Steve Bannon, exasesor y pigmalión de Donald Trump, vivió el arranque de su juicio en el palacio de justicia federal E. Barrett Prettyman, de Washington.
El Político
Bannon metido a incendiario altavoz de la derecha radical estadounidense con un exitoso podcast llamado War Room, está acusado de dos delitos de desacato, por negarse hace 10 meses a declarar ante el comité del Congreso que investiga el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021.
En el último minuto anunció hace un par de semanas que había cambiado de idea, porque Donald Trump le había dado por fin permiso, y dijo que estaba listo para presentarse ante los nueve miembros de la Cámara de Representantes que este jueves tienen previsto celebrar su octava (y, de momento, última) sesión, reportó El País.
Juicio contra Steve Bannon
El lunes se fue en seleccionar al jurado, asunto espinoso en este caso. La defensa desplegó ahí la primera de sus tácticas diseñadas para torpedear el proceso. Había 60 ciudadanos convocados; y la cosa quedó en 22 al final de la jornada. Quedó para el día siguiente reducir la nómina a 12.
La defensa trató de descartar a cualquiera que hubiera seguido las sesiones de la comisión del 6 de enero: dado que Washington es una ciudad volcada con la política, y sus habitantes la siguen con la pasión que en otros lugares se dedica al deporte o a la música pop, es casi imposible dar con alguien virgen en lo tocante a las conclusiones de la investigación parlamentaria.
También les preguntaron si piensan que esa comisión es un organismo guiado por el partidismo. Y ahí la respuesta también tiene trampa: si siete de sus miembros son demócratas, frente a solo dos republicanos, se debe a que el partido conservador trató de boicotear la formación de una comisión cuando se planteó la necesidad de una investigación sobre aquellos hechos en el seno del Capitolio.
Nuevos obstáculos de los abogados de Bannon
El martes, los abogados del hombre que manejó los hilos de la Administración de Trump durante sus primeros seis meses probaron a poner nuevos obstáculos en el camino del juez, con una impugnación de las cartas intercambiadas por Bannon y Thompson cuando llegó la citación para que aquel hablara de lo que sucedió el 5 de enero en el Willard, un refinado hotel a dos calles de La Casa Blanca.
La comisión maneja registros telefónicos que sugieren que Bannon habló por teléfono con el aún presidente al menos dos veces el día anterior al ataque. Después de la primera de las dos conversaciones, Bannon dijo: “mañana se desatará el infierno”, en referencia a lo que podía pasar (y acabó pasando) el 6 de enero.
Thompson y los suyos están en consecuencia interesados en saber si aquel día en el Willard se dedicaron a planificar una insurrección que dejó más de 140 agentes heridos, mientras Trump lo contemplaba todo por el televisor del Despacho Oval sin hacer nada por detener a sus simpatizantes.