Los ataques con drones de Ucrania en dos bases aéreas en lo profundo de Rusia marcan un nuevo capítulo en esta guerra, pero su significado, ya sea que intensifiquen el conflicto o alteren el curso de la guerra de alguna otra manera, no está claro. Mucho depende de la reacción de Moscú y de la respuesta de Kiev en los próximos días.
El Político
Por ahora, vale la pena probar algunas posibilidades, aunque primero expongamos las implicaciones de estos ataques, independientemente de sus consecuencias.
Los ataques siguieron a varios días de ataques masivos aéreos y con misiles rusos contra objetivos civiles ucranianos, principalmente centrales eléctricas, que cortaron la calefacción y la electricidad a medida que el invierno en Ucrania se vuelve brutal.
Los rusos lanzaron esos ataques desde los aeródromos que posteriormente atacaron los ucranianos.
Lo que traen los ataques
Dos base aéreas rusas de enorme importancia estratégica fueron atacadas el lunes por aviones no tripulados, y una tercera corrió la misma suerte el martes.
Es la primera vez que Ucrania consigue adentrarse a más de 600 kilómetros dentro de Rusia sin que sus drones sean interceptados por las defensas antiaéreas del país desde que se iniciara la guerra.
Los tres ataques, además, demuestran la capacidad de precisión con la que cuenta el ejército ucraniano, capaz ya de alcanzar objetivos localizados en el interior de su gigante enemigo.
Y todo esto lo ha hecho, al parecer, sin utilizar el material que ha recibido de los países de la OTAN, tan solo usando viejos drones soviéticos modernizados por los ingenieros ucranianos.
Rusia ha acusado desde un primer momento a Ucrania de los ataques, aunque, como viene siendo habitual, Kyiv no se ha pronunciado públicamente sobre el asunto. Las autoridades ucranianas han mantenido la misma actitud críptica en los últimos meses cuando se registraron explosiones en otros importantes objetivos militares rusos.
Su fuerza aérea, sin embargo, tuiteó el lunes una fotos de los destrozos causados en una de las bases rusas atacadas, la de Diáguilevo, cerca de Riazán, y la pregunta "¿Qué ha pasado?", junto a un emoticón de fiesta.
Altos funcionarios ucranianos también confirmaron a los diarios "The New York Times" y "The Washington Post" de forma anónima, debido a lo sensible de la información, que los ataques fueron llevados a cabo por drones ucranianos.
El objetivo de los ataques
Las bases atacadas el lunes 5 de diciembre son la de Engels, en Saratov, y la de Diáguilevo, cerca de Riazán, esta última a tan solo unos 240 kilómetros de Moscú.
Según la inteligencia británica, dos bombarderos Tu-95 BEAR fueron dañados debido a la explosión en la base de Engels, y tres personas murieron en Diáguilevo al explotar un tanque de combustible.
El ataque del martes tuvo lugar en la base aérea de Kursk donde se habría alcanzado otro almacén de combustible.
El ministerio de Defensa ruso ha reconocido que sus defensas antiaéreas interceptaron el lunes drones ucranianos que sobrevolaban sus bases, y que fueron los restos de estos aviones no tripulados los que dañaron "levemente" dos aviones al precipitarse sobre ellos.
Imágenes satelitales del pasado domingo, antes de que se produjera el ataque, muestran una gran flota de bombarderos rusos en la base de Engels.
Tanto el de Engels como el de Diáguilevo no son meros aeródromos, explican desde el servicio ucraniano de la BBC, sino que se trata de bases aéreas en las que se ubican algunos de los aviones militares rusos más importantes, entre los que se encuentran los que tienen capacidad para transportar armas nucleares, por lo que tienen un gran valor estratégico.
Allí se encuentran las aeronaves que Rusia ha utilizado para bombardear la infraestructura energética ucraniana en los últimos meses, de ahí que sean bases fuertemente protegidas.
Qué drones han sido utilizados
Esta es una de las preguntas más sensibles del ataque, ya que Vladimir Putin ha advertido en repetidas ocasiones a EE.UU. y sus aliados de la OTAN que no se atrevan a traspasar las "líneas rojas", es decir, que no proporcionen armas de largo alcance a Ucrania con las que podría atacar su territorio.
Tras las explosiones, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, se apresuró a dejar claro que Washington no ha "alentado ni posibilitado" que Ucrania ataque objetivos dentro de Rusia. Es decir, que el ataque no se llevó a cabo con armamento que Washington haya proporcionado a Kyiv.
Desde el principio de la guerra el pasado 24 de febrero, la OTAN ha descartado esa posibilidad para evitar una escalada del conflicto y una confrontación directa con una potencia nuclear como es Rusia.
En esta línea, el "Wall Street Journal" informó esta semana que EE.UU. habría modificado en secreto el sistema lanzamisiles Himars que ha enviado a Ucrania para que los cohetes no puedan alcanzar territorio ruso y reducir así el riesgo de guerra con Moscú.
Fuente: BBC