campo lo suficientemente rápido como para salvar la economía rusa.
La realidad es que, a pesar de que el país resiste mejor de lo esperado, no es que se haya conjurado la amenaza económica.
Diversos especialistas apuntan a que solo se ha postergado y que, en las entrañas de Rusia, ya se está notando como las sanciones están provocando una hemorragia que, aunque no sea mortal, desde luego está lejos de estar controlada y se puede hacer realmente visible en los próximos meses.