Es la primera vez en este siglo que el mundo experimentará un "episodio triple" de La Niña. Se trata de un inusual fenómeno climático que comenzó en septiembre de 2020.
El Político
La Niña y El Niño son las dos fases opuestas de un mismo patrón meteorológico, que se conoce como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS).
El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno natural que implica temperaturas oceánicas fluctuantes en el Pacífico ecuatorial.
El fenómeno "El Niño" se refiere a la interacción climática océano-atmósfera a gran escala, asociada a un calentamiento periódico (que es recurrente y se repite) de las temperaturas de la superficie del mar (TSM), extendiéndose en todo el océano Pacífico ecuatorial central y el Pacífico este -central (aproximadamente entre la línea de fecha y 120 ° W).
¿Por qué es importante?
2022 ha vuelto a hacerlo y sigue en su camino por convertirse en el año meteorológicamente más raro de todo el siglo XXI.
Y es que lo que en agosto era una predicción, ahora se está convirtiendo en una realidad: por tercer año consecutivo, las aguas de Pacífico ecuatorial empiezan a enfriarse más de lo habitual y no, esto no es normal.
Es la primera en más de 20 años que ocurre y eso va a provocar que ‘La Niña’ se convierta en un enorme problema para muchas partes del mundo. Según la AEMET, de hecho, ya lo está haciendo y cada vez es más evidente, reportó Xataka.
El ENOS tiene una enorme influencia en las condiciones climáticas de casi todo el planeta. Está asociado a fuertes lluvias, a inundaciones, a sequías; a veranos cálidos o a inviernos duros.
Dependiendo de si el Pacífico se calienta (El Niño), se enfría (La Niña) o se mantiene en una temperatura media (ENOS neutral) nos encontramos con cosas radicalmente distintas a miles de kilómetros de distancia. En España, por ejemplo; pero en muchos más lugares.
El Fenómeno de El Niño es responsable de inundaciones y deslizamientos de tierra que destruyen las cosechas. Debido a que “El Niño” modifica el patrón normal de las condiciones meteorológicas, provoca otras alteraciones climáticas donde resaltan tormentas, inundaciones, tornados y huracanes.
Por su alta incidencia en las zonas afectadas, debido a las inundaciones pueden evidenciarse problemas de salud tales como la proliferación de vectores así como la destrucción de hospitales, centros de salud, escuelas, redes de agua potable.
¿Qué se puede esperar?
El fenómeno causa variaciones en los patrones de lluvia, temperaturas superficiales y vientos. Estos cambios alteran los movimientos de aire a gran escala en los trópicos, desencadenando una cascada de efectos secundarios globales.
El afloramiento (surgencia) de aguas frías de las profundidades del océano también tiene consecuencias importantes en la atmósfera
Pero si queremos aterrizarlo basta con recordar que durante los años de El Niño, en las costas occidentales de América abundan las inundaciones y las lluvias torrenciales; en Australia las sequías son tan intensas que los incendios toman el país.
Con La Niña pasa justo lo contrario: Australia, Indonesia y el sureste de Asia se vuelven más húmedos y cálidos de lo habitual. En Sudamérica genera sequías, pero imagino que la ola de frío de este año cuelga también del fenómeno.
Cuando el ENOS no oscila. En general, los episodios de La Niña suelen ser más largos que los de El Niño y, normalmente, suelen durar entre nueve meses y dos años.
El tercer año es extraño. No extremadamente raro, es cierto; pero es la primera vez en más de 20 años que ocurre y la consecuencia más importante es que los efectos de La Niña (los buenos y los malos) empiezan a permanecer más de lo que muchos equilibrios.
Al fin y al cabo, la clave de la ‘Oscilación del Sur’ está en que ‘oscila’ (como su propio nombre indica) y los ecosistemas del mundo están preparados para ello. Si se resiste a oscilar, los problemas se acumulan. Seguramente eso explica parte de los extraños fenómenos que están caracterizando a 2022
La Niña suele relacionarse con otoños veraniegos ("ambiente más seco de lo normal y temperaturas superiores a las habituales") e inviernos secos (salvo en el mediterráneo; porque las DANAs no dejan de descolgarse).
La Niña nos independiza de la circulación subtropical y, por eso mismo, tenemos que estar pendientes de muchos más factores a la hora de realizar predicciones.
No obstante, de entrada no es una buena noticia porque este tercer año consecutivo de Pacíficos fríos nos exponen directamente a sequías más intensas.