La jueza Fabiana Palmaghini pediría en las próximas horas informes sobre la muerte violenta del ex policía Héctor Goncalvez Pereyra, a quien había sido citado a declarar en los próximos días para ampliar su declaración como testigo clave en la causa por la muerte violenta del fiscal Alberto Nisman.
Según una versión policial, Goncalvez Pereyra fue asesinado la semana pasada cerca de Luján por piratas del asfalto que quisieron asaltar el camión con ropa Lacoste que custodiaba. En fuentes policiales consultadas por Clarín llamó la atención que Goncalvez y su compañeros hayan sido emboscados por cuatro autos lo que habla de una logística importante y que luego del ataque los asaltantes no se robaron nada. La jueza Palmaghini recibió un informe de la división Asuntos Internos de la Policía Federal con los detalles del ataque contra Goncalvez, a pesar de que se había retirado de la fuerza en el 2012 y ahora decidirá qué hace.
Goncalvez Pereyra, de 50 años era el dueño de uno de los teléfonos que se activaron a la mañana del domingo 18 de enero de 2015, cuando todavía no se sabía que el fiscal de la causa AMIA estaba muerto con un tiro en la cabeza en el baño de su departamento en las torres Le Parc. Tenía una flota de teléfonos Nextel a su nombre.
El ex policía federal tenía un teléfono que se activó en la red de extrañas llamadas de ese día entre ex espía Antonio Stiuso, su mano derecha Alberto Mazzimo, el ex director de Reunión Interior de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, ex SIDE), Fernando Pocino y el entonces jefe del Ejército, general César Milani. En el informe llama la atención un Nextel a nombre de Osvaldo Goncalvez Pereira, quien trabaja como custodia por el Grupo Exxel de Juan Navarro. Mazzino habla a ese teléfono y minutos después le contesta Stiuso.
Fuentes judiciales sospechan que se trataría de un teléfono usado para triangular llamadas, una típica maniobra de espías. Las llamadas se originaron en el teléfono de uno de los custodios de Nisman, Luis Miño, quien habría sido informante de la SIDE, según una fuente judicial.
Las comunicaciones constan en un informe de la división Fraudes Bancarios de la Policía Federal que pidió la entonces fiscal Viviana Fein y que Clarín reveló en exclusiva el 28 de noviembre pasado. El mismo informe destaca que entre estos teléfonos antes no había cruces de llamadas los fines de semana.
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Esas conversaciones telefónicas fueron descubiertas gracias a que el fiscal federal Carlos Stornelli declaró en la causa que habló con Nisman horas antes de su muerte y que su celular tenía llamadas con un teléfono celular a nombre de Silvia Tomalini, la ex mujer de Pocino. Stornelli y Pocino fueron compañeros de estudios en la facultad de Derecho de la UBA y mantienen una relación de amistad.
Tirando de esa cabo es que se cruzaron los teléfonos de Stiuso, con los de Pocino y con los del ex director de Análisis de la SIDE, Mazzino, y se descubrió que el segundo tenía comunicaciones con un teléfono a nombre de la Jefatura 2 del Ejército, que usaba Milani, entre otros de jueces, ministros, legisladores y un canal de TV.
Goncalvez Pereyra tras ser baleado, junto a su compañero, el también ex policía Diego Ángel Díaz, cuando un grupo de piratas del asfalto, que se movilizaban en cuatro autos, los sorprendió a la altura del altura del kilómetro 79 del Acceso Oeste, en cercanías de Luján.
El 8 de setiembre pasado, los ex policías eran parte de un operativo de custodio a un camión Scania que llevaba ropa de la marca Lacoste, pero un grupo de ladrones tomó de rehenes a dos de los vigiladores y terminó tiroteándose con Goncalvez y Díaz. Los delincuentes lograron escapar y abandonaron el camión sin llevarse la mercadería, mientras que Goncalvez y Díaz recibieron tiros en el cuello y en la espalda, respectivamente, informó la agencia DYN. No es la primera muerte misteriosa alrededor del caso Nisman. Por un lado, en el 2013 el grupo Halcón de la policía bonaerense mató a un espía de Stiuso, el “Lauchón” Viale en un operativo antidrogas. Y luego de la muerte de Nisman, apareció el cuerpo de una mujer calcinado en la plazoleta que está frente a la torre Le Parc que, hasta ahora, no se pudo identificar.
Con información de Clarín