Xi Jiping pensaba que tenía todo controlado con la ratificación de un tercer período como gobernante de China, pero como los acontecimientos sociales, económicos y climáticos, inclusive, ponen en duda, la consecución de su objetivo político y personal.
Mario Beroes/El Político
Aunque todavía es muy temprano para saber a dónde irán las cosas a medida que las protestas contra las restricciones contra el Covid se extienden por todo el país asiático, no parecen ser ni del agrado de la población, ni estar dispuesta a aceptar más confinamientos.
El fin de semana pasado, un incendio carbonizó los cuerpos de 10 personas en la capital de Xinjiang, Urumqi, y la indignación por el incidente se volvió viral en las redes sociales, con todo y la severa censura del régimen.
La población culpó a los controles para evitar la pandemia por el incidente, con informes que sugieren que las severas medidas obstruyeron los esfuerzos de escape y rescate.
Como era de esperarse, las autoridades negaron las acusaciones, pero las manifestaciones ya se habían extendido por Pekín, Wuhan y Shanghái, donde la protesta se hizo con hojas de papel en blanco como símbolo de desafío a la autoridad de Xiping.
La población joven está especialmente harta tras más de tres años de recortes de libertades. No en vano, la tasa de desempleo juvenil se acerca ya al 20%.
Economía resentida y sin reapertura
Por supuesto, todo esto ha repercutido en el ámbito económico del gigante asiático. El índice Hang Seng sigue en caída que supera el 4 % en una reacción instintiva antes de reducir las pérdidas para cotizar con una caída del 1,5 % .
Por su parte, el Compuesto de Shanghái terminó con una baja del 0,8 % . El movimiento más grande se vio en los mercados del petróleo, con precios a futuro cayendo un 3,6% a $73,60 por barril.
El problema para el régimen chino es que los niveles de contagio continúa creciendo exponencialmente, con más de 40.000 nuevas infecciones registradas hasta ayer lunes.
Esto obligó al banco central de China a reducir su índice de requisitos de reserva en 25 puntos básicos, liberando alrededor de $ 70 mil millones en liquidez para respaldar la economía.
La reapertura de China, en la que muchos tenían esperanzas hace unos meses, parece haberse truncado y tardará en llegar a medida que aumentan las infecciones.
La reapertura puede ser un sueño que no se haga realidad, ya que la economía china puede seguir sufriendo, bien por las interminables e inútiles medidas de bloqueo, y ahora por una grave crisis sanitaria.
Y continúan las protestas
El férreo control político que ha mantenido el Partido Comunista Chino por más de 70 años, hace que las protestas o manifestaciones generalizadas sean una rareza en ese país, pero se han intensificado en medio de tres años de restricciones por el COVID que han afectado los viajes, los ingresos y la moral del ciudadano chino.
Un ejemplo del malestar social en China han sido los disturbios en la planta de iPhone más grande del mundo en Zhengzhou, con trabajadores molestos por las bonificaciones y las condiciones en la fábrica cerrada.
Los residentes del centro manufacturero del sur de Guangzhou también protestaron contra las restricciones rompiendo barreras metálicas y exigiendo el fin de los cierres.
Aunque China ha lidiado con manifestaciones mucho más grandes en los últimos años, como las protestas a favor de la democracia en Hong Kong que llevaron a millones de personas a las calles en 2019 o las de la Plaza Tiananmen en 1989.
Lo que es evidente es el enorme fracaso de la política de cero Covid, y sus nefastas implicaciones para la economía, con el PIB de China expandiéndose solo un 3% al final del tercer trimestre, muy por debajo del objetivo oficial de alrededor del 5,5% anunciado en marzo.
Más de tres años y el Covid continúa
Los riesgos sanitarios en China son ahora mayores que nunca. Debido a las estrictas medidas de bloqueo, la población china no ha tenido oportunidad de desarrollar una inmunidad colectiva, la tasa de vacunación es baja y las vacunas no son eficientes. según un informe de la OMS.
Las nuevas variantes de Covid son menos mortales, pero se propagan más rápidamente. Y los entendidos en la materia afirman que, si China eliminara mañana el confinamiento, el Covid se extendería como un reguero de pólvora y mataría a miles de personas, sencillamente porque la población no es lo suficientemente inmune y el sistema sanitario no está preparado para el choque.
El presidente chino, Xi Jinping, afronta las mayores protestas desde Tiananmén, y tiene por delante difíciles decisiones. A esto se une la llegada de un invierno que amenaza con ser sumamente crudo.
Si China flexibiliza la política de cero-Covid para satisfacer las demandas de los manifestantes, provocará brotes mucho mayores y perderá el control del virus, lo que generará más muertes, pero por otro lado, si China contraataca y vuelve a endurecer las restricciones para detener los brotes, es probable que aumenten las protestas.
Para analistas lo que se avisora es que ambos escenarios conduzcan a un desarrollo caótico durante el invierno.