El horror que ayer se vivió en el estadio Kanjuruhan, Indonesia, se convierte de una vez en uno de los más mortíferos registrados en un escenario deportivo en cualquier lugar del mundo. Las autoridades han confirmado 125 muertos y más de 100 heridos.
El Político
Una vez más el deporte se ve envuelto en la tragedia.Por una estampida ocasionada por el uso de gas lacrimógeno para contener la multitud en el Estadio Kanjuruhan, durante un partido de fútbol.
Los disturbios estallaron tras la derrota 3-2 del equipo local, el Arema FC de la ciudad de Malang, ante el Persebaya Surabaya.
Los primeros reportes hablaban de 174 fallecidos pero las autoridades informaron que la cifra de muertos fue revisada a 125. Luego de que descubrieran que algunas de las víctimas se contaron dos veces. Más de 100 personas recibían tratamiento intensivo en ocho hospitales. Por lo menos 11 de los heridos están en estado crítico.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, declaró que se trató de “un día oscuro para todos los involucrados en el fútbol y una tragedia más allá de la comprensión”.
Por qué es importante
Si bien la FIFA no tiene control sobre los partidos nacionales, ha desaconsejado el uso de gases lacrimógenos para controlar a las multitudes y los estallidos de violencia en los estadios de fútbol.
La violencia, particularmente en los campos de fútbol, es una constante y generalmente deben tomarse previsiones para evitar esos choques.
En Europa son demasiado conocidos los “Hooligans” o fanáticos ingleses por el grado de salvajismo que generalmente exhiben en cualquier escenario.
En hispanoamérica también se han registrado percances entre las "barras bravas" de los equipos. Sin embargo la cuota de muertos no ha sido tan elevada.
El problema de la violencia entre los fanáticos de los equipos de fútbol es un fenómeno recurrente y global y cada cierto tiempo vuelve a enlutar al mundo deportivo.
A esto se suma la enorme popularidad del deporte que atrae enormes multitudes a los partidos y en muchos casos genera la sobreventa de entradas. Lo que transforma los estadios en verdaderas bombas de tiempo.
También ha recomendado que se eliminen las gradas de pie, las vallas y que imponga un control más estricto de entrada a los estadios.
Los hechos en Indonesia
Las escenas devastadoras en Indonesia estallaron después de que el anfitrión Arema FC de la ciudad de Malang de Java Oriental perdiera ante Persebaya Surabaya FC por 3-2.
La pérdida provocó que cientos de hinchas de Arema, conocidos como ‘Aremania‘, invadieran el terreno de juego lanzando botellas y otros objetos a jugadores y oficiales de fútbol.
Los fanáticos inundaron el campo del Estadio Kanjuruhan en protesta y exigieron que la gerencia de Arema explicara por qué, después de 23 años de partidos invictos en casa, este partido terminó en una derrota, dijeron testigos.
En medio de la violencia en el campo, la policía antidisturbios con porras salió inmediatamente al terreno de juego, disparando gases lacrimógenos tanto en el campo como en las gradas mientras los fanáticos se retiraban.
Imágenes desgarradoras muestran a los fanáticos escalando cercas mientras intentan escapar del humo, que no se disipó, con algunos cayendo al suelo y perdiendo el conocimiento y siendo pisoteados bajo una estampida.
Fenómeno recurrente en el Fútbol
La lista de incidentes similares arranca a principios del siglo pasado y tiene el drama de Heysel en la final de la antigua Copa de Europa como la tragedia más señalada.
Las peores tragedias en el fútbol mundial hasta ahora son:
- Estadio Luzhniki de Moscú (1982). En la ronda de dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA. El Spartak de Moscú se enfrentaba el HFC Haarlem. El Spartak mandaba por 1-0 hasta que en el minuto 90 marcó el segundo ratificando su superioridad. Sucedió el desastre. Miles de hinchas se vieron implicados en avalanchas que se saldaron con 340 muertos y más de un millar de heridos.
- Estadio Nacional de Lima (1964). En el partido de clasificación para los Juegos de Tokio. Ante 47.197 espectadores y con la Argentina mandando por 1-0, Perú empató, pero el árbitro anuló el gol de los locales. Las dos hinchadas comenzaron una pelea y la policía ante la incapacidad de frenar el conflicto lanzó gases lacrimógenos. El desastre se saldó con más de 300 fallecidos.
- Hillsborough de Sheffield (1989) El Liverpool y el Nottingham Forest se medían en las semifinales de la FA Cup. La fiebre hooligan inundaba el fútbol inglés. Miles de personas se concentraron en la puerta C del estadio y el desastre fue inevitable. La avalancha estaba servida. El saldo 96 aficionados fallecieron.
- Guatemala (1996). En el preámbulo de un partido eliminatorio para el Mundial de Francia 1998 las gradas del estadio Doroteo “Mateo” Flores estaban llenas antes del duelo Guatemala-Costa Rica, y una avalancha humana de aficionados que querían ingresar al coliseo provocó el desastre. El trágico saldo: 83 muertos, y hubo 100 heridos.
Los Primeros
- Heysel de Bruselas (1985). La final de la Copa de Europa de entre la Juve y el Liverpool. Fue la primera tragedia retransmitida en directo a todo el mundo. Estuvo marcado por el protagonismo de los hooligans y los tifosis italianos. Las peleas se saldaron con 39 muertos y unas imágenes que dieron la vuelta al mundo.
- Ibrox Park de Glasgow (1902 ). La primera tragedia llegó en un partido entre Escocia e Inglaterra Una de las gradas del estadio se vino abajo debido al aguacero de la noche anterior. El saldo fueron 25 muertos y más de medio millar de heridos.
Lo que sigue
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, expresó el domingo su conmoción por la tragedia y ordenó una investigación de los procedimientos de seguridad.
Hasta ahora la FIFA en casos similares ha optado por sanciones como juegos sin público, y, en varios países, especialmente europeos la prohibición de la entrada de los fanáticos violentos a los estadios.
La Premier League y los clubes de fútbol de todo el Reino Unido, incluidos Leeds United, Manchester City y Arsenal, rindieron homenaje a los que perdieron la vida anoche.
El doloroso récord dejado en el campo futbolístico de Indonesia, ojalá que ni siquiera intente imitarse.
Fuente: Agencias