Ya es casi un consenso universal que el juicio del presidente ruso Vladimir Putin sobre invadir Ucrania fue errado en términos estratégicos. No hubo victoria relámpago y parece descartado que Moscú tome el control de todo el territorio de su vecino.
Alejandro Armas/El Político
Algunos especialistas lo ven como uno de los peores desastres geopolíticos que gobierno alguno haya tomado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Quizá sea una afirmación apresurada, pero que las cosas no marchan como el Kremlin esperaba es algo que ya nadie discute. Si antes era descabellado afirmar que Ucrania podía ganar este conflicto, hoy es un escenario que se ha colado entre los dignos de discusión.
¿Qué posibilidades tienen los ucranianos de una victoria total? Veamos.
La mutilación a cambio de la paz
Lo primero que hay que decir para entender qué pudiera entenderse por un "triunfo ucraniano" es que la guerra no comenzó hace tres meses, sino hace ocho años. En 2014, Rusia arrebató a Ucrania la Península de Crimea en una acción armada pero sin violencia. En paralelo estalló un movimiento separatista pro Rusia en dos provincias del oriente de Ucrania, en la región conocida como el "Donbas".
En el último mes y medio de guerra, Rusia se ha concentrado en consolidar su control sobre este territorio y algunas zonas cercanas. Es una etapa de enfrentamientos intensos, pero de avances muy lentos, con combates pueblo por pueblo.
Luego de sitiarla por meses, las fuerzas rusas finalmente tomaron pleno dominio de la ciudad portuaria de Mariupol, que no es parte del Donbas y que Kiev había controlado hasta el comienzo de la invasión. Así que Rusia sí ha tenido unas modestas ganancias territoriales.
Cabe suponer que el costo para un fin pronto del conflicto sería que Ucrania acepte tal pérdida, y la de todo lo que las tropas invasoras lleguen a capturar. Moscú pudiera entonces anexionarlo o imponerle gobiernos títeres "independientes". De manera que Ucrania está ahora entre un conflicto prolongado que siga drenando su economía, más pequeña que la rusa, o la mutilación de una parte de su territorio. A esta segunda posibilidad difícilmente se le puede considerar un gran triunfo.
De Pirro a Putin
Nada de lo anterior quiere decir que es entonces Rusia la que está quedando como gran ganadora. Su ofensiva contra Kiev fue un fracaso total. De haber tomado la capital, el resto del país pudo haber caído a sus pies más fácilmente. No conforme con ello, Ucrania recuperó también la región en torno a Jarkiv, su segunda mayor ciudad, que los rusos atacaron duramente.
Asimismo, Rusia ha tenido varias pérdidas humanas y materiales humillantes ante el enemigo. La lista incluye a varios generales y el barco más destacado de su flota en el Mar Negro.
Mientras tanto, la guerra alentó a Finlandia y Suecia a deponer su neutralidad militar y a buscar el ingreso a la Organización del Atlántico Norte (OTAN) lo más pronto posible. La expansión de la OTAN es algo que el Kremlin a tratado sistemáticamente de prevenir.
La expresión "victoria pírrica" viene de Pirro, monarca del reino del Epiro en la antigua Grecia. Se enfrentó a la República Romana, entonces en plena expansión, en el sur de Italia. Y aunque derrotó en el campo de batalla a las fuerzas latinas, el triunfo fue tan costoso que no pudo aprovecharlo, y al poco tiempo Roma lo derrotó. Putin tal vez le sigue los pasos, más de dos milenios después.