Esta guerra se empantanó. Esta frase, ya es de uso común al hablar de la invasión de la Federación Rusia a Ucrania; invasión que cumplió 100 días y que está devorando los recursos de ambos países.
El Político
La guerra, además, está acabando con la economía global, más que la pandemia´y ha llegado a un demoledor punto muerto
Un reportaje de The Wall Street Journal publicado en el diario argentino La Nación, confirma que a 100 días de su inicio, la guerra de Rusia en Ucrania se ha convertido en un lodazal de sangre sin final a la vista, que causa devastación en Ucrania y costos a largo plazo en el resto del mundo.
Guerra impredecible
El mayor conflicto bélico entre Estados europeos desde la Segunda Guerra Mundial ha sufrido vaivenes y vuelcos de fortuna que son un recordatorio del carácter impredecible de toda guerra.
El entusiasmo de los ucranianos por el fracaso de la guerra relámpago de Rusia se fue apagando a medida que las fuerzas del Kremlin concentraron su poder de fuego en una avanzada más pequeña y desgastante.
Este viernes, detrás de las descargas de artillería pesada, las fuerzas rusas siguieron avanzando en la región del Donbass, donde ya venían ganando terreno y obligando a huir hacia el oeste a decenas de miles de civiles ucranianos.
El presidente Volodimir Zelensky se refirió a los 100 días de guerra en un mensaje sombrío, pero desafiante.
“Las fuerzas armadas de Ucrania siguen aquí. Y lo que es más importante aún, nuestro pueblo, el pueblo de nuestra nación, sigue aquí. Ya hace 100 días que venimos defendiendo nuestro país. ¡La victoria será nuestra! ¡Gloria a Ucrania!”
Muchos gobiernos de Occidente temen que la guerra ingrese en un demoledor punto muerto, con el presidente ruso Vladimir Putin y los defensores de Ucrania trabados en una lucha que ambos consideran de vida o muerte.
Millones de muertos y desplazados
Unos 6,9 millones de ucranianos abandonaron el país desde el inicio de la guerra, según Naciones Unidas, de los cuales solo Polonia recibió a más de 3,7 millones, aunque algunos ya están volviendo a Ucrania.
Pero millones de ucranianos más han sido desplazados dentro de su propio país por el avance de los rusos.
La invasión dejó devastadas las ciudades del este, incluida Mariupol, donde murieron más de 22.000 residentes durante el sitio de las fuerzas rusas, según las autoridades locales.
Investigadores ucranianos e internacionales están reuniendo evidencia de posibles crímenes de guerra en áreas donde las tropas rusas mataron y abusaron de los civiles.
El gobierno de Kiev acusa a Moscú de la deportación forzada de miles de ucranianos a Rusia, incluidos muchos niños.
Zelensky dijo el jueves que Rusia ya controla el 20% del territorio de su país.
Economía destrozada
El problema para Kiev y para los gobiernos de Europa Occidental que proponen un alto el fuego es que Rusia se ha apoderado de gran parte del corazón industrial del este de Ucrania y de las vastas llanuras fértiles de tierra cultivable, mientras que al mismo tiempo mantiene bloqueado el acceso de Ucrania al mar, indispensable para el despacho de sus exportaciones.
Eso amenaza con dejar a Ucrania convertida en un Estado prácticamente inviable, que sobrevive gracias a las donaciones de Occidente.
Según las autoridades de Kiev, Ucrania necesita aproximadamente 5.000 millones de dólares mensuales para cubrir los servicios públicos esenciales y mantener su maltrecha economía en funcionamiento, además de ayuda humanitaria y armamentística adicional.
Por su lado, este año Rusia enfrenta una profunda recesión, fruto de las sanciones occidentales y de la erosión de larga data de su potencial económico.
Salvo que se produzca un colapso inesperado de alguno de los bandos, se avecina una guerra de desgaste capaz de devorar sistemáticamente los recursos de ambos países.
Hay demasiado en juego como para que Ucrania o Rusia den un paso atrás.
La guerra también amenaza dos pilares históricos del orden global actual: que ningún territorio no puede ser anexado por la fuerza, y que los mares son libres para los barcos de todas las nacionalidades.
Esta guerra ha empobrecido al mundo. Al impulsar el precio de alimentos y energía, el conflicto termina de complicar la ya de por sí traumática recuperación mundial de la pandemia de Covid-19.
La interrupción de las cadenas de suministro de energía y alimentos establecidas hace décadas obliga a gran parte del mundo a encarar una prolongada y costosa adaptación de su economía.
“Los tiempos de energía barata a partir de combustibles fósiles ha terminado”, dijo recientemente el ministro de Economía alemán, Robert Habeck.
El expansionismo de Rusia ha encolumnado políticamente a los países avanzados del mundo, pero también ha expuesto diferencias de intereses y puntos de vista entre Occidente y el hemisferio sur del planeta.
Como la victoria absoluta de Ucrania no está en el horizonte, la Casa Blanca ahora recalca que su objetivo es que el gobierno de Kiev quede en la mejor posición posible para una eventual negociación con Moscú.
“De una forma u otra, la mayoría de estas cosas terminan diplomáticamente”, dijo el miércoles el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken.
“Por desgracia, en este momento Rusia no da muestras de querer involucrarse seriamente en negociaciones diplomáticas.”